Puñales por la espalda

 

130 minutos de intriga, entretenimiento, diversión y diálogos acerados. Bastarían estas pocas palabras para resumir Puñales por la espalda, de Rian Johnson, que se estrenó el año pasado en cines y ahora se puede ver en Amazon Prime Video. Nada más que eso. Nada menos. Me gustan las historias de detectives, precisamente, por su ausencia de pretensiones, por su honestidad y la aparente modestia de sus propósitos: entretener al espectador. Sólo eso. No busca más ni tampoco lo necesitamos cuando nos acercamos a una película como ésta. Con que lo consiga ya habrá logrado su objetivo. Sin duda, Puñales por la espalda los alcanza con creces. 

Comienza la película como una historia convencional de crímenes. El escritor de novela negra Harlan Thrombey aparece muerto en su mansión justo después de la fiesta de su 85 cumpleaños, a la que asistió toda su familia. Una familia bastante peculiar, claro, en la que todos podrían tener algún motivo para intentar matarlo. ¿O no? Aparentemente, su muerte no esconde ningún misterio, porque parece un caso claro de suicidio. Pero alguien contrata de forma anónima, enviándole un sobre con dinero, al detective Benoit Blanc (Daniel Craig) para que investigue lo ocurrido. 

Hasta ahí, todo normal y previsible. Pero, sin desvelar nada, la historia se vuelve mucho menos convencional a medida que avanza la trama. Las pesquisas del detective privado le llevarán a interrogar a los familiares y allegados (qué gran despertar está viviendo esta palabra últimamente) del fallecido. El elenco estelar de la película, con muchos grandes intérpretes que juraría que disfrutaron mucho rodando, se entrega por completo al juego. ¿Quién no ha jugado al Cluedo alguna vez? Entre el elenco del filme, por cierto, está la española Ana de Armas, quien tiene un papel protagonista, que defiende muy bien. 

La película, además de seguir caminos poco convencionales, es bastante autoparódica. Se ríe un poco del género, hay escenas hilarantes por la torpeza de la investigación y de algunos de sus personajes. Y, claro, es muy interesante ver cómo los familiares del difunto se clavan puñales por la espalda precisamente en cuanto se empieza a hablar de la herencia. Algunas de las discusiones familiares son de las escenas más divertidas de la película. Lo dicho, 130 minutos de entretenimiento. Nada más. Nada menos. 

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