Notable alto en Río 2016

Con dos bronces agónicos y muy disputados, el de la selección masculina de baloncesto y el de Carlos Coloma en mountain bike, culminó ayer la exitosa participación de la delegación española en los Juegos Olímpicos de Río. De menos a más han ido los deportistas españoles, para terminar con 17 medallas, la misma marca que en Londres 2012, pero con más preseas de oro, lo que permite a España despedirse de la cita brasileña con su mejor puesto en el medallero sólo por detrás de Barcelona 92. Además, España ha logrado 37 diplomas olímpicos, ocho más que hace cuatro años. Un resultado más que notable, sobre todo teniendo en cuenta la drástica reducción de las becas de apoyo a los deportistas olímpicas aprobada estos últimos años, como en tantas otras partidas de igual o mayor trascendencia. 


La España de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes y compañía merecía despedirse de los Juegos, en la que probablemente sea la última gran cita juntos de este grupo de amigos, con una medalla colgada al cuello. Costó mucho. Se sufrió hasta el final en un apretado partido contra Australia que la selección comandada por Sergio Scariolo venció por un punto. Bronce que sirve de broche para la mejor generación de la historia del baloncesto español. El equipo comenzó algo dubitativo el campeonato, lo que le obligó a enfrentarse a Estados Unidos en la semifinal, antes de lo esperado. Al final, bronce. Un puesto por encima en el podio ocupó la selección española femenina, con Laia Palau, Alba Torrens y Astou Ndour, entre otras, al frente. Sólo las estadounidenses detuvieron al equipo, que ha logrado el mejor resultado de siempre del baloncesto femenino español en unos Juegos Olímpicos. 

El basket es uno de los deportes que más alegrías nos ha dado en Río. La palma se la lleva, sin embargo, el piragüismo. La fiesta comenzó con el oro de Maialen Chourraut en slalon K1, y continuó con la victoria de Marcus Walz en K1 1.000 metros y el oro conquistado igualmente por Saúl Craviotto, uno de los deportistas olímpicos españoles más laureados, que ya había logrado medalla en Pekín y en Londres, junto a Cristian Toro en K2 200 metros. Craviotto, policía local en Gijón, sumó otra presea, con el bronce en la prueba K1 200 metros. 

Del agua llegaron también las dos primeras medallas para España en esta cita olímpica, gracias Mireia Belmonte, que se proclamó campeona olímpica en los 200 metros mariposa y se llevó el bronce en los 400 metros estilo. De oro es igualmente la medalla conquistada por Rafa Nadal y su amigo Marc López en el torneo de dobles de tenis. El tenista de Manacor, que llegó a la cita olímpica muy tocado de su muñeca, se esforzó al máximo y luchó hasta el final por ganar también medalla en el torneo individual. No lo consiguió, pero a cambio nos regaló un partido de tenis memorable frente al argentino Juan Martín del Potro en semifinales. 

Otra campeona olímpica española es Ruth Beitia. La suya es una historia de superación y de entrega. Toda una vida dedicada al atletismo. Tras acabar cuarta en Londres decidió retirarse, pero se lo pensó mejor y regresó a las pistas. Volvió a saltar y en Río 2016, sin varias rivales rusas que recurrieron al dopaje, se llevó el oro, la culminación perfecta a su carrera. Más trayectoria por delante tiene Carolina Marín, oro en bádminton. Hay triunfos que tienen un valor especial, pues suponen victorias de pioneros, logros en territorios inexplorados. El de Marín, convencida desde el comienzo de la cita olímpica de que iba a por el oro y sólo eso le valía, es uno de ellos. Ninguna jugadora no asiática había sido antes campeona olímpica en este deporte, muy minoritario en España. Seguro que un poco menos desde ahora gracias a Marín, no sólo por su victoria, sino también por la energía que transmite. 

El taekwondo es otro deporte que nunca falla en las últimas citas. Eva Calvo se llevó plata en la categoría de menos de 57 kilos y Joel González, que ya brilló en Londres, ganó el bronce en la de menos de 68. De bronce es también la medalla que se lleva a casa Lydia Valentín, en halterofilia. Los Juegos son un evento excepcional por todas las historias personales que congregan. La de Valentín es especial. Fue cuarta en Londres, pero el tiempo ha demostrado que las tres rivales que la superaron hicieron trampas. Es oro en la cita londinense, pero no había saboreado la sensación de subir al podio, ni recibió las ayudas que habría recibido de conseguir medalla hace cuatro años. Luchadora, siguió preparándose y este bronce en Río es el reconocimiento al trabajo bien hecho. 

Completan el medallero español Orlando Ortega, plata en 110 metros vallas, y la selección española de gimnasia rítmica, formada por Alejandra Quereda, Lourdes Mohedano, Sandra Aguilar, Elena López y Artemi Gavezou, también plata tras un ejercicio bellísimo que incluyó ritmos brasileños que cautivaron al público local. 


Más allá de la notable participación de los españoles, los Juegos Olímpicos de Río 2016 serán recordados por tres nombres: el nadador estadounidense Michael Phelps, quien agrandó la leyenda del deportista con más medallas los Juegos; el atleta jamaicano Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, que suma por terceros Juegos seguidos ganar tres medallas de oro en la pista, y la gimnasta estadounidense Simone Biles, que se lleva de Río cuatro oros y un bronce. Una cita olímpica que, dicen quienes allí han estado, ha tenido importantes fallos organizativos, pero que en lo estrictamente deportivo nos ha vuelto a regalar dos semanas apasionantes. La llama vuelve a Olimpia y lucirá dentro de cuatro años en Pekín. Fin a un evento planetario que nos ha vuelto a atrapar y a robar horas de sueño. 

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