Julieta, a los Oscar

La Academia de Cine anunció ayer la película que representará a España en los Oscar, en la categoría de mejor cinta de habla no inglesa. La elección era complicada. Las tres preseleccionadas eran Julieta, el drama contenido de Pedro Almodóvar sobre la culpa, el silencio y la ausencia; La novia, la excepcional recreación cinematográfica de las Bodas de sangre, de Lorca, versionada por Paula Ortiz, puro arte, pura poesía, y El olivo, una película tierna, una historia íntima de Iciar Bollaín que conmueve y emociona. Cualquiera de las tres habría sido una buena opción. Finalmente, los académicos optaron por la cinta de Almodóvar, como hicieron otras cinco veces antes. 


Ha apostado la Academia por prolongar el idilio entre el cine de Almodóvar y Hollywood. Se suele decir que casi nunca se es profeta en su tierra. Resulta entre ignorante y ridículo negar que el director manchego es el cineasta más internacional de España. Su cine apasiona en Estados Unidos. Es el que más lejos llega, el que más gusta fuera. Aquí, ya sabemos, el compromiso político en cualquier personaje público lleva a media España a recelar de su cine. Esos prejuicios sobre el cine español. Esa idea, falsa, de que todos están subvencionados, de que viven del cuento. Si fuéramos capaces de valorar el cine de Almodóvar despojado de la imagen pública del director, si nos centráramos sólo en sus películas (que, llámenme loco, creo que es lo que se debe hacer cuando se habla de cine), tendremos que convenir que es historia viva del séptimo arte. 

Coincidiendo con el estreno de su último filme se conoció que Almodóvar había tenido en el pasado dinero en paraísos fiscales, como se comprobó en los papeles de Panamá. Se explicó mal y quedó acreditado que era (o había sido hace años) un mal ciudadano. Se le debe exigir como contribuyente lo mismo que a cualquier otro ciudadano. Y en esos años, entre 1991 y 1994, no fue buen ciudadano. Tardó en pedir perdón y en reconocer que su ignorancia no le exime de la responsabilidad de haber tenido dinero en las Islas Vírgenes. Es perfectamente comprensible que se reproche a Almodóvar aquella decisión que tomó hace más de dos décadas. Fue un error, una ilegalidad y una inmoralidad. 

Dicho esto, además de que hace 20 años de aquello, una cosa es su trabajo y otra bien distinta su situación fiscal. Y ahí, creo, caemos siempre en el error de pretender que la ideología o el comportamiento de un arista contamine su obra. Cuando una obra de arte jamás dejará de serlo por mucho que su autor sea un defraudador fiscal o cosas peores. Son cosas distintas. No tengo la capacidad de una película deje automáticamente de divertirme si descubro que su director tuvo dinero en paraísos fiscales. Lo siento. Veo el cine, la literatura o la música en otro plano. No necesito conocer la declaración de la renta de sus autores aunque, por supuesto, exijo que ellos, como todos los demás ciudadanos, cumplan con sus obligaciones. Si no lo hacen, serán malos ciudadanos, pero su obra no variará un ápice. 

Julieta es la sexta película que España selecciona para los Oscar. Ahora empieza un proceso largo en el que confiamos en que la cinta protagonizada por Emma Suárez y Adriana Ugarte sea candidata a ganar el premio. El tirón del genio manchego en Estados Unidos puede ser clave. En el año 2000 ganó el Oscar con Todo sobre mi madre. También ganó el Oscar a mejor guión por Hable con ella. La Academia española también optó por elegir un trabajo de Almodóvar para representarle en los Oscar con Tacones lejanos, La flor de mi secreto, Volver y Mujeres al borde de un ataque de nervios

La última cinta de Almodóvar, basada en varios relatos de Alice Munro, plasma en la pantalla una cinta dura, asfixiante, conmovedora. Un mismo personaje al que dan vida dos actrices, en su juventud y en su madurez. Una ausencia que, como se escucha en el filme, llena la existencia de la protagonista, y la destruye. Es la cinta más sobria, elegante, madura y reflexiva que se recuerda de Almodóvar. Con tramas de fondo, fuera de plano, apenas sugeridas. Con personajes vulnerables, destrozados, hundidos. Una cinta excepcional que busca aspirar al Oscar. Cainismo aparte, es una decisión acertada de la Academia. ¡Mucha suerte!

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