Los Feroz encumbran a "Verano 1993" y sienten "La Llamada" sin "Vergüenza"

Como los Goya, pero con menos minutos y más alcohol y mala uva. Así son los Premios Feroz, que anoche celebraron su quinta edición. Los premios, entregados por la crítica a los mejores trabajos de cine y televisión, volvieron a regalar una gala ácida, divertida y ágil, que se rindió a los pies de la deliciosa Verano 1993, la ópera prima de una mujer, Carla Simón, rodada en catalán, pero sobre todo, una película excepcional. También fue una de las triunfadoras de la noche La llamada, un fenómeno que dio el salto del hall del Lara a la gran pantalla, con el mensaje de diversidad de los Javis (Javier Calvo y Javier Ambrossi), quienes protagonizaron uno de los discursos más emotivos de la noche, y a los que todos nombraron desde el principio porque nadie quería perderse la fiesta en sus casas. La serie Vergüenza, que se llevó cuatro Feroz, fue la vencedora indiscutible en el apartado televisivo. 


Julián López condujo con acierto la ceremonia, en la que se metió en todos los charcos que debía, desde su monólogo inicial. Habló del acoso sexual, que fue el gran elefante en la habitación. Todos los premios los entregaron mujeres, en lo que pretendía ser un gesto especial de compromiso con la igualdad, pero que no fue recibido así por todas. Leticia Dolera, por ejemplo, en uno de los discursos más vibrantes de la noche, agradeció irónicamente a los organizadores de los Feroz que les reservaran el papel de azafatas. La igualdad estuvo presente en casi todas las intervenciones. Belén Rueda pidió que lleguemos a un momento en el que no sea necesario hacer nada especial en pos de la igualdad, porque ya exista. Verónica Forqué, maravillosa, agradeció al recoger el Feroz honorífico a todos los directores con los que ha trabajado y pidió rodar alguna película dirigida por una mujer antes de morirse. Marián Álvarez protagonizó otro de los momentazos de la noche al afirmar que le gustan las galas "porque es el único sitio donde las actrices cobramos lo mismo que los actores: nada". 

Tampoco evitó hablar de Cataluña Julián López, afirmando que "Isabel Coixet no ha podido venir y es un alivio, porque no sabíamos dónde ponerla" o diciendo que "cuantas menos películas hacemos de la Guerra Civil, más cerca estamos de que ocurra una". Con la mala uva habitual de estos premios, todos recibieron críticas cariñosas, y otras no tanto. El tono ágil y desenfadado que ha permitido triunfar a estos galardones, frente a la seriedad y la duración excesiva de los Goya

Carla Simón, ganadora en la categorìa de mejor guión y de mejor dirección, además de mejor drama con su excepcional Verano 1993, fue una de las ganadoras de la noche. La cinta, una delicia, está basada en su propia infancia, en un verano en el que cambió la ciudad por el campo, tras perder a su madre, por una enfermedad entonces innombrable. Con enorme sensibilidad, su historia, pequeña, encantadora, triunfó en los Feroz. Esta película merece todo lo que le llegue en la temporada de premios y, sobre todo, esa segunda vida que los galardones suelen conceder a las cintas premiadas en los cines. Es una de esas películas que se ruedan cada muchos años, que trasciende premios y datos de taquilla. Una joya, por la que también David Verdaguer, su protagonista, ganó un merecido Feroz. 

Javier Gutiérrez fue otro de los nombres de la noche. Memorable en El autor, esa excelente película de Manuel Martín Cuenca sobre un hombre obsesionado con crear una gran novela y que no pone reparos en manipular a todos a su alrededor para conseguirlo, ganó el Feroz a mejor actor protagonista y también a mejor actor de una serie, por la hilarante Vergüenza, de Movistar. Tras ocho años llamando a todas las puertas, los creadores de esta bendita locura, Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany, encontraron un espacio en el canal de pago. Su mujer en la serie, Malena Alterio, y su suegro en ella, Miguel Rellán, también fueron reconocidos con sendos Feroz. Dio mucho juego, por cierto, el auge de series de televisión, con un monólogo de Berto Romero pidiendo a algunos directores como retén para que se sigan haciendo películas. La zona fue elegida mejor serie dramática y Emma Suárez triunfó como mejor actriz de reparto por esta misma serie. 

Al igual que en los Globos de Oro, los Feroz dividen las películas entre comedias y dramas. En aquella categoría triunfó La llamada, una cinta maravillosa sobre aceptarse a uno mismo, luminosa, vitalista, emotiva, única. Sus directores dedicaron este premio a todos los jóvenes gays que puedan sentirse representados por historias como esta y personas como ellos, sin tapujos, sin armarios, con orgullo, viviendo y creando con libertad. Su aparición ha sido de lo más revitalizante que le ha pasado al cine español en años. La llamada también ganó en la categoría de mejor tráiler, por Alberto Gutiérrez. La mejor actriz de reparto fue Adelfa Calvo, espectacular en El autor, mientras que el mejor cartel lo ganó Iñaki Villuendas, por Handia, cinta que también ganó en la categoría de mejor música original, por el trabajo de Pascal Gaigne. El mejor documental fue La Chana, que sorprendió ante lo que pareció un triunfo cantado de Muchos hijos, un mono y un castillo. 

La espléndida Nathalie Poza, siempre sublime, ganó el Feroz a mejor actriz, por No sé decir adiós. Recordó las palabras de un director que le había dicho hace un año que, con su edad, tenía difícil hacer un protagonista en el cine. Vaya ojo. Afirmó la magnífica actriz que los papeles femeninos no están agotados, que los que están agotados son ciertos discursos que durante tanto tiempo han hurtado al espectador de papeles femeninos complejos y ricos, como el suyo en esta cinta. Fue una gala reivindicativa y divertida que celebró la diversidad del cine con ferocidad. Una noche memorable. 

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