Al comienzo de Las Sinsombrero, el documental de Tània Balló, Manuel Jiménez Núñez y Serrana Torres sobre las mujeres de la generación del 27 que puede verse en Filmin, vemos a un profesor explicando a sus alumnos que la historia de la literatura que aparece en los libros de texto no es exactamente toda la historia. Les cuenta, por ejemplo, que en el libro de su curso aparecen más de 200 escritores y apenas cuatro escritoras. Naturalmente, el canon establecido tiene no pocos sesgos, pero uno de los más evidentes es el olvido al que se condenó a ellas, a las autoras que crearon a la vez que lo hicieron sus compañeros hombres. Según se explica en el documental, todos los autores de la generación del 27 fueron maltratados por el franquismo, pero en el caso de ellas a su condición de progresistas, es decir, apestadas para la dictadura franquista, se sumaba su condición de mujeres.
El documental es muy interesante por cómo acerca la historia de las Sinsombrero, esas mujeres valientes y talentosas que sí se sentían parte de la misma generación de Lorca, Altolaguirre, Cernuda o Guillén, porque lo eran, pero que en buena medida fueron olvidadas por la historia. Como dice ese profesor a sus alumnos al comienzo de la historia, esas autoras forman parte de los puntos ciegos de la historia de la literatura.
Es apasionante lo que se cuenta de esas mujeres y es terrible constatar que, en efecto, uno no estudió a ninguna de ellas en el instituto, hasta el punto de que no había oído hablar de alguna de esas autoras. Es muy interesante, por ejemplo, escuchar las reflexiones y los recuerdos de aquella época de Concha Méndez. De su historia, por ejemplo, es muy interesante su viaje a Buenos Aires, en busca de libertad. Una de las historias más impresionantes de las que se cuentan en el documental es la de Marga Gil-Roésset, ilustradora y escultura que comenzó a crear cuando era niña y que se suicidó con 20 años. El último día de su vida destruyó la mayoría de su obra.
Josefina De la Torre, poeta y actriz, no se fue al exilio, igual que la mayoría de sus compañeras, pero también sufrió mucho al permanecer prácticamente sola en una España en blanco y negro, de cuyo cine ella fue su gran estrella. Por supuesto, aparece también la pintora Maruja Mallo, de la que escuchamos también algunas declaraciones en entrevistas. Un familiar suyo recuerda cómo Mallo les contaba, al regresar del exilio, que en España ya apenas nadie la conocía.
Ernestina de Champourcín, una republicana en una familia aristocrática que terminó en el Opus Dei; Rosa Chacel, María Zambrano, filosofía defensora del vitalismo, de la filosofía como forma de vivir, y María Teresa León, quien fue secretaria de la Alianza de Escritores Antifascistas, son otras de las protagonistas del documental. Las Sinsombrero fueron menospreciadas de forma injusta y condenadas al olvido en el franquismo, pero también fueron lo suficientemente reconocidas por sus compañeros hombres de la generación. Es muy revelador que en la primera edición de la antología poética de Gerardo Diego no apareciera ninguna mujer. En la siguiente incluyó dos, haciendo un exceso.
Las Sinsombrero, que por lo que veo cuenta con dos nuevas ediciones que tendré que buscar, hace un necesario ejercicio de memoria. Un homenaje a una generación de mujeres que, como se dice de María Zambrano, pagó muy caro el sueño ("el delirio", dijo la filósofa) de una España libre y progresista.
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