Hoy empieza todo

 

Una de las muchas cosas que me gustan del cine francés es su interés por la educación Son innumerables las películas que en los últimos años han abordado esta cuestión, trascendental para cualquier sociedad que piense mínimamente en su futuro. Hoy empieza todo, de Bertrand Tavernier, que se puede ver en Filmin, es una de las películas sobre la educación que más me ha conmovido. Estrenada en 1999, la película trasciende aquella época concreta y también del país en el que está ambientada. Es un canto de amor a la educación y a la entrega de quienes, mucho más allá de lo que exige un puesto de trabajo, se desviven por los pequeños. Una historia social, dura y conmovedora, que pone el acento en la soledad de los maestros, en la falta de recursos de la educación, en lo vital que es para cualquier sociedad que se mime la educación. Temas todos ellos de plena actualidad. 

El protagonista del filme, Daniel Lefebvre (Philippe Torreton), es el director de una escuela en un barrio marginal. Se pelea a diario con el ministerio de Educación, pidiendo más recursos. La asistencia social llega tarde a las familias más vulnerables, los grifos gotean, la cerradura parece de juguete, hay demasiados alumnos por aula y un ambiente, en fin, de dejadez, de absoluta indiferencia, de tremenda injusticia. Pese a todo, él no se rinde, se vuelca con cada alumno, se implica con la vida de todos y cada uno de ellos. Es admirable esa vocación, que es la de tantas otras personas que se dedican a la docencia, las que entienden que su trabajo no es un trabajo más, aunque la sociedad no los reconozca como deban, aunque a los políticos no les importe nada la educación. A pesar de todo, cada día, miles de maestras y maestros se vuelcan con sus alumnos y se implican con ellos y sus realidades. 

El panorama reflejado por la película es demasiado realista, tristemente, lo que muestra es algo que se puede encontrar en muchos colegios de zonas desfavorecidas, en Francia y en tantos otros países. Desde luego, también en España. Una de las familias con una situación más crítica lleva meses sin electricidad en casa, porque no puede pagar la factura (¿nos suena de algo?) y otra de ellas no puede pagar 30 francos por las actividades extraescolares, sencillamente porque necesita ese dinero para comprar leche y galletas, que es con lo que alimenta a sus hijos. En un momento del filme le dicen que esa cantidad de dinero es ridícula, que cómo es posible que no puedan pagarla, en un argumento que se parece a aquel de quienes critican la subida del salario mínimo en España, por ejemplo, porque, total, a dónde van 12 o 15 euros. 

La película acierta al abordar de forma directa, pero sin caer en estereotipos ni en el morbo sensacionalista de mostrar imágenes duras, la realidad de tantas familias vulnerables y cómo el director y el resto de profesoras (todas ellas son mujeres) se entregan a esos niños. Aparecen problemas como los abusos infantiles, el alcoholismo y la delincuencia, pero siempre queda una cierta esperanza de fondo, la convicción de que vale la pena esforzarse y luchar por la educación de esos menores, aunque el propio sistema se olvide de ellos, aunque parezca que a nadie les importa lo que les sucede. El filme apela directamente al espectador, le recuerda que esto de lo que casi no se habla en los medios, por lo que casi nadie decide su voto en unas elecciones, la educación y la igualdad de oportunidades, es trascendental y sí debe importarnos a todos

Hay momentos del filme en el que cuesta contener las lágrimas, pero tampoco se recrea en el sentimentalismo. La narración adopta el tono justo, con momentos para la risa incluso, y grandes instantes de ternura. Es una de esas películas que remueven porque hablan de lo que de verdad importa, porque son pedacitos de vida, porque sabemos que cuentan la verdad a través de una mentira, de una ficción, sí, pero perfectamente verosímil. Es una película que homenajea a tantos y tantos docentes que, con todo en contra, saben que su función es la más importante que alguien puede desempeñar en una sociedad. Un filme delicioso sobre el papel transformador de la educación. 

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