A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España

"Cuando iba a Moscú y al regreso contaba que los obreros rusos viven mal y soportan una dictadura que se hacen la ilusión de ejercer, mi patrón me felicitaba y me daba cariñosas palmaditas en la espalda. Cuando al regreso de Roma aseguraba que el fascismo no ha aumentado en un gramo la ración del pan del italiano, ni ha sabido acrecentar el acervo de sus valores morales, mi patrón no se mostraba tan satisfecho de mí, ni creía que yo fuese realmente un buen periodista". Este párrafo del prólogo de A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, resume bien la inteligencia, libertad e independiencia de Manuel Chaves Nogales. Tan poco español, en fin. Tan poco amigo de una España como de la otra, convencido desde el exilio de París de que "un hombre como yo, por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por otros". 

No es que la lucidez del periodista sevillano fuera en aquella época de sinrazón y locura en España una anomalía, un prodigio. Es que, en buena medida, lo es aún hoy. Por eso es tan gratificante que se recupere su obra, labor en la que ha jugado un papel relevante Libros del Asteroide. Por eso se entiende tanto, tristemente, que Chaves Nogales cayera durante tantos años en un ostracismo. Sencillamente estaba muy por encima de su España, y en parte también de la nuestra. Convencido republicano y defensor de Manuel Azaña, no se dedicó durante la Guerra Civil a glorificar a los suyos ni a demonizar a los otros. Inocentes presas del fanatismo y personas cegadas por el odio. Son los únicos dos bandos que distingue el periodista sevillano en esta serie de pequeñas novelas que reúne en un libro que publicó ya desde su exilio parisino, al que partió tras abandonar el gobierno de la República Madrid en dirección a Valencia por el avance de las tropas rebeldes de Franco, Y huelga decir que se pone del lado de las víctimas, de quienes miran con horror en qué se ha convertido su país. 
Son doce pequeñas novelas las que componen este libro, pero como señala el propio autor al comienzo de la obra, "cada uno de sus episodios ha sido extraído fielmente de un hecho rigurosamente verídico". Y asustan todos. Chaves Nogales no emplea su exquisita prosa, su enorme talento periodístico y literario para ensalzar ningún ideal, ni para justificar las atrocidades cometidas por un bando frente al otro. No. Relata lo que ve. Ejerce de periodista. Pone la lupa sobre la sociedad española de entonces. Y muestra todos los horrores de la guerra. Todos. Los que causan los bombardeos de las tropas fascistas, pero también los asesinatos indiscriminados de los milicianos. El avance a sangre y fuego de los militares rebeldes, y el régimen de terror que se impone en  la zona republicana.

No hay respiro ni apenas esperanza, tan sólo algunos héroes, de los que menciona el autor en el título del libro. Algunos gestos de humanidad entre tanta degradación moral. Algún personaje convencido de sus ideas, pero más aún de que le espanta lo que vive su país, de que la sinrazón se ha adueñado de los dos bandos y de que el baño de sangre no servirá para nada. Varios personajes de estas novelas basadas en la realidad de Chaves Nogales critican por igual las injerencias en la guerra de las tropas alemanas e italianas, en apoyo de los rebeldes, y las de los militares soviéticos, en respaldo de la República. 

Las once novelas cortas que incluye el libro son dolorosas, reflejan cómo el odio domina a seres humanos racionales, que ponen en suspenso la más mínima empatía o humanidad. Familias que pierden a sus hijos en bombardeos. Obreros que fusilan a compañeros de fábrica, sólo porque no están afiliados a sindicatos, por haber colaborado con el patrón en el pasado. Hospitales atacados, para hacer más daño en la moral del enemigo. Obras de arte destruidas en la hoguera del fanatismo y el desprecio al otro, al hermano, a la otra media España

En Viva la muerte, título que revela bien el sinsentido de la guerra, un gesto de generosidad de tres defensoras de la República salva a un hombre que acabará siendo responsable directo del régimen franquista. En Consejo obrero, unos pobres infelices se ven obligados a afiliarse al partido anarquista, porque sólo así tendrán un salvoconducto para poder seguir trabajando en las fábricas controladas por "el pueblo". En El refugio, Chaves Nogales recrea la angustia de un padre que ve agonizar a su hija, víctima de un bombardeo con toda su vida por delante. En Massacre, massacre, se muestra con qué facilidad se dispone de vidas ajenas y hasta qué punto ciegan las convicciones políticas. Quienes quieran leer una obra que les reafirme una historia sobre buenos y malos, perfectamente definida, sobre la Guerra Civil, deben buscar en otro lado. 

No extraña, ya digo, que la obra de Chaves Nogales haya permanecido prácticamente en el olvido durante tanto tiempo. No es una obra que lo tenga fácil en España, donde la mayor parte de la gente busca leer sólo aquello que ver negro sobre blanco sus ideas y prejuicios. El periodista sevillano era republicano, sí, pero muestra con toda la crudeza en su obra las masacres provocadas por el bando republicano, con el mismo espanto con el que relata las causadas por el bando franquista. Adopta esa mirada lúcida e independiente que tan poco se estila en nuestro país. Como escribe en un pasaje de Consejo obrero, "su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese". 

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