Tots som Barcelona

Lisa Kobalsa
Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona, porque volveremos a celebrar la vida en las calles de esta ciudad abierta y hospitalaria, donde tan felices hemos sido y por la que ayer y hoy tanto lloramos. Porque Barcelona es uno de los sitios donde más en casa puede uno sentirse. Porque el odio no podrá con la vitalidad de esta ciudad hermosa, cultural, moderna y creativa. Porque el amor puede más que el fanatismo. Porque hoy todos sentimos como propio (porque lo es) el dolor por las 13 víctimas mortales y el centenar de heridos del vil atentado terrorista perpetrado ayer en La Rambla, pero también compartimos la convicción de que venceremos a los criminales que golpean contra nuestro modelo de vida. Porque los valores de Barcelona, su vida, su actividad, no cederán ante los bárbaros. Porque volverá a salir el sol. 


Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona, por lo intrascendente que se volvió todo ayer a eso de las cinco de la tarde, cuando llegaron las primeras noticias de un atropello en La Rambla. Porque de pronto nos dimos cuenta otra vez, qué rápido se nos olvida, de lo que de verdad importa en la vida. Porque deseamos que fuera sólo un atropello accidental, pero pronto nos percatamos de la magnitud de la tragedia. Porque La Rambla será desde ayer, inevitablemente y para siempre, el escenario de una masacre cobarde y miserable, pero nunca dejará de ser el espacio donde una ciudad entera se llena de rosas y libros cada 23 de abril, el paseo por el que se conecta la espléndida Plaza de Cataluña con la estatua de Colón, la avenida a la que se asoma el Mercado de la Boquería, Canaletas o el Liceo. Y nadie borrará esas risas, nadie se apropiará de La Rambla ni conseguirá que el miedo se imponga a la vida. Lo que buscan los terroristas es infundir el miedo, pero si dejamos de hacer nuestra vida, empezaremos a perder. No se puede ceder. Quieren extender el temor, que tengamos claro que pueden atacar en cualquier momento y en cualquier lugar. Pero no podemos renunciar a nuestra forma de vivir. Y no lo haremos.

Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona, una ciudad amada en todo el mundo. Las primeras informaciones dicen que hay 14 nacionalidades entre los afectados por el criminal atentado de ayer. Hay ciudadanos franceses, belgas, alemanes, chinos, cubanos. Se escuchan muchos acentos. Hay muchos tonos de piel, muchas culturas por Las Ramblas. Es el lugar de paso obligado para todos los turistas que veneramos la ciudad condal, buscando su arte, su cultura, su espíritu cosmopolita. Todos somos Barcelona porque Barcelona acoge y recibe a todos, vengan de donde vengan. Y porque es una ciudad que enamora, por sus múltiples atractivos, porque no hay muchas como ella en el mundo. 

Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona, porque ayer, en medio de la tragedia, conmocionados aún por el salvaje atentado, se vivió una oleada de solidaridad. Taxistas y conductores de Cabify hicieron servicios gratuitos. Ciudadanos barceloneses ofrecieron sus casas por las redes sociales para quien necesitara un techo para esta negra y triste noche. Se colapsaron los hospitales, con personas que acudían a donar sangre. Comercios y empresas acogieron a ciudadanos que escapaban espantados del horror vivido en Las Ramblas. La solidaridad desbordó las calles y las rede sociales. Todos somos Barcelona porque todos nos identificamos con esa Barcelona solidaria que no duda en darlo todo para quienes lo necesitan. Porque esa es la Barcelona que amamos y porque esa es la reacción que todos debemos tener ante atentados como este. 

Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona. Y todos somos Cambrils, también, porque anoche en la localidad de Tarragona se produjo un nuevo intento de atentado, también mediante un atropello masivo. Antes de ser abatidos los cinco criminales, que probablemente forman parte de una célula terrorista junto a los implicados en el atentado de Las Ramblas, hirieron a cinco personas. Una de ellas está en estado grave, igual que 15 de los heridos en Barcelona. 

Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona, porque no podemos ni imaginar el dolor y el miedo de ayer por la tarde, pero sí visualizamos, por supuesto que sí, nuestra próxima visita a la ciudad, con una Barcelona tan radiante como siempre, como nunca debió de dejar de estar. Recordando a las víctimas de la barbarie, y abrazando a la amada ciudad de la Sagrada Familia, del Parque Güell, del Parque de la Ciudadela, de Montjuic, de Sant Jordi, de las Ramblas. Todos somos Barcelona y, por eso, todos exigimos la unidad. No es tiempo de politiqueo, ni allí ni aquí. Hoy a las 12 del mediodía, representantes del gobierno catalán y español, junto al Jefe del Estado, guardarán un minuto de silencio en la Plaza de Cataluña. Juntos. Unidos. Más que nunca es necesaria la unidad. La unidad en el apoyo a las víctimas y en la convicción de que nadie cambiará nuestra forma de vivir, de que Cataluña es una tierra de paz y de acogida, como dijo ayer el president catalán; de que Barcelona es una ciudad abierta y lo seguirá siendo, como declaró la alcaldesa; y de que todos juntos combatiremos esta lacra criminal, como afirmó desde Barcelona el presidente del gobierno de España. 

Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona, como todos fuimos Niza, París, Londres, Berlín o Bruselas. Todos somos Barcelona y defendemos la unidad contra el terrorismo y, por supuesto, la convivencia pacífica entre todos, porque no conviene olvidar que la inmensa mayoría de las víctimas del yihadismo son musulmanes. Porque los enemigos de estos bárbaros no son cristianos, judíos o ateos. Es, digamos, el 99% de la población mundial. O algo más. Son todos los que no comparten su visión radical y fanática del Islam, que desvirtúa esta religión, que es una religión de paz. Ayer, como siempre tras los atentados que sólo representan a los radicales medievales que los cometen y a nadie más, las comunidades islámicas de España y Cataluña condenaron enérgicamente el atentado. Ayer, en una de las escenas brutales que compartieron las televisiones (quizá con escasa responsabilidad, porque deberíamos ahorrarnos ese tipo de escenas, con víctimas en el suelo), vimos a una mujer con velo atendiendo a un hombre mayor, que parecía haber sido arrollado por el criminal que sembró el terror en Las Ramblas. Una imagen que no es necesaria, naturalmente, para recordar lo obvio: las primeras víctimas del yihadismo son los millones de musulmanes pacíficos, es decir, la inmensa mayoría. 

Tots som Barcelona. Todos somos Barcelona. Cualquier atentado terrorista en cualquier parte del mundo es espantoso, una atrocidad insoportable, porque nadie puede disponer de la vida de nadie. Pero, inevitablemente, cuando algo así ocurre cerca, uno siente con especial intensidad el horror. Y, desde Madrid, no habría sentido más próximo el dolor si lo ocurrido ayer en Las Ramblas hubiera sucedido en alguna calle de mi ciudad. Siento Barcelona como propia, porque la quiero como tal. Ver una ciudad vitalista, alegre, cultural y abierta sufriendo tanto como ayer por la sinrazón del terrorismo es algo que desgarra. Pero sé que Barcelona volverá a sonreír, que todos estamos destrozados, pero que nadie destrozará la esencia de esta ciudad que tanto amamos millones de personas que no vivimos allí, pero que adoramos sus calles y sus gentes, y que las sentimos como propias. Hoy todos estaremos en la distancia en la Plaza de Cataluña. Seguiremos sintiendo el dolor. Continuaremos deseando lo mejor a los heridos y llorando a los muertos. Y volveremos, pronto, muy pronto, a Barcelona. Como escribió ayer la Casa Real en su cuenta de Twitter, en un tono particularmente duro contra los asesinos que nos golpearon ayer, "Toda España es Barcelona. Las Ramblas volverán a ser de todos". 

Força, Barcelona. T'estimo. 

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