Luis Ramiro en Libertad 8

Dijo el miércoles Luis Ramiro del piano de Libertad 8 que está perfectamente afinado, pero que debido a su antigüedad produce un sonido especial, indescriptible, precioso. Algo parecido puede decirse de esta exquisita y recogida sala de conciertos y de los cantautores que como Luis Ramiro la llenan de magia cada noche. Tienen algo especial, difícil de describir, un encanto distinto, no de multitudes. Hay pianos más modernos que el de Libertad 8, pero no suenan igual, del mismo modo que hay cantantes más conocidos o famosos que los que frecuentan la sala, pero tampoco suenan igual. Ambos, el piano y los cantautores, transmiten una verdad diferente, más pura, más intensa. 


Volvió a ser una noche mágica, con Luis Ramito esta vez solo en el escenario, con su guitarra y el paino de Libertad 8 como única compañía. Comenzó con Magia, el tema que da nombre a su último disco, un tema vitalista cuyo comienzo puede describir bien lo que sentimos el miércoles quienes disfrutamos del concierto: "ya no sé cómo fue, se llenó la estancia, y una luz irreal me llenó de magia". Después siguió con Te quiero y te odio, canción con otro tono, que hacía tiempo que no interpretaba en un concierto, según contó el propio autor. Un tema de amor complejo, de desengaño. "Yo, que ayer quise ser ángel hoy me he vuelto un demonio, que he descubierto que del amor al odio sólo hay un paso de cebra, cruza despierta y ten cuidado que no pase un camión. Y tú que me escondiste el cielo bajo la alfombra, ya no le metes mano a mi sombra y yo duermo siempre en camas separadas con mi corazón. Y, cada vez que respiro se te hincha un pulmón. Y yo me escondo en los cuadros de tu habitación". 

Compaginó, como es habitual en sus últimos conciertos, varias de sus canciones (tiene ya un repertorio tan amplio y rico que inevitablemente algunas de las mejores quedan fuera) con poemas de su último libro, Te quiero como siempre quise odiarte. Fue especialmente bonito el poema dedicado a las mujeres, antes del cual él se declaró feminista y recomendó a quien no le suene bien eso del feminismo, o a quien lo contraponga con el machismo, como si fuera lo mismo y no exactamente lo contrario, que coja un diccionario. "Me gustan las mujeres peligrosas, las locas idealistas, las valientes, aquellas que prefieren ser curiosas y juegan a asomarse por los puentes. Si eligen el amor, es sin esposas, nacieron para ser independientes, son libro, mar, tormenta, nebulosas, poema, viento, flores y simientes. Construyen cada noche las estrellas, dibujan un futuro en los espejos, diseñan el camino de los barcos. Se acaba el cuento, aquí ya no hay doncellas.  No piden, ahora exigen sin complejos: Si llueve, también van a pisar charcos", dice el poema. 

Tras él, cantó Puta, un tema hermoso que habla del oficio más antiguo del mundo y de cómo la dignidad de las mujeres que se ven obligadas a dedicarse a ello está dentro. "Haz lo que quieras con mi cuerpo, pero ten claro mi vida que lo de dentro, que lo de dentro, ni se alquila, ni se paga, ni se vende, ni se presta, ni se deja, ni se ofrece por dinero, por dinero", canta. Otro de los temas que cantó con más sentimiento fue Mi último paisaje, canción que fabula con un escenario postapocalíptico que, según contó, es su tema preferido de su último disco. 

Las letras y los poemas de Luis Ramiro hablan de sentimientos reconocibles, con mucha verdad, con cercanía. Y prueba de cómo sabe captar el sentir de la calle, de la gente corriente, con lirismo y cercanía, con poesía pero a la vez de forma muy directa, es cómo incluye referencias cinematográficas y alusiones a las nuevas tecnologías en sus creaciones. Leyó un poema, que dijo que era el que más le criticaban en redes sociales, Un poema sobre Whastapp, sí, sobre el amor en tiempos de Whastapp. "Está en línea, otra vuelta más por las tripas. Pulso, al azar, una letra. La borro. Siento el cosquilleo del que mira al precipicio. Compruebo que soy el mismo cobarde de siempre. Y entonces pienso qué ocurriría con mi vida, con el mundo, si en ese preciso momento, debajo de su nombre, apareciera, como un rayo de luz, esa única palabra que lo contiene todo, escribiendo...". 

Con los últimos temas, la alegre Mañana nos casamos en Las Vegas; la exquisita Relocos y recuerdos, esa historia de amor entre Madrid y Buenos Aires, ese relato hermoso de una relación en la que las dos partes están en fases distintas; y Mariposas imposibles, canción que comparte título con uno de los poemas de Luis Ramiro ("y sé que, aunque por fuera todo cambie, al final seguiremos siendo eternos, eternos, confía en que todo salga bien, seguiremos siendo eternos, eternos mientras moje la lluvia nuestra piel, seguiremos siendo eternos, eternos, eternos, mientras sigamos en pie"), Libertad 8 se puso en pie y celebró la vida en una noche mágica, como siempre, como todas en casa. 

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