La sonrisa de las mujeres

En un pasaje de La sonrisa de las mujeres se lee que "da igual cómo empiece una historia, da igual las vueltas que dé; en realidad, lo que importa es el final". Es una reflexión que comprendo, pero no comparto. Desde luego no del todo en las novelas. Importa lo que cuentan y cómo lo cuenta. El estilo. La construcción de los personajes. La complejidad de las tramas. La capacidad del autor de conectar con el lector, de mantenerlo en vilo. Precisamente es el final lo que menos agrada a este lector, porque (sin spoilers) para mí abre un debate sobre qué es un final feliz. Evidentemente, es una cuestión de gustos. Pero resulta inevitable identificarte con el personaje de una novela o todo lo contrario, que algún personaje te caiga antipático y consideres que no merece lo que para él resultaría un final feliz. 

En todo caso, esta obra, publicada en 2010, se convirtió en un best seller, hasta el punto de que se llevó al cine en Alemania. La historia, firmada por Nicolas Barreau, que al parecer es un autor ficticio, apareció inicialmente, igual que el resto de libros publicados por el autor, en una pequeña editorial alemana. Al parecer, por el interés creciente del público alemán por obras escritas por francesas. Algo que suena mucho a lo que cuenta la propia novela sobre el interés de los lectores franceses por historias ambientadas en su país y narradas por autores ingleses. 



Ese espejo entre realidad y ficción, el componente metaliterario de la obra, es lo más interesante de la novela. El comienzo del libro es arrollador. En otra parte de la novela leemos que la primera frase de una historia es la más importante, que después todo viene corrido. La de La sonrisa de las mujeres es impactante y atrapa: "El año pasado, en noviembre, un libro me salvó la vida", Esta novela romántica está narrada a dos voces. Se alternan las narraciones de Aurélie, la protagonista que cuenta cómo un libro (llamado La sonrisa de las mujeres) le salvó la vida, justo después de una ruptura, de un momento dramático de su vida, y de André Chabanais, el editor de esa novela que tanto significó para Aurélie, un misterioso autor británico, Robert Miller

En esa obra, se describe un restaurante que es exactamente igual que el de Aurélie. Y se habla de la sonrisa embriagadora de una mujer que es también idéntica a ella. La protagonista se ilusiona, porque se ve a sí misma dentro de una novela. Y comienza ese juego entre la realidad y la ficción. Lo más interesante del libro, más allá de la historia de amor, de engaños, de desencuentros, de idealizaciones, de flechazos, es la otra parte, la que tiene que ver con el sector editorial. Por ejemplo, se explica en algún momento del libro que hay tres tipos de escritores: los que lo inventan todo, los que todo lo que cuentan lo cogen de su propia vida o quienes toman prestado de personas, conocidas o no. Y ahí vale todo. Una sonrisa, un gesto, una conversación escuchada al azar. Es el caso de La sonrisa de las mujeres, no el libro auténtico, sino el ficticio, el que está dentro del libro. Y es esa utilización para una novela de la sonrisa y la vitalidad de Aurélie lo que desencadena la historia

Por lo demás, es un libro agradable de leer, entretenido, que está ambientado en París, lo cual siempre es un plus. Una historia de amor y de literatura, del poder de influencia que puede tener un buen libro, de la relación existente entre los relatos y la vida real. Un libro, en fin, que replica en la realidad el juego ficticio con el que fabula. El autor (inexistente, al parecer) ha publicado otras novelas, al parecer, también románticas y también ambientadas en París. Uno de los títulos de esos trabajos posteriores resulta magnético y muy cierto: París es siempre una buena idea

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