Más fuertes que el volcán


Más fuertes que el volcán, el concierto organizado anoche por RTVE para apoyar a La Palma es elogiable por muchas razones. Para empezar, claro, por su propósito de echar una mano a las personas que han perdido sus casas o sus medios de vida en la isla canaria como consecuencia de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, que estuvo más de tres meses echando lava y llevándose por delante las ilusiones y esperanzas de mucha gente. El concierto era solidario, por lo que el dinero recaudado por las entradas se destina al Cabildo de La Palma, pero además se habilitó un bizum y una cuenta bancaria a la que se pueden hacer donaciones. Un ejemplo de servicio público. 

El concierto de anoche demuestra lo que debe ser la radiotelevisión pública. Su apoyo a la cultura es incuestionable. Ninguna otra cadena ofrece tanta información cultural ni tiene tantos espacios dedicados a la materia como ella, sobre todo, en La 2, pero también en sus radios, como RNE, Radio Clásica o Radio 3. Ningún informativo televisivo dedica tanto espacio a la cultura como lo de La 1. Pero hace bien RTVE en ser aún más decidida y valiente en esa apuesta por la cultura, en intentar convertirlo de forma todavía más contundente en su sello de identidad, en dar un paso adelante. Ésa es la misión de Ignacio Elguero, un veterano de la casa, al que muchos tenemos un especial cariño por ser uno de los creadores de La estación azul, el programa de libros de RNE, quien hace unos meses fue nombrado director de Educación, Diversidad Cultural e Internacional de RTVE.

En unas declaraciones a ABC contó Elguero hace unos meses que “la cultura no tiene que pedir ni perdón ni permiso para estar en la parrilla y en los informativos. Es una prioridad de la actual dirección”. También dijo en esa entrevista que el nuevo equipo directivo de RTVE quiere que la corporación sea el referente indiscutible de la apuesta cultural de los medios comunicación en España y, entre los proyectos que se planteaba, estaba la creación de nuevos programas y aumentar la presencia de la música en los medios públicos. El concierto de ayer, además de tener un loable fin solidario, nos permitió a los espectadores disfrutar de algo infrecuente en la tele últimamente, más de tres horas de música en directo. 

Fue un concierto en el que RTVE demostró de lo que es capaz. Se critica con frecuencia a la corporación, en ocasiones con mucha razón, pero creo que es muy digna de elogio esta apuesta decidida por la cultura, lo que pasa también por la organización de conciertos como el de ayer. Lógicamente, el concierto tuvo forma de gala televisiva, porque fue emitida por La 1 y La 2. Presentada por Jacob Petrus y Ana Ibáñez desde el Wizink Center de Madrid, y con Roberto Herrera en el segundo escenario montado en La Palma, los espacios entre las distintas actuaciones de los artistas participantes en el concierto se llenaron con conexiones con afectados por la erupción de La Palma, entrevistas entre bastidores a las puertas de los camerinos del Palacio o la participación de periodistas de otras cadenas de radio de la competencia (Cadena 100, Los 40 y Europa FM) a los que RTVE invitó a participar. Otro buen detalle. 

Fue un concierto estupendo, que muchos celebramos además especialmente porque, por culpa del Covid-19, no hemos recuperado, ni por asomo, el ritmo de conciertos del que disfrutamos antes de esta pesadilla pandémica. Personalmente, muy pocas cosas me hacen trasnochar. Un buen concierto ha sido siempre una de ellas y lo de ayer lo fue. Comenzó con La fuerza de un volcán, la canción compuesta por Kiko Veneno para la ocasión, un canto a la solidaridad, y concluyó más de tres horas después con A la caldera, interpretada desde La Palma por Luis Morera, con el baile arrollador y poderoso de Sara Baras en Madrid. Entre medias, más de una veintena de artistas de distintos géneros musicales. 

Me gusto especialmente la sentida interpretación de la estupenda Guerrera, de la palmera Valeria Castro. Fuel Fandango y Alba Reche interpretaron dos temas, Los cuerpos y la maravillosa Huracán de flores. Uno de los grandes momentos de la noche fue cuando Joan Manuel Serrat salió al escenario entre aplausos y compartió Cantares. Estamos en el año de la despedida de los escenarios del autor de Mediterráneo y de tantas canciones inmortales. Dice mucho de él que comience un año tan especial formando parte de un concierto solidario como este. El público se rindió también a los pies del incombustible Raphael, que interpretó Gracias a la vida

Fue muy apropiada la selección de Coque Malla, que eligió Berlín. En su letra escuchamos eso de “hoy voy a empezar a construir la casa donde estaré para toda la vida”). Y también, a su manera, Fangoria, con Momentismo absoluto, el enésimo himno a la alegría de vivir y al carpe diem de Alaska: “al futuro lo he dejado atrás”. 

Aunque no es exactamente de mi devoción, fue emocionante la interpretación de Virgen de las Nieves por parte de Melendi en el escenario de La Palma, un tema compuesto expresamente por el cantante asturiano para ayudar a La Palma. El canario Pedro Guerra interpretó su tema Siete puertas, en otro de los grandes momentos de un concierto que también contó, entre otros, con la energía electrizante de Miss Caffeina y su Mira cómo vuelo; el himno pagano Meiuqër, de Izal, y al gran Miguel Ríos con el Himno a la alegría. Mucha buena música, en fin, reunida por una buena causa promovida por RTVE. 

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