La danza y la vida

Hay pocas experiencias culturales (pocas experiencias, en general) que me hayan conmovido de un modo tan profundo como Antígona, la última creación de la compañía de danza de Víctor Ullate. Fue una especie de revelación, tardía, porque lamento el tiempo perdido, pero fulgurante. Desde ese momento, ansío conocer más de este mundo fascinante y, por supuesto, del creador de aquel prodigio. Por eso, he disfrutado mucho la biografía de Ullate, La vida y la danza, Memorias de un bailarín, escrito por Carmen Guaita, que sabe recuperar los recuerdos de la vida de este genial artista. Empecé a leer el libro cuando conocí que tanto la compañía como la academia de danza de Víctor Ullate echan el cierre por causas económicas. Desconozco los detalles de la noticia, pero creo que la pérdida es trágica para la cultura en nuestro país. 


Leí, pues, esta biografía del bailarín y coreógrafo con el impacto de saber que su compañía ha desaparecido, que tal vez no haya próximas creaciones suyas ni siguientes oportunidades de disfrutar de su arte y del de su compañía en los Teatros del Canal o en cualquier otro escenario. Insisto, no conozco los detalles, pero ojalá haya alguna manera de que la actividad de la compañía de Ullate regresa y vuelva a regar de belleza y armonía un mundo tan carente de ambas. De cada contrariedad en la vida y en la carrera de Ullate relatadas en este libro, y no son pocas, termina resurgiendo el artista. Ojalá esta última, ya no recogida en el libro, claro, tenga también un buen final. 

La biografía es clásica, en el sentido de que sigue un orden cronológico y se remonta a la infancia de Víctor Ullate en Zaragoza, pero a la vez no lo es, un poco, como las coreografías del genial bailarín, siempre en una posición original y personalísima entre el respeto a lo clásico y la apertura de nuevos horizontes en la danza. El libro se construye a base de flash back constantes, en los que el artista rememora su pasado en una sola jornada de ensayos. Como cada obra de Víctor Ullate sobre las tablas, el libro desborda sensibilidad. Por ejemplo, es hermoso cómo recuerda que sus padres se enamoraron bailando, y cómo rememora el impacto que le causó el baile, primero el flamenco, después la danza, la forma en la que le hacía sentirse protegido, a resguardo, en lugar seguro. Era un niño sensible que pronto, muy pronto, da claras señales de su talento para el baile. Supera las reticencias iniciales de la sociedad imperante, retrógrada y llena de prejuicios, y se entrega a la danza, a esa "extraña plenitud", como se habla de ella en un pasaje del libro. 

La entrada de Víctor Ullate en el Ballet del Siglo XX de Maurice Béjart, gran revolucionario de la danza, es un hito en su carrera. También lo son las experiencias personales que vive, la dureza de sentirse alejado de su familia, tan joven, en una tierra extraña donde no domina el idioma. Y las muchas lesiones que supero a base de tesón y coraje. Las decepciones. El esfuerzo contante, su obsesión por dar clase a diario, por perfeccionar cada día un poco más. También rememora momentos inolvidables en su dilata carrera, como una función en Lisboa de Romeo y Julieta el mismo día del asesinato de Robert Kennedy, el 6 de junio de 1968. En un país dominado por la dictadura de Salazar, Béjart pide guardar un minuto de silencio por el político asesinato, ataca el fascismo y da lugar a protestas contra el dictador, episodio que concluye con la detención de Béjart. 

También es especialmente interesante la parte del libro dedicada a su periodo al frente del Ballet Nacional Clásico, experiencia que le supuso no pocos sinsabores, de la que terminó harto de la política y muy decepcionado por la falta de apuesta real por la cultura en España. Se recuerda en el libro, por ejemplo, que el Teatro Real es el único teatro nacional de ópera que no tiene una compañía propia de danza. Con su compañía, Ullate llena en parte ese hueco, y su contribución a la danza en España está fuera de toda duda. Hay espacio en el libro, por supuesto, para su matrimonio, la relación con sus hijos y su relación con Eduardo Lao, su compañero de vida en los últimos 30 años. Pero, sobre todo, hay pasión desbordante por la danza y por la vida. De la danza se leen descripciones bellísimas, hay pasajes llenos de lirismo y belleza, como ése en el que Ullate recuerda el modo en el que se entiendo con el lenguaje universal de la danza con un grupo de jóvenes bailarinas chinas a las que impartió una clase en un viaje oficial para promocionar la cultura española al extranjero. 

Este libro es, en fin, una formidable aproximación a la figura de Víctor Ullate y al hombre de carne y hueso que hay detrás de esa figura totémica de la danza. Un recorrido por su fascinante personalidad, su admirable vida dedicada a la danza, en un libro de más de 450 páginas que pasan con la misma energía y belleza como sus coreografías, que esperamos poder volver a disfrutar pronto. 

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