Muere Carme Chacón

La muerte de Carme Chacón a los 46 años conmovió ayer por la tarde, recordando la fragilidad de la vida. Creo que la mayoría de los ciudadanos desconocía la enfermedad cardíaca que sufría desde su nacimiento la que fue la primera ministra de Defensa de la historia de España. Fue una pionera, una defensora incansable de los derechos de las mujeres, una política que trabajó siempre para normalizar la relación entre Cataluña y el resto de España. Y, ahora lo sabemos, un ejemplo de dignidad. Porque padecía desde niña una enfermedad muy seria, pero no dejó que le condicionará la vida. Y es, precisamente, esa actitud ejemplar de afrontar la enfermedad, tomando cada día como un milagro, porque era exactamente eso en su caso, y porque en el fondo es exactamente eso para todos, aunque no seamos conscientes de ello, lo que más admiración despierta. 


Leemos hoy en prensa que, al nacer, una decena de médicos asistieron a la madre de Chacón, porque sabían ya la cardiopatía grave con la que nacía. También nos enteramos hoy de que no tuvo nombre hasta pasados 11 días, porque nadie sabía si la niña sobreviviría. Pero sobrevivió, sí. Y no se dejó condicionar por la enfermedad. Iba a controles, estaba pendiente continuamente de su corazón, pero no por ello llevó una vida menos plena. Todo lo contrario. Abrió camino a la mujer en la política y formó parte de un gobierno, el de la primera legislatura de Zapatero, que mostró un compromiso exquisito y poco frecuente con los derechos y las libertades. Y vivió, libre, comprometida con sus ideales. Fue madre, aunque con su enfermedad no estaba claro que pudiera hacerlo. Chacón era, sin saberlo la mayoría, un ejemplo permanente. Porque no se dejó amedrentar por su enfermedad. Desde niña supo las cartas que le tocaron en la partida de la vida, pero no pasó por ella de puntillas, se lo jugó todo. 

No fueron pocas las críticas y las burlas sufridas por Chacón en su labor política. Pero el tiempo da y quita razones y hoy, pasado el tiempo, la imagen de Chacón como la primera mujer ministra de Defensa, la de una mujer embarazada de siete meses pasando revista a las tropas españolas, es una de las imágenes más potentes para resumir el avance colosal en los derechos de las mujeres, en la modernización de las fuerzas armadas y en las cotas de igualdad alcanzadas en España en los últimos años. Hoy hay una mujer ministra de Defensa, de otro partido diferente, y a nadie sorprende, a nadie escama. Eso es porque antes hubo una mujer pionera, comprometida siempre con los derechos de las mujeres. El movimiento se demuestra andando y dicen más los hechos que los discursos. Esa imagen de Chacón pasando revista a las tropas dice mucho, lo dice todo, de ella y del avance en materia de igualdad que se ha logrado gracias a mujeres como ella, y a hombres comprometidos como Zapatero, de quien Chacón siempre estuvo muy cerca. 

Chacón luchó en unas primarias contra Alfredo Pérez Rubalcaba, en las que perdió por 33 votos. Estuvo muy cerca de convertirse en secretaria general del PSOE. Fue, en lo político, un ejemplo de cómo combinar la catalanidad con el compromiso con la política española, el sentimiento de amor por Cataluña junto a un proyecto en común con todos los españoles. Pero, más allá de sus logros políticos, destaca el hecho de ser una de esas políticas, independientemente del partido en el que militen, que muestran honestidad, fidelidad a unos principios y compromiso con lo público. Y, sobre todo, su ejemplo vital. Su decisión por llevar una vida plena pesa a su enfermedad, su arrojo, su valentía. Descanse en paz. 

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