Circo en Podemos

Ahora que el Ayuntamiento de Madrid está decidido (razonablemente) a prohibir los animales en los circos, los líderes de Podemos parecen querer demostrar que son capaces de organizar espectáculos circenses sin necesidad de fieras. Lo están consiguiendo, aunque el resultado deja mucho que desear. En los últimos meses, la guerrilla entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, la pelea de patio de colegio entre el número uno y el número dos de la formación morada, ha centrado toda la actividad del partido, eliminando así cualquier papel de oposición, y contribuyendo, junto a la intrascendencia de Ciudadanos y a las guerras intestinas del PSOE, a que el PP parezca más cómodamente asentado en el gobierno que cuando tenía mayoría absoluta. 



Desmoraliza que Podemos, un partido que nació con la vocación de ser diferente, de no caer en los defectos de la vieja política, haya llegado en tiempo récord a un espectáculo bochornoso en el que airea sus discrepancias internas, que no son debates de ideas, sino simples luchas de poder. Al final, tanto cambio, tanta propuesta alternativa, tanto discurso diferente, tanta crítica a la casta, para repetir al milímetro escenas mil veces vistas en otros partidos. Como escribió José Hierro en uno de sus mejores poemas, "qué más da que la nada fuera nada/ si más nada será, después de todo,/ después de tanto todo para nada". Y ahí, más o menos, está Podemos. Con líderes abochornados por este duelo de machos alfas, con simpatizantes incrédulos ante el espectáculo lamentable que está ofreciendo el partido en el que confiaron cinco millones de españoles.

Es legítimo que dentro de Podemos haya distintas corrientes. Es más, es saludable y recomendable que dentro de todos los partidos haya distintas corrientes. Los partidos no deberían ser, aunque tantas veces lo sean, sectas de pensamiento único. Ninguna formación política debería tener miedo a los debates. Y es verdad que, cuando hay discusiones en el partido propio se le llama saludable contraste de ideas y, cuando ocurre en el de enfrente, es la división y el caos. Todo esto no es nuevo, ya nos lo sabemos. Pero es muy diferente que haya distintas ideas sobre cómo plantear la acción política, algo lógico, especialmente en una formación que procede del activismo, a que se disfrace de debate lo que es pura lucha de poder. Y es eso exactamente lo que ocurre en Podemos en los últimos meses. Nada más. 

Lo peor no es que los miembros de Podemos que irrumpieron en la política nacional para promover cambios en el sistema, hayan terminado replicando los mismos tics que la vieja política. Lo peor es que mientras discuten, intercambian tuits, graban estúpidos vídeos de consumo interno y pretenden que la actualidad española gire en torno a sus órganos de partido y a sus luchas de vuelo bajo, hacen dejación de sus funciones. Las personas que votaron a la formación morada no lo hicieron para que entraran en este duelo de ver quién es más machote, que recuerda a esas batallitas de banda colegiales de los dos malotes de turno por ser el jefe del grupo

Los dirigentes de Podemos, de todos los bandos, están exhibiendo tal ceguera, tal prepotencia y tal candidez infantil que, como sigan así, no va a hacer falta ninguna "máquina del fango" ni ninguna campaña perversa para echar abajo el partido. Parece que se bastan ellos solos. Errejón planta cara a Iglesias, pero sólo a medias, no como secretario general, porque dice no discutir a su líder, sino para la ejecutiva del partido. E Iglesias, que dijo que se perdía la votación del congreso de Vistalegre 2 se iría, ha presentado una lista alternativa para la ejecutiva, para buscar la confrontación directa con su número dos. Y, entre medias, los Anticapitalistas, que parecen más próximos a Iglesias, pero no se mojan. Y hay dirigentes de Podemos, de momento, todas mujeres (lo cual habla del exceso de testosterona en esta batalla de gallos), que han dicho que ya basta, que cese este bochornoso espectáculo.

 Mientras, el PSOE se cuelga medallas de medidas sociales, porque al PP le interesa concederle ese oxigeno, y Podemos se pierde en sus líos internos. Está por ver cómo se resuelve el congreso del partido morado pero, insisto, cinco millones de españoles buscaban otra cosa con su voto. Escribió José Emilio Pacheco en uno de sus poemas "ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los 20 años". Y, otra vez, la frase parece describir a la perfección el estado de las cosas en Podemos, con sus duelos de poder, de puritita casta

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