Soria, de Panamá al Banco Mundial

Alguien ha decidido en el gobierno que la capacidad de asombro de los españoles ha llegado a su límite y que la corrupción ya no penalizará más al PP. Y lo peor es que puede que tenga razón. Ayer, con nocturnidad, con los medios pendientes del nuevo episodio del sainete del Congreso, el Ministerio de Economía envió un comunicado de prensa a los medios, titulado "La Comisión de Evaluación selecciona a los representantes de España en las Instituciones Financieras Internacionales". Bajo ese rimbombante e insustancial título (qué cantidad de organismos perfectamente inútiles, por cierto) se escondía el obsceno nombramiento de José Manuel Soria, exministro de Industria, el de los papeles de Panamá, el de las mentiras, como candidato a director ejecutivo del Banco Mundial. Casi nada. 

Las formas son intolerables, pero lo es mucho más el fondo, claro. Pretender que por informar un viernes, además justo después de la sesión de investidura, de este premio al ministro la indecente noticia iba a pasar desapercibida parece muy inocente. Soria tuvo que dimitir por sus reiteradas mentiras sobre su presencia en cuentas en paraísos fiscales (asuntos de familia, dijo). No hay que refrescar mucho la memoria, pues su dimisión fue el 15 de abril. Antes había ofrecido un espectáculo lamentable, de los más lamentables que recordamos en España (y eso, en estos tiempos, es mucho), dando múltiples versiones contradictorias sobre su presencia en los papeles de Panamá, la investigación del Consorcio Internacional  de Periodistas de Investigación, que en España publicaron La Sexta y El Confidencial.

Muy convencidos tienen que estar en el gobierno de que las corruptelas y la falta de ética no van a restar ni un voto más al PP para conceder a Soria este retiro dorado. Además, con recochineo difícilmente soportable. Atención a la explicación que da el Ministerio de Economía sobre los requisitos tenidos en cuenta para proponer al exministro para este puesto internacional en el que, no lo olvidemos, un señor que tuvo dinero en paraísos fiscales representará a España."Para la selección de los candidatos se utiliza el criterio de idoneidad y el historial de servicio público, así como la experiencia en las materias que corresponden". De finanzas internacionales no le negaremos a Soria conocimientos, aunque quizá no los más adecuados o transparentes. 

Así cualquiera dimite. Soria se fue tras mentir constantemente. Su posición se hizo insostenible, incluso en un partido con el nivel de autoexigencia bajo mínimos en asuntos de corrupción, Dimitió, pero tenía ya un colchón. Como en esas pelis de mafiosos, nunca se abandona a quien es "uno de los nuestros". Soria tenía su premio. Puestazo internacional con sueldo de tres cifras. Lo tenía, además, desde hace ya mucho. Adelantó La Sexta en junio este nombramiento, pero como lo publicó antes de las elecciones, el PP tuvo un cierto amago de vergüenza y decidió desmentirlo y esperar un poco. Como ven que esto de la interinidad en el gobierno se alarga, ya no han tenido problema en anunciar este regalo a Soria, todo sea por la estabilidad y la buena imagen de España en el extranjero, justo después de la fallida sesión de investidura de Rajoy, como queriendo dar un argumento más para que el resto de partidos no convalide la ausencia de la más elemental ética y regeneración en el PP. 

Mintió en junio Guindos, mentira tras mentira en esta turbia historia de los papeles de Panamá. Dijo que de eso nada. Que lo de mandar a Soria al Banco Mundial era una invención de la prensa. No lo sería tanto si, sólo tres meses después, el exministro ha recibido este premio por los servicios prestados. Quizá lo peor de todo no es que el gobierno mienta, algo que tampoco es gran novedad. Ni que represente a España en organismos internacionales quien tuvo que dimitir por unos asuntillos turbios en paraísos fiscales. Tampoco que se dé este premio con sueldazo a alguien de la calaña de Soria. No. Lo peor es esa sensación de impunidad. Es que quien nombra a Soria para este puesto está absolutamente convencido de que no le penalizará, de que la gente pondrá cuatro tuits, pero acabará tragando. Como con lo de enviar a Rita Barberá al Senado o pagar con dinero público el nido de enamorados de Wert en París. De hecho, lo peor de verdad es que no andan nada desencaminados en esa convicción. Y así nos va. 

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