El festival de Vetusta Morla

Comenzó con tal ritmo frenético el concierto de anoche de Vetusta Morla en la explanada de la Caja Mágica de Madrid que por momentos parecía que iban a interpretar todos los temas de su último disco de seguido. Al final no fue así y casi interpretan toda su discografía, sin apenas dirigirse al público más que con su música, que es la mejor forma de hacerlo. Habló un ratito Pucho tras las cinco primeras canciones, ya con 38.000 almas enfervorecidas con su música, para explicar lo importante que era este concierto para ellos. Es la primera vez que los veo en directo y, aunque llego muy tarde, creo que no podría haber elegido mejor. Decidió el grupo montarse su propio festival en la mágica noche de san Juan. Puro espectáculo de cerca de dos horas y media en Madrid, "casa, hogar, refugio". Sólo al final, ya con los bises, se explayó algo más el cantante del grupo para reconocer a todos los equipos que forman Vetusta Morla, a la multitud de personas que trabajaron para que el concierto de anoche fuera tan rotundo e irrepetible. Para Vetusta Morla fue el concierto más importante de su carrera y para muchos de los asistentes, entre los que me incluyo, fue sencillamente el mejor de nuestras vidas. 


Lo de anoche en los exteriores de la Caja Mágica fue lo más parecido a una ceremonia religiosa que conoceremos muchos, con una legión de feligreses siguiendo cada letra, cada verso, cada gesto del grupo, del que hablar a estas alturas de consagración suena casi a chiste. Vetusta Morla no necesitaba algo tan salvaje como ayer, algo tan escandalosamente grandioso como lo de anoche para consagrarse, ni mucho menos. Pero sí fue una celebración gigantesca de su música, "como una boda", un hito más en su carrera. Si no fuera porque las etiquetas son absurdas y reduccionistas, en la música y en la vida, diríamos que lo de anoche fue algo histórico también para la música indie española. Unas dimensiones estratosféricas, un montaje descomunal que nada tiene que envidiar a los espectáculos de grandes artistas mundiales de esos que congregan multitudes en cada concierto. Creo que sólo nos percatamos de la grandiosidad de lo que estaba ocurriendo, de cuantísima gente son 38.000 personas, cuando, al comenzar el concierto, las pantallas gigantes mostraron imágenes del recinto, repleto de personas entregadas a esas letras crípticas, metafóricas y poderosas de Vetusta Morla. 

Comenzó el espectáculo con Mismo sitio, distinto lugar, el tema que da nombre al último disco del grupo, en el que experimenta nuevos sonidos, muestra una madurez creativa excepcional y conserva intacta su capacidad de convertir en himnos sus canciones. Himnos para ser coreados después por multitudes. "Hay un sitio para cada lugar, queda espacio para ti, es tu turno, sólo tienes que verlo", cantan en ese primer tema. Después, en lo que parecía escrito pensando en la noche de ayer, ese verso de Deséame suerte en el que escuchamos: "ha sido mágico haber llegado aquí sin un sólo talismán". Hasta ahí llegaron, sí, hasta un concierto que se asemejó en todo a un festival propio, celebrado en la noche de San Juan, esa en la que se quema lo malo, esa de sortilegios y embrujos. En un día así tampoco podía faltar, claro, 23 de junio, la canción dedicada precisamente a esa noche misteriosa: "cuida este vals que tenemos en vena, cuida del baile y riega el salón, lleva la barca hasta la albufera y pon el verano en un mostrador. Y que san Juan no nos queme en su hoguera cuando descubra quien la saltó. Deja el equipaje en la ribera para verte como quieres que te vea. Deja el equipaje en la ribera y quémalo". 

Las canciones de Vetusta Morla son muy literarias, como esos fabulosos relatos cortos que encierran múltiples significados. No son letras sencillas ni de sentidos unívocos. Pero ese es también, o principalmente, su encanto. Y todas tienen una fuerza poderosa, una rotundidad inmensa. Cuando Bob Dylan ganó el Nobel de Literatura no faltaron quienes criticaron la decisión. Lo que había de fondo en ese debate, más allá de cierto elitismo, era la cuestión de si la obra de un cantante puede ser considerada literatura o no. Un debate que, sinceramente, me parece asombroso, pues creo que es difícilmente cuestionable que las mejores letras de canciones superan a muchos poemas o novelas. Las canciones de Vetusta Morla son literatura (y de la buena), eso que la RAE define en su primera acepción como "arte de la expresión verbal", sin más matices ni miradas estrechas. 

El grupo cantó la mayoría de sus nuevos temas. El delirio invadió el escenario con Te lo digo a ti, mientras que un cómic reflejado en la pantalla del fondo acompañó Palmeras en la Mancha ("la serie terminó sin su actor principal, tenía que mentir pero dijo la verdad, hundió al director en la escena crucial y nadie ha vuelto a verle más"). Más tarde llegaron El discurso del rey ("el rey vuelve a casa preso de su escena, un secundario en el drama familiar. Nos habla de paz, de unión y otras leyendas, su voz es un mantra vacío en nuestro hogar"). 

También hubo momento para los grandes clásicos de discos anteriores. Y ahí la lista es interminable: de Maldita dulzura a Copenhague o Golpe maestro (no nos dejaron ni banderas que agitar, cambiaron paz por deudas, ataron nudos, cuerdas, y la patrulla nos detuvo por mirar. Llevaron los finales a tierra de neutrales, no nos dejaron líneas ni para empezar. Fue un atraco perfecto, fue un golpe maestro dejarnos sin ganas de vencer"), pasando por Mapas. Con esta última se vivió uno de los momentos más mágicos de la noche, cuando Pucho cantó en mitad del público, saltando y corriendo, transmitiendo esa energía frenética que no decayó, más bien fue in crescendo, durante todo el concierto. 

Con una teatralidad fabulosa, el grupo inundó de vitalidad y emociones la explanada de la Caja Mágica. Era un concierto especial para ellos y lograron que terminara siéndolo aún más para todos los demás. El cantante del grupo dedicó La deriva a los inmigrantes que escapan de sus países en busca de una vida mejor, aunque luego en Europa no acontecen precisamente esas vidas mejores. También recordó a un amigo suyo que espera condena por ayudar a una familia a evitar un desahucio y dedicó unas palabras a la presencia de mujeres en los equipos que trabajan con el grupo. Reivindicó más presencia de las mujeres en el mundo de la música y recordó el grito de la mitad de la población, por la igualdad y contra sentencias injustas. En una carrera repleta de retos y nuevos hitos, desconozco cuál será la próxima aventura en la que adentrará Vetusta Morla, su próximo salto mortal. Lo que sí tengo claro es que ahí estaré. Qué noche la de aquel día, qué fiesta inolvidable. 

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