"No es un día cualquiera", en el Pavón Kamikaze

Valió la pena madrugar en el día más corto del año, en el que a las dos fueron las tres y nos quitaron una hora de sueño. No es un día cualquiera, el veterano programa de las mañanas del fin de semana de RNE, celebró ayer por anticipado el Día Mundial del Teatro, que se festeja mañana, en el Pavón Teatro Kamikaze, esa bendita locura puesta en marcha por Miguel del Arco, Aitor Tejada, Israel Elejalde y Jordi Buxó hace un par de años. Fue maravilloso disfrutar de la radio en directo, con la excepcional Pepa Fernández al frente del programa, y más aún al estar dedicado el espacio casi en exclusiva al teatro, ese espectáculo que nos hace disfrutar, reflexionar, sonreír y pensar, que nos transmite emociones y nos permite entender mejor el mundo que nos rodea, desarrollar la empatía, sentir lo que otros sienten sobre las tablas, en esa mentira auténtica, en esa farsa real, en esa broma tan seria. 



Pepa Fernández, formidable comunicadora, transmitió su pasión por el teatro y desde el escenario, ante un patio de butacas que se fue llenando a medida que pasaban, volando, las cinco horas del programa, compartió contenidos más relacionados con la cultura que con la política, prácticamente ausente por completo del programa, salvo en la revista de prensa, lo cual se agradece mucho y es parte del encanto de este espacio. También es poco frecuente, y muy bienvenido por el oyente (escuchante, como acertadamente lo describe Fernández), que un programa de radio generalista comience con una sección dedicada a la ópera y la música clásica. 

Ayer se habló mucho en el programa de teatro que, como dijo Emilio del Río en en la sección dedicada al mundo clásico, Verba Volant, en latín significa lugar para ver, igual que auditorio, también procedente del latín, es el lugar para escuchar. Fue una de las secciones más interesantes del programa, en la que también explicaron que persona significa máscara (con razón se afirma que la vida es un teatro) y que la expresión “hacerse el sueco” nada tiene que ver con los habitantes de Suecia, sino con un tipo de calzado clásico. Otra sección muy divertida es El acabose, de Nieves Concostrina, dedicada a un personaje muerto recientemente, en este caso, al científico Stephen Hawking, de quien contó que su epitafio deseado, al menos según lo que contó en una entrevista en 2012, es una compleja fórmula, la de la entropía de los agujeros negros. Sería la segunda tumba con un epitafio similar en la Abadía de Westminster. 

Antes de ese espacio, la tertulia de No es un día cualquiera, alejada del griterío habitual cuando en tantos otros programas se habla de política sin fin, se dedicó al comportamiento del público. ¿Hay público bueno y público malo? ¿Qué actitudes del público sufren más los actores sobre las tablas? A esas preguntas respondieron en una charla muy entretenida el productor y copropietario del Pavón Teatro Kamikaze Aitor Tejada, el actor y también dueño de este teatro Israel Elejalde, y Francisco López Campillos, jefe de sala del Teatro Real. Fue una tertulia sensacional, en la que los participantes explicaron que el público es vital para toda obra teatral y que los espectadores transforman las funciones, hacen que cada una sea distinta a la anterior. "El público hoy no tiene talento", contó Elejalde que ironizaba un director. 

Pepa Fernández entrevistó a Pablo Remón, autor de El Tratamiento, una de las obras que exhibe el Pavón Teatro Kamikaze estos días, que la periodista recomendó encarecidamente. En la charla, Remón y Fernández hablaron de la trastienda del mundo del cine, de lo que empuja a alguien a ser guionista e imaginar historias, del papel de los recuerdos en nuestras vidas y de cómo toda identidad es una construcción. Poco después de compartir en última hora la noticia del día, la detención de Carles Puigdemont en Cataluña, Fernández entrevistó a otro de los dueños del Kamikaze, Miguel del Arco, tal vez el director teatral más reconocido del momento en España. Contó que el proyecto de Kamikaze está bien nombrado, porque sigue sin ganar dinero, incluso tras el Premio Nacional que reconoció su labor. Explicó que, a diferencia de la mayoría de los teatros comerciales, centrados en una obra que rompa las taquillas y atraiga al público durante largos periodos de tiempo, el teatro de Embajadores prefiere apostar por más variedad de obras y por nuevas voces. 

Esta alocada aventura del Kamikaze no es un éxito económico, según contó el propio Del Arco, pero sin duda sí es un éxito cultural y uno de los mayores fenómenos teatrales de los últimos años en Madrid. En la primera temporada de este espacio, 80.000 personas pasaron por el Kamikaze, contó el director. Por las tablas de este escenario han circulado todo tipo de obras, incluidos talleres. "Igual que hay pisos de camas calientes, este es un teatro de camas calientes, estamos constantemente haciendo cosas", dijo Del Arco. No pudo elegir mejor escenario No es un día cualquiera para rendir homenaje al teatro, en una maravillosa mañana de domingo en la que la falta de sueño quedó de sobra compensada por esta fiesta de radio y teatro en directo. Volveremos, a ambos, a la radio, siempre presente, sobre todo si está tan cuidada y ofrece contenidos tan originales como el programa de Pepa Fernández, y por supuesto al teatro, cual kamikazes. 

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