La mujer del espía

 

Tras ver La mujer del espía, de Kiyoshi Kurosawa, me acordé del comienzo de Corazón tan blanco, la novela de Javier Marías: "no he querido saber, pero he sabido..." La protagonista del filme, la mujer del espía a la que alude el título, se entera de algo que no habría querido saber, pero que sabe, y ante lo que no puede mirar hacia otro lado. Es algo demasiado monstruoso y demasiado importante, para su país y para su familia, como para dejarlo pasar. La película es una cinta de espías, pero más que eso, es un filme sobre la traición, la lealtad, el compromiso y la sinrazón del nacionalismo y de la guerra. 
La historia está ambientada en los meses previos al estallido de la II Guerra Mundial. El fanatismo nacionalista invade Japón, con leyes que obligan a vestir de determinada manera y que castigan o dificultan mucho las relaciones comerciales con países que se consideran enemigos. En este contexto, Yusaku (Issey Takahashi), que es director de una empresa comercial en Kobe descubre de forma casual un terrible secreto de estado. ¿Es ético guardar silencio sobre algo espantoso que hace tu país? ¿Es antipatriótico denunciarlo? Su esposa, Satoko (Yu Aoi), conoce ese secreto y tendrá que decidir cómo actuar y cómo compaginar sus lealtades. 

La trama, construida sobre traiciones y medias verdades, se reserva algún giro de guión y consigue mantener el interés hasta el final. Impresiona la forma en la que se reconstruye aquel tiempo y el riesgo del fanatismo y el identitarismo, la ceguera de quienes piensan que todo es justificable si se hace en nombre de un país, envuelto en una bandera. También el impacto terrible de la política en las vidas de personas normales que no viven de la política, pero cuyas vidas sí están en manos de quienes hacen al política y construyen determinados discursos. 

La película aborda una cuestión que es tabú en Japón, lo cual tiene un valor añadido. El filme es la enésima demostración de que, con frecuencia, la mejor forma de contar la Historia, con mayúsculas, es a través de historias personales que se ven alteradas por aquella. Unas grandes interpretaciones, sobrias, perfectas, y un sólido guión hacen el resto para convertir esta película, que es la primera que he visto en una sala de cine en un año, sea más que recomendable. 

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