Parot

 

Parot, la serie de Pilar Nadal, Rafa Montesinos y Gustavo Ron producida por Amazon, podría llamarse de otra forma sin ningún problema. Es más, la serie termina siendo algo muy diferente a lo que parece en un principio. Quizá es demasiado ambiciosa, abre demasiadas puertas, toca demasiados palos. El nombre de la serie se explica porque su trama se centra en la decisión de la justicia europea de echar abajo la doctrina Parot, lo que provocó que terroristas y criminales de la peor calaña a las que se aplicó esta doctrina salieran de la cárcel antes de lo previsto. En la serie, los presos que son excarcelados por esta decisión judicial empiezan a ser asesinados, o cabría decir, ajusticiados, por un asesino que recrea los crímenes por los que fueron condenados esos criminales y que deja en la lugar del asesinato la tarjeta: "sentencia cumplida". 


El punto de partida es muy sugerente. Eso sí, creo que es importante dejar a un lado las cuestiones políticas y las lecturas demagógicas del caso en cuestión, porque si se anuló la doctrina Parot fue porque la justicia decidió que se retorció la ley para que determinados presos estuvieran más tiempo en prisión de lo que contemplaba entonces el Código Penal. Hubo polémica en su día, claro, pero si somos un Estado de derecho es porque cumplimos las leyes y las sentencias judiciales. Pero, insisto, más allá del debate o de la controversia política, la puesta en libertad forzada de criminales sangrientos antes de lo previsto tiene una fuerza dramática y una intensidad incuestionable. Sin duda, puede dar pie a una serie, hay material de sobra detrás.

Pero, ya digo, la serie termina siendo algo diferente a lo que cabría esperar en un primer momento. La trama de investigación del asesino de los asesinos, del que se toma la justicia por su mano y se dedica a matar a los criminales excarcelados, pasa a un segundo plano. Si alguien espera una trama de investigación en la que se van encontrando pistas aquí y allá y todo gira en torno a esas pesquisas, probablemente quedará decepcionado. Sin embargo, la trama realmente central es otra, la que protagonizan la policía Isabel Mora (Adriana Ugarte), a cargo de esta investigación, y quien fue su violador, también excarcelado por la anulación de la doctrina Parot, a quien da vida Ivan Massagué, que crea un personaje terrorífico, un psicópata que dedica su inteligencia para el mal. Es una historia de venganza, un trhiller psicológico angustioso, por momentos. 

La serie se pasa a veces de frenada. Hay alguna que otra incongruencia, situaciones poco creíbles, pero si se dejan a un lado, la trama resulta muy entretenida, está bien creada y se reserva sorpresas y giros de guión hasta el final. Contribuyen a ello el personaje de la madre de la policía, una psiquiatra a la que interpreta Blanco Portillo con su acreditada solvencia. Será un personaje clave, porque hizo entrevistas en prisión con otro de los criminales excarcelados. Además, la serie le hace un traje, y bien hecho está, aunque a ratos se pasa un poco y es algo caricaturesco, de cierto periodismo sensacionalista, encarnado por una periodista televisiva sin escrúpulos a la que da vida Patricia Vico

El momento reciente de la historia de España en el que se centra la serie termina siendo sólo el telón de fondo de la trama, que podría haberse desarrollado de igual forma sin tener en cuenta la anulación de la doctrina Parot, ya digo. Es el pretexto para la historia, una historia sobre la justicia, la ley y la venganza, un trhiller emocionante, con luces y sombras, pero realmente trepidante y con no pocos méritos. 

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