Todos mienten

 

Hoy, en el capítulo de series vapuleadas o, en el mejor de los casos, olvidadas por la crítica, Todos mienten. No llega ni al aprobado raspado en Filmaffinity, pero yo la he disfrutado. Claro que no es una obra maestra, ni reinventa el género ni es una serie extraordinaria sin defectos, pero me ha resultado entretenida y creo que sabe mantener la intriga hasta el final. La serie, creada por Pau Freixas y producida y emitida por Movistar, es irregular, pero sus virtudes, que las tiene, terminan imponiéndose. No es tan redonda como Sé quién eres, otro trhiller del mismo autor emitido en 2017 en Telecinco, pero sabe jugar con los mismos elementos: intrigas, mentiras, secretos inconfesables, engaños... 
Uno de los puntos fuertes de la serie es su elenco. Aunque es cierto que no todos sus intérpretes rinden al mismo nivel, y hay incluso alguna que otra sobreactuación que juega en contra de la serie, el elenco es muy notable. Entre otros, Natalia Verbeke, Irene Arcos, Leonardo Sbaraglia, Ernesto Alterio, Miren Ibarguren, Juan Diego Botto, Eva Santolaria, Amaia Salamanca o Jorge Bosch. También el joven Lucas Nabor, a quien no había visto actuar nunca y que aquí firma un muy buen papel. 

¿De qué va Todos mienten? La serie está ambientada en Belmonte, una ficticia urbanización de gente bien, sin apuros para llegar a fin de mes y con amplios jardones con piscinas en sus grandísimas casas. Todos muy bien situados y aparentemente felices. Pero, claro, no todo es lo que parece. Nada lo es. Un sitio de esos en los que se imponen las apariencias, en los que se viven más para el qué dirán que para lo que uno siente y quiere de verdad. Esa sólo supuesta tranquilidad en la urbanización se verá trastocada de golpe cuando se publica un vídeo de contenido sexual en el que aparecen Macarena (Irene Arcos), que es profesora del instituto, e Iván (Lucas Nabor), que es su alumno y, además, hijo de una de las mejores amigas de Macarena

La historia transcurre en dos tiempos. De un lado, el presente narrativo, que se sitúa en la noche en la que aparece el cuerpo de Iván. Del otro, el pasado reciente, sólo tres días antes de este fatal desenlace, cuando aparece el vídeo en las redes y causa conmoción. Con constantes saltos temporales, poco a poco vamos conociendo a los distintos personajes y, como manda la tradición en el género, descubrimos así los secretos de todos ellos, que van llevando al espectador a sospechar de muchos de los personajes, todos ellos, con alguna razón para poder ser el asesino

La serie, que a pesar de lo que narra tiene muchos momentos de humor, y que cuenta, por cierto, con una gran banda sonora que incluye canciones clásicas españolas de los 60 o por ahí, está plagada de personajes a cual más excéntrico. Hay tipos torpes, patosos. Otros manipuladores y egoístas. Personajes con secretos que se irán desvelando a medida que avanza la trama. Matrimonios rotos que se mantienen sólo por el qué dirán. Gente confundida. Delirios. Personas con problemas del primer mundo, eternamente insatisfechos. Creo que, a pesar de esas malas críticas de las que hablaba al principio y de alguna que otra sobreactuación, la serie convencerá a los amantes del género. Son seis capítulos que se ven con avidez. 

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