Cléo de 5 a 7

 

Una obra clásica es aquella que nunca deja de ser moderna. Cléo de 5 a 7, de Agnès Vargas, una de las figuras de referencia de la Nouvelle Vague, fue rodada en 1952 y sigue siendo extraordinariamente moderna. La propia estructura del filme es moderna, ya que recoge, casi en tiempo real, una tarde de nervios y sufrimiento de Cléo, una cantante famosa que espera con temor el resultado de una prueba médica. La película está dividida en capítulos por tramos horarios. Dos horas concentradas en 90 minutos de película, tiempo suficiente para que la protagonista cambie su forma de ver la vida.


También es muy moderna la forma en la que está rodada la película. En algún momento la actriz mira directamente a cámara, y hay escenas maravillosas, llenas de vida y jolgorio, en las que la cámara sigue a la protagonista por las calles de París. La música está perfectamente integrada en la historia y, en realidad, lo que le sucede a Cléo no es distinto de una situación similar que todos hemos podido vivir en primera persona. Ese instante en el que recordamos de pronto, como escuchamos en la película, que ·cuando tenemos salud, lo tenemos todo", y también constatamos lo que ya sabíamos, pero no queríamos saber, que tendemos a darle vueltas a minucias, cuando lo importante de verdad es otra cosa. 

Cléo, muy insegura, quiere fama y sentirse amada. Mejor dicho, lo necesita. Por su amante, que le dedica muy poco tiempo, el que le deja su trabajo (prioridades de la vida), pero también por sus músicos, su asistenta, que la acompaña al comienzo del filme, y el público en general. En una de las más conmovedoras escenas del filme, la protagonista entra en el Café Le Dôme, espacio de encuentro de artistas y bohemios, y pone en un tocadiscos una de sus canciones, para ver la reacción de la gente, con la esperanza de sentir que la conocen y admiran. 

La película muestra un París que ya no existe, sin semáforos por las calles, con un bullicio lleno de vida en los cafés, las tiendas y las calles. Cléo tiene varios encuentros casuales en estas dos horas, de cinco a siete de la tarde, de un día especial, el del solsticio de verano. Pide opinión a una vidente, charla con su secretaria, muy supersticiosa, y con el dueño de un café, después entabla conversación con una taxista muy peculiar. También tiene un ensayo, acude a un taller de escultura donde se encuentra con una amiga y, finalmente, conoce a un desconocido, un soldado, en el parque Montsouris. Él, enamorado de la vida y de las pequeñas cosas, ayudará a Cléo a extraer una lección importante de esta tarde de angustiosa espera. 

La película, en fin, es una historia mínima, apenas sin trama, pero deslumbrante y llena de verdad en cada plano. Por primera vez, Cléo se siente vulnerable, pasea por las calles, monta en autobús, entra en cafés, y constata que el mundo sigue. De pronto, todo, las miradas de la gente por la calle, cada pequeño detalle, es distinto a sus ojos. Ella teme sufrir y, así, ya está sufriendo por ese temor. Cléo de 5 a 7, que se puede ver, dónde si no, en Filmin, es un clásico, es decir, una película extraordinariamente moderna. 

Comentarios