Ánimo, Julia


Como no sé bien por dónde empezar este artículo, lo comenzaré con una confesión un tanto vergonzosa. Hace años, unos cuantos ya, para mí Julia Otero era la periodista cuyo programa me impedía escuchar más tiempo la narración del Tour de Francia en Onda Cero. Mientras los oyentes de su programa maldecían probablemente la interrupción para escuchar a Javier Ares contando el final de cada etapa de la prueba ciclista, yo estaba en la posición contraria, me mordía las uñas deseando que le dieran ya paso. Mi primer contacto con Julia en la Onda, pues, fue un tanto accidental y hoy, ya lo digo, lo recuerdo con cierta vergüenza. Afortunadamente, pasado el tiempo he podido aprecia la calidad de este espacio de radio, muy por encima de la media, y de su directora, que ayer anunció en antena que tendrá que parar unos meses porque le han diagnosticado un cáncer. 

Los oyentes del programa llevábamos varias días sin escucharla, pero preferimos pensar que estaría de vacaciones o aquejada de algún problema menor que pronto se solventaría. No estamos nunca listos para recibir malas noticias, ni siquiera después de esta pandemia, que está siendo un cursillo acelerado de cómo recibir y afrontar malas noticias, una detrás de otra. Mari Carmen Juan, la subdirectora de Julia en la Onda y su sustituta al frente del micrófono cuando ella no está, comenzó el programa de hoy dando paso a una grabación de Julia en la que, valiente y honesta como siempre, anunció la noticia que ha provocado un aluvión de mensajes de apoyo por parte de periodistas, escritores, cantantes, actores, políticos y, sobre todo, oyentes, esa familia que la sigue desde hace años, muchos de ellos, incluso dese los tiempos de La radio de Julia en su anterior etapa en Onda Cero.

Se dice siempre, con razón, que la radio es el medio de la cercanía, que provoca una conexión con los oyentes incomparables con cualquier otro. Y es verdad. Pero tú comunicadores más cercanos que otros. A algunos, por ejemplo, les gusta demasiado escucharse y sentar cátedra, o propiciar el ruido y abrazar cada polémica de politiqueo del día. Julia Otero es distinta y ésa es una de las razones por las que su programa es tan especial y por las que logra una unión enorme con la audiencia. No sólo es que le dé voz en cada programa, ahora algo más fácil que hace años gracias a la redes sociales, sino que también realiza cada trimestre una auditoría para escuchar lo que convence y lo que no a sus oyentes. Julia Otero y su equipo hacen el programa que a ellos les gustaría escuchar, pero sobre todo, no dejan de pensar nunca en que están hablando para otros, para los oyentes que esperan su cita puntual con este espacio que, por momentos, es una especie de oasis en medio del ruido y de las trincheras. Por eso, muchos oyentes hoy han recibido la noticia como si la persona enferma fuera alguien de la familia, sencillamente, porque es de la familia. 

Hay varias secciones que me gustan especialmente y que escucho en podcast el fin de semana, cuando puedo dedicarle más tiempo. Últimamente empiezo  siempre esa escucha sabatina por el gabinete de autor de los viernes. La última hora del programa se reserva siempre a un debate sosegado, que se aleja de la actualidad el último día de la semana, con reflexiones de todo tipo y contertulios de distintas ideologías, porque otra de las señas de identidad del programa es su pluralidad. Juan Manuel de Prada, Elisa Beni, Juan Soto Ivars, Estefanía Molina y muchos otros abordan desde distintos prismas y con respeto mutuo, no reñido con la vehemencia y el acaloramiento en ocasiones, cuestiones siempre atractivas que dan que pensar. 

Nunca tiene miedo Julia a dar voz a opiniones discrepantes y siempre rehuye el odio y las posiciones extremistas. Algunos agradecimos especialmente su talante ante la crisis independentista en Cataluña, tan crítica con el incumplimiento de la ley y los delitos de los gobernantes independentistas como con el radicalismo de cierto nacionalismo español. Julia, gallega de nacimiento y ciudadana de Barcelona desde niña, hace cada día su programa desde Barcelona y apoya pluralismo también en ese sentido, porque sabe que la diversidad territorial de nuestro país es una riqueza y no algo que combatir ni de lo que lamentarse, sino más bien algo que defender con naturalidad. Es también una periodista nítidamente contraria a la corrección política, pero de verdad, no de esas personas que apelan a una supuesta crítica a la corrección política para defender discursos retrógrados.

También está El Orden mundial y su visión siempre fresca y original sobre la actualidad internacional, o la tele con Monegal, o las entrevistas (especialmente interesantes las que no son a políticos), y por supuesto la Persona física y un señor Murcia, con Raquel Martos y Pedro Vera, que provocan auténticas carcajadas, o la mesa de redacción o tantas y tantas otras secciones y colaboradores.

Hoy, al anunciar que tiene cáncer, Julia Otero contó que siempre le gusta llamar a las cosas por su nombre y que no es amiga de los eufemismos. Sus oyentes lo sabemos bien. También hoy, en este momento duro, ha decidido llamar las cosas por su nombre, un gesto importante, porque sin duda ayuda a normalidad una enfermedad que aún arrastra un tabú enorme que en nada ayuda a quienes la sufren. Ha sido valiente, comprometida y honesta, una vez más. Necesitamos a Julia Otero, su feminismo incuestionable y decidido, su defensa del pluralismo y la libertad de expresión, su buen humor, su talento y su capacidad para poner claridad y serenidad en medio del ruido, su disposición a escuchar siempre a sus oyentes, su talento a la hora de hacer una radio cercana y reflexiva de verdad. La necesitamos y sabemos que pronto podremos volver a escucharla, porque nos quedan muchas horas de radio para seguir disfrutando y aprendiendo con ella. Algunos tenemos mucho tiempo perdido del que resarcimos. Mucha fuerza, Julia. Te estaremos esperando al otro lado de la radio. 

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