Más diálogo, por favor

Me encantaría saber qué entienden que es la política quienes claman que el apocalipsis se acerca por la reunión de ayer de Pedro Sánchez y Quim Torra en Barcelona. Porque uno diría que la política incluye la necesidad de dialogar y buscar acuerdos. Y, a poco que se piense, buscar acuerdos con quien piensa exactamente igual que uno, tiene poca gracia, porque se da por hecho. Negociar, lo que se dice negociar, sólo se puede hacer con quién piensa diferente, incluso con quien piensa muy diferente a ti mismo. Parece de puro sentido común. Hacer política es ceder, siempre, alcanzar acuerdos, buscar la convivencia. Es todo lo contrario que parecen perseguir quienes, con un discurso de barra de bar, piden mano dura en Cataluña y un 155 sin fin, o hasta que los catalanes voten lo que ellos quieren que voten. 


Resulta difícil comprender tal rechazo visceral al diálogo, como si se tuviera miedo, como si hablar para intentar resolver una crisis política fuera una idea muy loca, como si a lo largo de la historia no se hubieran reunidos líderes políticos mucho más enfrentados que Sánchez y Torra. Supongo que todos los críticos con la reunión de ayer también están muy en contra de que el PP pacte con el partido de extrema derecha Vox en Andalucía. Y también recordarán con espanto el acuerdo de la Transición, que pasó por cesiones, en algún caso, muy dolorosas, para construir un marco de convivencia. Es raro, porque da la sensación de que estas personas defienden la transición, como si les pareciera más grave hablar con Torra que hacerlo con personas que venían de ejercer la represión estatal en una dictadura. Qué país este. 

Hay enormes discrepancias entre Sánchez y Torra, como quedó ayer de manifiesto. Puede que este intento de distensión no sirva de nada, sobre todo, porque hay una legión de personas, allí y aquí, que quieren cualquier cosa menos un acuerdo. Si hoy no hubiera grandes problemas por las protestas de los CDR contra el Consejo de Ministros en Barcelona, ¿quién se disgustaría más, los más acérrimos independentistas o los más ultramontanos nacionalistas españoles? ¿Los del "Espanya ens roba" o los del "A por ellos"? Entre unos radicalismos y otros, el espacio para el diálogo se va achicando, pero es más necesario que nunca. ¿Qué hay de horrible en el encuentro de ayer? ¿No se han reunido mandatarios de países enfrentados durante siglos? ¿No ha habido procesos de paz con grupos terroristas? ¿No podemos entender que la necesidad de llegar a acuerdos se da, naturalmente, con quien está alejado de nuestras posiciones? 

Hay dos millones de ciudadanos catalanes partidarios de la independencia y otros dos millones de ciudadanos catalanes contrarios a ella. Ambas mitades de la población tienen pleno derecho a defender sus posturas. Y ninguna de las dos partes tiene derecho a desear que la otra desaparezca. Porque eso es lo que parece, escuchando ciertos discursos, allí y aquí. De verdad parecen creer posible que se esfumen esos dos millones de ciudadanos que piensan diferente a ellos. Ambos. Y es suicida. Porque no van a desaparecer. El panadero que vota a un partido independentista seguirá ahí y el vecino del quinto que apoya el nacionalismo español, también. Y, por supuesto, también seguirán ahí los que no compran ni un extremo ni otro, los que quieren diálogo y no confrontación. 

Supongo que Pablo Casado y Albert Rivera consideran que el pacto de la transición española fue una cesión, una rendición. Y también pensarán lo mismo de cualquier negociación con alguien que tiene ideas diferentes a las suyas. Y, por supuesto, les horrorizará que el PP y Ciudadanos negocien en Andalucía con Vox. Casado declaró en el Congreso que Torra busca una "guerra civil". Sí, empleó ese término. El propio Torra, con una enorme irresponsabilidad, apeló a la vía eslovena, que fue sangrienta. Ahora, da un paso atrás, pero, claro, pudiendo añadir más tensión, por qué no azuzar el enfrentamiento, claro que sí. A un lado y otro, se ven con nitidez las fuerzas que empujan hacia la confrontación, hacia el conflicto. No les interesa a ninguno de los dos destensar. Prefieren insultar y jalear el conflicto. ¿Pero qué quieren? ¿Pero cuál es la alternativa al diálogo? ¿Creen que aprobado el artículo 155 de forma permanente conseguirán un acuerdo? ¿No han entendido todavía que hay un conflicto político evidente en Cataluña? ¿Les parecen criminales dos millones de personas? 

No sé si Sánchez se ha reunido con Torra sólo porque necesita sus votos para aprobar los presupuestos, pero si es así, el presidente del gobierno está haciendo lo correcto, aunque sea por razones equivocadas. Porque el diálogo es el único camino sensato. Hoy la irrespirable opinión pública habla de "humillación", de "rendición" y demás palabras gruesas, esas que exacerban la confrontación, las que dan alas a los radicalismos de allí y de aquí. ¿Alguien quiere acuerdo en Cataluña, o ya les va bien a todos los que critican la reunión de ayer que la convivencia se deteriore más y más? Es difícil ser más irresponsable. No les gusta el diálogo, vaya por dios. ¿Cómo harán política, entonces? 

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