El desconocido

Uno de los elogios más injustos y desinformados que puede hacerse de un largometraje español es decir, precisamente, que no parece una película española. Y se escucha con relativa frecuencia. Esto responde a un prejuicio que sólo puede proceder de quien ve poco cine español. Uno aún no sabe bien qué es exactamente eso del cine español, o del cine francés o italiano. ¿Es cine estadounidense la clásica película insustancial de superhéroes que salvan el mundo con tantos efectos especiales como falta de ingenio? ¿O lo son las magistrales creaciones de directores como Woody Allen o Richard Linklather? ¿De verdad podemos meter en el mismo saco todo el cine que rueda alguien estadounidense, español o ruso, sólo porque sus directores compartan nacionalidad? ¿En serio? El cine español, como la cinematografía de cualquier otro país, es variado y plural. Y, sobre todo, más que dividir el cine por nacionalidades, quizá sea más justo hacerlo por calidad. Por resumir, entre películas buenas y películas malas. Siempre, claro, desde el punto de vista de cada cual. 

Quizá ningún género como el del trhiller encaja menos en ese estereotipo sobre el cine español, tan desfasado, tan injusto. Es cierto que no se han hecho tantas películas así en nuestro país. En parte, por falta de presupuesto. Pero también en este terreno menos explorado por los directores españoles, la nacionalidad tiene poco que decir. Y El desconocido, ópera prima de Dani de la Torre, es un buen ejemplo de ello. Es una cinta de intriga más que notable, con una trama que se complica a medida que avanza la acción, con una tensión creciente y unas escenas impactantes. Sí, de esas que muchos dirían que no parecen propias de una cinta española. 
En la cinta, Luis Tosar (perfecto, como acostumbra) da vida a Carlos, director de una sucursal bancaria. Comienza un día con normalidad. Con sus hijos listos para ir al colegio, peleándose entre ellos con normalidad. Con su mujer (Goya Toledo) y él discutiendo, también con normalidad. Y con sus jefes presionando para evitar escándalos con la colocación de productos financieros tóxicos vendidos, seguro que lo han adivinado, con absoluta normalidad. Todo se tuerce cuando entra en el coche y recibe una llamada de un móvil que se encuentra en el asiento delantero. Habla un desconocido, que le anuncia que tiene una bomba justo debajo del coche, así que no podrá levantarse, ni él ni sus hijos, si quieren seguir con vida. 

Comienza entonces un trepidante y agobiante recorrido por la ciudad del ejecutivo bancario, que intenta cumplir con las condiciones que le impone ese desconocido. El planteamiento es muy potente y lo mejor de la cinta es que el director consigue mantener, e incluso ir incrementando, la tensión de la trama. La angustia insoportable de Carlos, el sufrimiento de sus hijos, la desesperación y frialdad de ese desconocido que parece no tener nada que perder. La trama está muy bien construida, sin un diálogo de más, y con un excepcional montaje. Pasa el tiempo, que juega en contra de Carlos, pero también del desconocido, a quien da vida, y pone voz (se le escucha más que se le ve) Javier Gutiérrez, quien demostró hace ya tiempo (en la magnífica La isla mínima, por ejemplo) que es mucho más que un actor de comedia. 

Este planteamiento muestra una originalidad y un talento considerables de Dani de la Torre. Dice mucho de un cineasta que su primer largometraje tenga el nivel, el atrevimiento y el buen pulso narrativo de El desconocido. Es un nombre a seguir. La cinta se resiente cuando se pone, ya en tramo final, algo moralizante. Sobra un poco esa moralina, o esa cierta simplificación, esa forma de explicitar el conflicto planteado, suficientemente sugerido durante toda la cinta. En el tramo final, sin desvelar nada, sobran ciertos subrayados innecesarios en la trama. Durante la mayor parte de la película los diálogos están medidos, son los correctos, no hay una palabra de más, avanza frenética la trama, en un ejercicio sin pega de buen trhiller. Al final, se habla algo de más, se detalla todo en exceso, creo, y se cae en la tentación de querer lanzar un mensaje, no sugiriendo o invitando a la reflexión, como se había hecho durante toda la cinta con una historia suficientemente potente de por sí, sino poniendo palabras a todo. Un mal menor. 

En cualquier caso, es una película notable. Decíamos aquí hace unos meses que el teatro se había adelantado al cine a la hora de plantear historias vinculadas con los tiempos que vivimos, con esta devastadora crisis financiera que tantas vidas ha destrozado. Lo comentábamos con la más que correcta Cien años de perdón, en la que un robo a un banco terminaba siendo algo diferente y donde, por cierto, también aparece Luis Tosar. En El desconocido se lleva al extremo una situación perfectamente reconocible, que han sufrido miles de personas. Dice también mucho de la salud de un sector cinematográfico que sea capaz de reflexionar sobre el mundo en el que vive, sobre situaciones cotidianas que le rodean, con espíritu crítico y valentía

Resulta también inevitable mencionar a la hora de hablar de El desconocido, cinta estrenada el año pasado que se puede ver ahora en Yomvi y otras plataformas online, y de Cien años de perdón, el apoyo de los dos grupos que componen el duopolio audiovisual en España, Atresmedia y Mediaset. Ese respaldo aporta un presupuesto y una promoción con la que ni siquiera pueden soñar películas más modestas, o más minoritarias de origen, menos comerciales. Esa clase media que, en el contexto del cine español actual, se están quedando sin espacio. Porque, reconociendo la calidad indudable de estas dos cintas (y de tantas otras), es previsible que si la financiación del cine termina dependiendo casi en exclusiva de estos dos grandes grupos mediáticos, las películas estrenadas tendrán un enfoque claro, el de atraer a más y más espectadores. Y ese tipo de cintas están bien, pero no pueden ser las únicas que copen las salas. Que las dos únicas alternativas que parezcan quedar a un cineasta sean rodar trhillers con vocación de ser taquillazos o películas muy pequeñas, con presupuestos mínimos, para cuatro espectadores, es algo que debería dar que pensar. En todo caso, sí, en España se hacen también buenos trhillers, y El desconocido es el más depurado ejemplo de ello en mucho tiempo. 

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