Alarmante sequía

Dado que parece que sólo somos capaces de concentrar nuestra atención en una noticia, ese enfermizo enfoque monotemático que nos lleva a exprimir hasta el máximo un asunto para pasar a obsesionarnos con otro y olvidar todos los demás, propongo como nuevo monotema la sequía inquietante que sufrimos. Resulta sorprendente que no abra cada informativo y que no tenga más espacio en los medios. Es muy preocupante. Y debería servir como llamada de atención ante el cambio climático, de incentivo para que todos nos comprometamos en la medida de nuestras posibilidades con el medio ambiente. Porque sólo tenemos un planeta y nos lo estamos cargando. 

Estos días es noticia la sequía, sí, el nivel anormalmente bajo de los pantanos en España. Pero hay otras informaciones estrechamente relacionadas con ellas, forman parte de un todo. Por ejemplo, las restricciones a la circulación en Madrid, a causa del alarmante nivel de contaminación de la ciudad. De nuevo, conviene recordar la evidente: el problema no es que alguien acostumbrado a ir hasta a comprar el pan a la vuelta de la esquina en coche sufra algún trastorno porque no pueda contaminar lo mismo que de costumbre con su automóvil, sino que todos sufrimos una contaminación insostenible. La boina nunca fue tan visible. Durante demasiado tiempo la destrucción del medio ambiente que provoca nuestro modo de vida era algo en lo que había que creer, que no resulta tangible. Pero ese tiempo pasó. Ahora sólo no lo ve quien no desea verlo. Pero esos negacionistas del cambio climático están igual de expuestos a padecer enfermedades causadas por la contaminación como nosotros.

Y en mitad de esta sequía preocupante, de este ambiente irrespirable en Madrid y tantas otras grandes ciudades (afortunadamente, en Madrid hay un ayuntamiento comprometido con este problema), llegan noticias de la Cumbre del Clima de Bonn. O, más bien, ausencia de noticias. Porque no se alcanzó acuerdo alguno en la ciudad alemana. Sólo tímidos compromisos. Se sabía que esta cumbre no era decisiva, que tendría un perfil más técnico, pero no es exagerado afirmar que fue una cumbre perdida. Y no tenemos tantas ocasiones como para andar malgastándolas. Siguen existiendo diferencias sobre cómo financiar los acuerdos alcanzados en París hace dos años, especialmente ahora que Estados Unidos, con su patán presidente al frente, se ha descolgado del consenso mundial contra el cambio climático. 

Como varias noticias juntas se entienden mejor, podemos añadir a esa sequía en España, a la contaminación en tantas ciudades y a la ausencia de acuerdos de peso en la comunidad internacional para luchar contra el cambio climático otra más, la decisión de España de quedarse fuera del acuerdo global para acabar con el carbón. Debe de ser que pensamos que no va con nosotros este problema, se ve que el gobierno sigue pensando, con el primo de Rajoy, que eso del cambio climático es un poco mentirijilla. Francia, Reino Unido e Italia sí se comprometieron a cerrar las centrales de carbón más contaminantes. España, igual que otros grandes países como Alemania, miró hacia otro lado. Nuestro gobierno dice que ya tiene su propio megaplan para 2030, y que no vengan otros países a contarnos lo que tenemos que hacer, que ya nos va bien a nosotros a nuestro aire. Impresentable. 

Es muy preocupante la falta de compromiso de los gobiernos con este dramático problema, pero lo es aún más la indiferencia generalizada en la población. Creo que muchos deseamos que llegue al fin la lluvia. Pero no puede terminar ahí nuestra reacción ante los efectos del cambio climático y la creciente contaminación. Porque somos nosotros los que estamos contaminando. El otro día leí un informe que decía que tres de cada cuatro españoles (¡tres de cada cuatro!) no usaba nunca el transporte público. Podemos hacer cambios pequeños en nuestro día a día que tendrán efectos igualmente reducidos, sí, pero que sumados con otros pequeños gestos de millones de personas pueden resultar transformadores. Lo necesitamos y lo necesitamos ahora. No hay tiempo que perder, porque no tenemos otro planeta al que escapar, así que deberíamos dejar de devastar este. 

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