Eugénie Grandet



Se me van agotando los ejemplares de la colección que hace años (décadas ya) publicó el diario El Mundo bajo el título de "Las 100 joyas del milenio". Uno de los pocos libros de esa colección que me faltaba por leer era Eugénie Grandet, que forma parte de La comedia humana, ese monumental y ambicioso proyecto de Honoré de Balzac en el que el autor francés se propuso publicar 137 novelas que sirvieran para relatar la vida de la sociedad de su país entre 1815 y 1830. Finalmente publicó 87 novelas y siete más de las que no estaban originalmente previstas en el proyecto. Eugénie Grandet es una de esas obras, en la que el autor relata una historia que tiene vocación de ir más allá, de trascender a las peripecias narradas, para captar la esencia de la sociedad de la época y, con ella, de la propia condición humana. 


El personaje que da nombre a la novela es hija de un hombre influyente en su región, del que se dice que  “gozaba en Saumur de una reputación cuyas causas y efectos no serán del todo comprendidos por las personas que, poco o mucho, no hayan vivido en provincias”. La llegada desde París de su primo Charles, del que Eugénie se enamora inmediatamente, planteará el choque entre los modales y costumbres de la capital y los de la provincia, aunque la clave real de la novela está más bien en la avaricia del señor Grandet, frente a la generosidad de su hija. 

En el pueblo donde viven imperan los chismorreos. Todos lo saben todo de los demás, hasta sus intenciones y propósitos más aparentemente secretos. “Allí, pues, las conciencias están a la luz del día, al igual que aquellas casas impenetrables, negras y silenciosas no tienen misterios”, leemos. El señor Grandet cree, y así lo dice en varios momentos de la novela, que la vida es un negocio y que nada importa más que el oro y las propiedades. Su hija no le concede valor alguna al dinero, sólo le importan sus sentimientos. 

Se describe con hermosas palabras el enamoramiento de Eugénie por su primo. Cuando lo conoce y empieza a tener sentimientos amorosos por él, escribe Balzac, la protagonista "encontró encantos totalmente nuevos en el aspecto de aquellas cosas que hasta entonces habían sido tan vulgares para ella". Precisa descripción del amor.

Las apariencias, la obsesión por el dinero, las ambiciones, la manipulación de los sentimientos, el egoísmo, la generosidad, la solidaridad entre mujeres, los engaños, la incomprensión... Son algunas de las cuestiones, nada menores, que circulan por las páginas de esta breve y valiosa novela, que siempre busca ir más allá de la historia contada e invita a la reflexión del lector, como el pasaje en el que leemos que “la adulación no emana nunca de las almas grandes, sino que es patrimonio de los espíritus pequeños que logran empequeñecerse aún más para entrar mejor en la esfera vital de la persona en torno a la cual gravitan”. Como suele ocurrir con los grandes libros, cuando se busca reflejar el sentir de una época social determinada, se termina reflejando las motivaciones e impulsos del ser humano, lo que la convierte en universal. 

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