Pacto de conciliación

CREA Tech 540
Si, como dicen, esta es la legislatura de los pactos, quién sabe, tal vez se consiga que al fin haya unos horarios laborales más racionales en España. La ministra de Trabajo, Fátima Bañez, incluyó ayer entre sus prioridades promover un pacto nacional por la conciliación. Es un acuerdo muy necesario en un país que, según dicen todas las estadísticas, trabaja más horas que la media de los países europeos, pero sin embargo no es más productivo. Un país que fomenta el presentismo, calentar la silla, que antepone las horas que se sienta el trabajador frente al ordenador que el trabajo que produce. Un país en el que conciliar la vida familiar y laboral es misión imposible. Un país en el que padres y madres tienen harto complicado pasar tiempo con sus hijos. 


Será complicado, porque hablamos de una cultura desastrosa que lleva muchos años operando. Es complicado cambiar lo establecido, por pernicioso e irracional que sea. Si no existieran ejemplos de países, como los nórdicos, que tienen una sensibilidad mucho mayor sobre la conciliación. Si no fuera evidente, gracias a esos ejemplos, que se puede salir a las seis de la tarde, o fomentar el teletrabajo, o permitir al empleado amoldar en la medida de lo posible su jornada a sus necesidades, podríamos tolerar el argumento tan dañino del "es que esto funciona así". Es una frase muy repetida en España cuando se habla de los horarios laborales. Qué quieres, esto es así. Como si fuera una condena celestial, como si no hubiera forma de cambiarlo y estuviéramos condenados, por el mero hecho de haber nacido en España y no en Suecia, a tener una pausa de dos horas para comer y a sufrir jornadas laborales del todo irracionales. Como si no se pudiera cambiar. 

Evidentemente, la aprobación de medidas como las que propone la ministra de Empleo, recogidas en el pacto del PP y Ciudadanos y que, espero, tanto PSOE como Podemos están en disposición de apoyar o, llegado el caso, mejorar, necesita de la colaboración de las empresas. Pero no se puede dejar sólo en manos de empresas y sindicatos, de la negociación colectiva tan debilitada después de la última reforma labora,, la aprobación de estas medidas. Porque es obvio que, si la ley no obliga a ello, habrá determinadas decisiones que muchas empresas no tomarán jamás. Por eso es necesario que el gobierno empuje todo lo que esté en su mano. Ojalá esta legislatura del acuerdo forzoso para el PP, porque carece del rodillo de la mayoría absoluta, sirva para aprobar medidas sensatas como las propuestas ayer por la ministra de Trabajo

Cuando habla de terminar la jornada laboral con carácter general a las 18 horas dice exactamente eso, con carácter general. Por tanto, no parece tener demasiado sentido que se ridiculice la propuesta preguntando si no habrá médicos en las urgencias de los hospitales o si nos quedaremos son autobuses nocturnos porque sus conductores dejarán de trabajar a las seis. Obviamente, algo significan las palabras "con carácter general". No todo el mundo podrá dejar de trabajar a esa hora. Pero muchas personas que hoy se ven obligadas a calentar la silla hasta horas intempestivas sí podrían hacerlo si hay un pacto nacional por la conciliación. Naturalmente, hay ya personas en España con jornadas laborales razonables, que salen a esa hora y pueden tener vida más allá del trabajo entre semana. Pero esas personas entenderán mejor que nadie la necesidad de quienes viven atrapados en la irracionalidad de estructuras organizativas del siglo pasado. 

También suenan bien otras propuestas de la ministra Bañez como la posibilidad de estudiar un cambio en el huso horario, para que España tenga al fin el que le corresponde, la existencia de más turnos de trabajo o una bolsa de horas de la que dispondrían los trabajadores para gestionar sus asuntos propios con flexibilidad

El sectarismo propio de la política española podría dar al traste con la necesidad extrema de aprobar un plan de conciliación en España. El portavoz socialista, Antonio Hernando, dijo tras la comparecencia de Bañez que esto de la conciliación es una boutade, y que la ministra debería hablar hablado de otros asuntos del mercado laboral como la precariedad, como si fueran incompatibles ambos debates, como si por el mero hecho de que esta medida sensata la proponga una ministra del PP la convirtiera automáticamente en un sinsentido. Me temo que Podemos tirará por la misma línea y, al final, seguiremos volviendo a casa en trenes abarrotados de trabajadores pasadas las ocho y media de la tarde. 

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