Gente que viene y bah

Gente que viene y bah, la película de Patricia Font que está basada en la novela de Laura Norton, es tan previsible como entretenida, tan convencional como disfrutable. No revoluciona el género de la comedia, pero es permite pasar un rato agradable, sin grandes pretensiones. Y no es poco. Es una película entrañable que nos presenta a Bea (Clara Lago), una arquitecta con una vida exitosa y feliz en la ciudad que se va al traste cuando su novio le es infiel con una famosa presentadora de televisión a la que ella mismo ha presentado y cuando pierde el empleo. Entonces decide volver a su pueblo natal, donde se encuentra con su peculiar familia. 


La historia, ya digo, no es rompedora ni especialmente revolucionaria. Suena a historia ya vista. Reencuentro con la familia, vuelta al pueblo, confusión vital, encuentro con un desconocido, discusiones familiares, instantes de ternura, secretos, confesiones... Es clásico y convencional, pero funciona. Al menos, para mí. Uno de los fuertes de la película es el reparto. Clara Lago está impecable en el papel de la protagonista, igual que Carmen Maura, siempre portentosa, que interpreta a su madre. Junto a ellas, las dos hermanas y el hermano de Bea: la alcaldesa demasiado responsable a la que da vida Alexandra Jiménez, la otra hermana que guarda un secreto de su pasado, a quien da vida Paula Malia, y el hermano que tontea con un policía municipal sin terminar de comprometerse, interpretado por Carlos Cuevas

La historia, ágil, entretenida, sencilla, plantea los dilemas de cada personaje y la confusión generalizada. En el fondo, ninguno sabe gestionar bien lo que pasa, ¿y quién sí? Entre medias, y para enredarlo todo un poco más, Bea conoce a un desconocido, por quien siente la clásica relación de amor odio con final bastante esperable y toda clase de encuentros y desencuentros. 

Lo mejor del filme, además de la frescura de la historia y de lo entonado que está el reparto, son algunas escenas familiares, entre locas y muy locas. Esa forma de quererse con sus errores, que es la única forma posible de quererse, de apoyarse y escucharse, aceptando las diferencias, afrontando la vida del mejor modo posible. Gente que viene y bah, que puede verse en Netflix, nos ofrece una hora y medio de entretenimiento, algo valioso en todo momento, y más aún en estos días raros de confinamiento.  

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