Feminismo: un año de avances y riesgos

Se acerca el final de año y es tiempo de recordar los hitos de este 2018. Sin duda, uno de los más destacados fue la ejemplar movilización feminista del día 8 de marzo, en el que las mujeres hicieron historia, parando para hacer ver que, si ellas paran, se para el mundo. Y saliendo a las calles, inundándolas de reclamaciones por la causa justa del feminismo, es decir, de la igualdad. Fue un día histórico, sí. Cuando pase el tiempo, recordaremos dónde estábamos y qué hacíamos ese día que un clamor feminista resonó en toda España, en todo el mundo. Fue un día en el que hablé con muchas amigas que pararon, "por todas las que no pueden". Un día de emociones, de ilusión, de esperanza. Fue un día en el que leí artículos sin firma, porque lo habían escrito compañeras. Un día de color morado por todas partes. Un día para plantar cara al patriarcado. Un día emocionante al recorrer las calles del centro de Madrid atestadas de personas soñando con un mundo mejor. Un día sobre el que cimentar un nuevo tiempo, ese en el que se ponga fin a tantas injusticias y desigualdades que afectan a la mitad de la población mundial, sólo por el hecho de ser mujeres. 


2018 ha sido un año de avance, sí. Porque la corriente imparable que creó el movimiento MeToo en Estados Unidos, afortunadamente, no se ha detenido. Por fin, al menos, se habla de lo que sucede. No ha cambiado nada. El machismo sigue imperando en la sociedad. La brecha salarial continúa siendo una realidad. Las mujeres siguen muriendo asesinadas por hombres. La justicia deja en ocasiones mucho que desear a la hora de juzgar las violaciones. Hay niñas en muchos países del mundo que no pueden ir a la escuela, precisamente porque son niñas. Hay matrimonios de conveniencia en los que una mujer es un objeto. Todo eso sigue existiendo. Nada sustancial ha cambiado, lamentablemente. Pero se empieza a hablar de ello y se empieza  a poner nombre a lo que sucede. Se llama machismo. Se llama patriarcado, un sistema en el que todos hemos sido educados, porque todos tenemos algo de machismo interiorizado. 

Hemos avanzado en 2018, sí. Porque es importante hablar de ello. Porque aquello que no se nombra, no existe. Por eso son bienvenidos todos los debates sobre lenguaje inclusivo, esos que algunos que no entienden nada ridiculizan sin miedo al ridículo. Y por eso es esperanzador que se haya incorporado al debate público el feminismo y su necesidad. Porque no es lo mismo que el machismo, pero al revés, no, es el antídoto del machismo. Lo que defiende el feminismo es esa idea radical de que las mujeres sean tratadas como seres humanos. La igualdad es buena para todos, menos para quienes no quieren renunciar a sus privilegios, claro, todos esos señores que no comprenden nada, que creen que las mujeres se están pasando, que a qué tanto grito, si se les ha tratado así toda la vida. 

Y aquí viene la cruz de la moneda. Porque la incorporación al debate público del feminismo era una necesidad imperiosa, pero el patriarcado no se ha quedado quieto. Cuanto más avanza el feminismo en la sociedad, más se esfuerza por rearmarse el machismo, todos aquellos que quieren que nada cambie. La irrupción del partido de extrema derecha Vox tiene algo que ver con ello. Porque hay señores que creen que el machismo va contra ellos, que se sienten amenazados, que dicen que el feminismo es cosa de cuatro histéricas, que a ver si ahora ellos no van a poder hacer chistes de mujeres tetudas o compartir sus gracietas de machotes como dios manda. Son esos señores que dedican todos sus esfuerzos a criticar el lenguaje inclusivo y a señalar a alguna feminista (ellos las llaman feminazis) por algún comentario radical, pero que jamás denuncian el machismo. 

Hay un rearme del patriarcado, sí. Una reacción visceral y peligrosa contra el avance del feminismo. Hay resistencia al cambio. Por eso aterroriza leer los comentarios a cualquier noticia sobre feminismo en cualquier medio online. Por eso triunfan pseudointelectuales que les dicen a los machotes que quieren seguir siéndolo que ellos no están equivocados, que pueden mantener su machismo sin problema, porque ya se les pasará a las mujeres esta manía que les ha entrado de pedir un trato justo. Por eso hay una legión de articulistas hombres, blancos y heterosexuales, en su mayoría, que andan obsesionados con desacreditar al movimiento feminista. Por eso se ponen a hacer chistes estúpidos cuando se habla del consentimiento en las relaciones sexuales. Por eso hay tipos que se inventan historias para no dormir que intenta poner en el mismo plano las escasas denuncias falsas y los insoportables asesinatos de mujeres. Por eso hay señores que no lo entienden nada, porque ellos siempre han sido así, porque ellos no tienen la culpa de ser hombres. Todas esas patrañas, en fin, que son muy preocupantes, porque existe el riesgo real de que haya retrocesos en los derechos de las mujeres. 

No es sólo Vox. Vox, que quiere eliminar la ley contra la violencia machista, es un síntoma. Que esos discursos de odio triunfen son una señal de alarma. Hay odio a diestro y siniestro en ese partido, porque también quiere quitar derechos a las personas inmigrantes y a las personas no heterosexuales. Pero, en buena medida, su discurso se centra en el machismo, en la defensa rancia del status quo, en la crítica a eso que llaman "ideología de género", que presentan como una especie de conspiración mundial contra los hombres. Y mucha gente les compra este discurso. Porque hay tipos que de verdad creen que el feminismo va contra ellos y no contra las desigualdades. Porque el feminismo no defiende otra cosa más que la igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas del mundo, independientemente de que sean hombres o mujeres. Tan sencillo como eso. Quien se sienta amenazado por el feminismo debería hacérselo mirar, a ver si se le ha metido un poco de patriarcado en el cerebro. 2018 ha sido año de avances, en resumen, pero la amenaza de un retroceso, de un rearme del patriarcado, es patente, así que en 2019 tocará seguir luchando por esa idea loca de la igualdad. 

Comentarios