La corte de los engaños

El año 1492 fue uno de los más determinantes de la historia de España, repleto de acontecimientos clave que marcaron la configuración del país durante siglos. En el instituto, cuando se estudiaba Historia de España, si había dudas sobre la fecha en la que ocurrió algún suceso, uno tenía muchas posibilidades de acertar si decía 1492. La toma de Granada, con la que los Reyes Católicos concluyeron la reconquista; la expulsión de los judíos, el primer gran éxodo, la primera gran fuga de cerebros de España, decretada por Isabel y Fernando para ganar tantos ante Roma; el primer viaje de Colón a América (las Indias)... Y también, el atentado contra el rey Fernando en Barcelona, que a punto estuvo de costarle la vida. En torno a todos estos acontecimientos, Luis García Jambrina construye en La corte de los engaños una trepidante novela, que es la enésima demostración de que la historia de España es una tierra fecunda de relatos. 

La novela está narrada a tres voces, las tres de personajes femeninos: Beatriz Galindo, conocida como La Latina por su conocimiento de aquel idioma, que fue primero profesora y luego dama de la reina Isabel y mujer de confianza de los monarcas; Catalina de Dalt, que a diferencia de Galindo es un personaje fabulado, que representa a la nobleza catalana descontenta con el rey Fernando y su decisión de terminar con sus privilegios; y Sara Dertosa, una joven judía que de pronto ve cómo se expulsa a los suyos de su hogar, sólo por profesar una religión. 



El libro cumple con el primer propósito de este tipo de novelas históricas: entretiene, tejiendo varias tramas que terminan confluyendo en el atentado contra el rey Fernando, sobre cuyos autores intelectuales nunca hubo claridad, lo que permite al novelista imaginar qué podría haber ocurrido. Algo queda claro: no faltaban quienes podían querer asesinar al monarca, a quien Maquiavelo tomó como ejemplo para su tratado político El Príncipe. Los judíos se sentían traicionados al haber sido expulsados u obligados a convertirse si querían seguir en Sefarad, después de haber financiado las campañas de los reyes y de aportar sus conocimientos y su dinamismo comercial. Por supuesto, también los musulmanes, que perdieron Granada en manos de sus católicas majestades y que temen que los reyes incumplan sus promesas de respetar su fe. Y también los nobles, que pierden sus privilegios y que, además, sienten recelos por que Fernando esté tan volcado con las guerras de Castilla y descuide la corona de Aragón. 

Las tres mujeres cuentan su historia, que es la historia de los Reyes Católicos, la historia de una época trascendente para el futuro de lo que después se conocería como España. No ahorra críticas a los monarcas, adoptando una atractiva postura desmitificadora de ambos, en especial de Fernando, a quien se presenta como un tirano que abusa de las mujeres cuando le viene en gana. Se refleja el sufrimiento que supuso para los judíos la expulsión, con la que los reyes querían agradecer a dios la conquista de Granada y, de forma más prosaica, sobre todo querían ganarse el favor del Vaticano, muy influyente y poderoso entonces. De nada sirvió la lealtad de los judíos a los reyes ni que algunos de sus más cercanos colaboradores fueran judíos. 

Naturalmente, los acontecimientos históricos de fondo en La corte de los engaños son reales, pero la intrahistoria de los mismos tienen muchas sombras. Ningún historiador, por ejemplo, ha logrado demostrar que detrás del atentado contra el rey Fernando había un complot y que no era obra de un loco. Tampoco sabemos a ciencia cierta que uno de los hijos de Beatriz Galindo (por cierto, el madrileño barrio de La Latina lleva este nombre por ella) fuera del monarca. En cualquier caso, sabiendo que de aquella historia no se pueden conocer todos los detalles, el autor acierta a recrear aquella época, sin querer juzgarla desde el presente, pero también sin ahorrar críticas, pues se vale del recurso de que los textos escritos por las tres mujeres son diarios personales, no crónicas laudatorias de los monarcas, lo que permite crear la sensación de que se está accediendo a la intimidad de los Reyes Católicos. Es, en fin, un libro muy entretenido ambientado en lo que pudo haber detrás del histórico año 1942, fecundo en acontecimientos determinantes para las entonces coronas de Castilla y Aragón, España pasado el tiempo. 

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