The Florida Project

 

Al principio de la pandemia, muy al principio, algunos pensamos que esta situación nos igualaría de algún modo a todos, porque todos estamos afectados por esta alarma mundial, más allá de las condiciones sociales o económicas de cada cual. Evidentemente, no ha sido así en absoluto. No fue igual pasar el confinamiento de la pasada primavera en un pisito estrecho que en un amplio chalet con jardín y hay multitud de estudios que demuestran que ha habido más contagios en las zonas donde las personas tienen peores condiciones de vida, porque vive más gente más apretujada, porque es más difícil seguir allí las cuarentenas, porque no tienen los mismos recursos para comprar mascarillas, porque en esos lugares se utiliza más el transporte público... Por multitud de razones. The Florida Project no tiene nada que ver con el coronavirus, se estrenó en 2017, pero sí mucho con las desigualdades y con esa parte de la sociedad olvidada por todos, sin recursos, sin esperanzas, sin escapatoria posible
La película de Sean Baker, que se puede ver en Amazon Prime Video, refleja un enorme contraste que simboliza bien las desigualdades de nuestra sociedad, agravadas con la crisis financiera de 2008 y ahora con la del coronavirus. La protagonista del filme es una niña de seis años que vive en un motel modesto, por decirlo de forma suave, junto a su madre, que no tiene empleo y paga el alquiler a duras penas, con trabajos precarios y, en la mayoría de los casos, ilegales, mientras la niña se pasa el día haciendo trastadas y entreteniéndose en lo que puede. Ese motel está situado a las afueras de Disneyworld, ese gran mundo de fantasía que recibe a muchos turistas adinerados cada día. 

Es muy impactante ver cómo muchas personas viven en condiciones lamentables, subsistiendo como pueden, justo al lado de ese templo del consumismo y de la fantasía que es Disneyworld. La niña ve despegar los helicópteros de los turistas que ven los parques desde el aire, a los que hace la peineta, y de noche escuchan los fuegos artificiales del parque. Impresiona la cercanía de ambas realidades, dos mundos totalmente distintos, tan próximos físicamente como distanciados en el fondo. 

En las últimas elecciones estadounidenses, cuando en Europa nos preguntábamos cómo puede ser que haya personas que voten a un tipo como Trump, leímos y vimos reportajes sobre lo que se conoce despectivamente como white trash, literamente, basura blanca, que es como se describe en Estados Unidos a personas blancas de bajo poder adquisitivo, olvidados por la sociedad y el Estado, que viven en los márgenes, a quien ningún político apela en campaña electoral, para los que nadie hace nada. En cierta forma, parte de la base electoral de Trump está ahí, en esas personas que se sienten perdedoras de la globalización, sin empleo ni expectativa alguna de mejorar su vida, personas que no valen nada para la sociedad, despojos humanos, basura. Algo de eso hay en esta película, que muestra esa otra cara de Estados Unidos, la menos amable, la de las tremendas injusticias, la de los olvidados. 

La película, ya digo, vive en el contraste. No sólo entre el motel y el parque de Disney, sino también entre el color chillón con el que está pintada la fachada del motel, y el colorido en general del filme, ambientado en el verano, muy luminoso, con la realidad oscura y terrible que refleja. Está rodada de un modo muy atractivo y hay instantes fugaces de felicidad en medio de la miseria. Acierta el filme al no juzgar a sus personajes ni pretender presentarlos como simples víctimas de la sociedad. No hay juicio ni mensaje alguno. Sólo cuenta una historia muy interesante, con suficiente peso por sí misma sin necesidad de subrayados inútiles. 

La niña protagonista, Brooklyn Prince, firma una interpretación soberbia, igual que su madre, a quien da vida Bria Vinaite, y un portentoso Willen Dafoe como el gerente del motel, en el fondo, un hombre sensible y tan vulnerable como sus huéspedes, que se pasa el día quejándose de las trastadas de la niña y su pandilla, pero que en el fondo empatiza con su situación y hace todo lo posible para ayudarlas. El elenco muestra una gran naturalidad, lo cual da una hondura mayor a The Florida Project, una película que retrata su tiempo, que es el nuestro. 

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