Los porqués del Orgullo

Porque la sociedad tiene una deuda inmensa con millones de personas que han sufrido y siguen sufriendo por la incomprensión y el odio de quienes no admiten las diferencias. Porque el amor es amor y no entiende de etiquetas ni miras estrechas. Porque hay 72 países en el mundo que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo y al menos 13 de ellos contemplan la pena de muerte, según Aministía Internacional. Porque entre 2008 y 2016 se han producido 2.343 asesinatos de personas trans en todo el mundo. Porque tan sólo 22 Estados han aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Porque todavía hay países que prohíben donar sangre a los homosexuales. Porque en cuestión de derechos, cuando no se avanza, se retrocede. 



Porque España se ha convertido en uno de los países más avanzados en materia de igualdad, pero aun así han crecido las agresiones homófobas en Madrid y otras ciudades. Porque todavía hay zonas, especialmente rurales, donde lesbianas, gais, transexuales y bisexuales se ven obligados a vivir si vida en silencio, en secreto. Porque muchas personas se dicen tolerantes, pero sólo si los homosexuales se tapan un poco y no andan de la mano por la calle o dándose besos, sólo faltaría. Porque todavía resuenan desde algunos púlpitos eclesiales discursos del odio que nos retrotraen a épocas pasadas. Porque hay asociaciones que financiamos todos con nuestros impuestos que se dedican a poner en marcha autobuses del odio o a retirar campañas publicitarias que visibilizan la diversidad afectiva y sexual, como si fuera algo escabroso e intolerable. 

Porque no hay más que mirar los comentarios en cualquier web a las noticias de la fiesta del Orgullo para entender lo lejos que estamos de vivir en una igualdad realmente tolerante e igualitaria. Porque al parecer no hay ni un futbolista de élite, ni uno solo, que sea gay. Porque en los estadios "maricón" sigue siendo un insulto recurrente. Porque hay países donde se asesina en nombre de dios a quienes aman a personas de su mismo sexo. Porque los chistes de mariquitas ya no hacen gracia como antes, pero no han desaparecido del todo. Porque hay niños y niñas que sufren en las escuelas, mientras con demasiada frecuencia los centros escolares miran hacia otro lado. Porque hay una absoluta falta de comprensión, empatía y humanidad con las personas transexuales. Porque las mujeres lesbianas sufren una doble discriminación, la que tienen por ser mujeres en una sociedad que no se ha librado del machismo y la que padecen por amar a otras mujeres. 

Porque las personas bisexuales son exactamente eso, bisexuales, no viciosos que le dan a todo. Porque la igualdad real va mucho más allá del "cada uno en su cama que haga lo que quiera". Porque la visibilidad es necesaria. Porque siglos de silencio y discriminación no se superan en unos pocos años. Porque en Chechenia hay campos de concentración para homosexuales. Porque el gobierno turco, que organiza cada dos por tres manifestaciones para su mayor gloria, lleva dos años prohibiendo el Orgullo "por motivos de seguridad". Porque muchos países islámicos persiguen a los hombres que aman a hombres o las mujeres que aman a mujeres. Porque los discursos abiertamente homófobos no se toleran en nuestras sociedades occidentales, pero sí queda mucho odio y mucho desprecio escondido. Porque no se conocen ministros o ministras en España, ni uno solo, que hayan hablado abiertamente de su homosexualidad. 

Porque debemos educar a nuestros jóvenes en la igualdad y el respeto. Porque los hijos de esos tipos que echan bilis por la boca cada vez que hablan de la homosexualidad padecerán lo que no está escrito si de pronto aman a quien no deben. Porque Madrid luce mucho más bella repleta de banderas arcoíris. Porque los semáforos igualitarios pueden parecer una tontería o hasta un dispendio económico a muchos, pero los gestos importan, importan mucho. Porque es legítimo y necesario echar la vista atrás para constatar el legendario salto adelante de España en materia de derechos, de la época gris del franquismo y la intransigencia religiosa a ser uno de los primeros países que reconocieron el derecho al matrimonio homosexual, pero eso no puede conducir a la complacencia. 

Porque hoy escucharemos mucho, todavía, eso de "y para cuándo un día del orgullo heterosexual", de boca de personas incapaces de entender que este tipo de efemérides siguen siendo necesarias porque aún hay mucha persecución y discriminación a personas por su orientación sexual que, no, no son heterosexuales. Porque ampliar derechos no es forzar a nadie a convertirse en homosexual, como tan cómicamente defienden algunos. Porque existen clínicas para curar la homosexualidad, nada menos. Porque uno siente lo que siente y no se va a convertir en un pervertido peligroso porque en series o películas se muestre que, oh sorpresa, el mundo es más plural y diverso que la mente de los homófobos. Porque el hecho de que siga siendo noticia que un personaje famoso salga del armario revela que nos queda camino por recorrer. Porque hay agresiones que no se denuncian por miedo. Porque siguen existiendo los armarios, revestidos de odio e intolerancia. 

Porque Orgullo no significa presumir de sentir de un modo concreto, que nadie puede elegir, sino salir a la calle con la cabeza alta, desafiar las miradas de desprecio y reivindicar que todas las personas deben tener los mismos derechos y libertades sea cual sea su orientación sexual. Porque Orgullo es celebrar la diversidad. Porque la bandera arcoíris debe seguir ondeando mientras sea necesario recordar cada 28 de junio los altercados en el local neoyorquino Stonewall, que fueron el origen del activismo que lleva desde 1969 reclamando igualdad real y cantando a la diferencia ¡Feliz Orgullo! 

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