Obama y el feminismo

Hay algo cateto, como de Bienvenido Mister Marshall (americanos, os recibimos con alegría) en la cobertura mediática de cada visita presidencial estadounidense a España. Hacemos un poco el ridículo, creo, hablando de los restaurantes en los que ha comido la corte de la Casa Blanca, por dónde ha paseado o qué le gusta de nuestro país. No es demasiado avanzado. Sin embargo, esta vez la visita de Michelle Obama, primera dama de Estados Unidos, tuvo ayer como acto central una necesaria defensa de la la igualdad de oportunidades y del acceso de las niñas a la educación, un derecho básico al que millones de chicas se les roba. 


Los Obama, cuyo compromiso con causas sociales supera holgadamente a la falta de sensibilidad de la mayoría de nuestros dirigentes, han lanzado la fundación Let Girls Learn, dejemos a las niñas aprender. Con ella quieren concienciar sobre los 62 millones de niñas que tienen dificultades severas para acceder a la escuela y tener una educación. En un país donde el término feminista, sorprendentemente, provoca cierto recelo, y en el que no es infrecuente que se tilde a alguien (siempre mujeres, claro) de "feminazi" por su firme compromiso con la igualdad real entre hombres y mujeres, es de agradecer ver a la primera dama estadounidense comprometida con una causa como esta, remarcando las desigualdades de género que existen, y ayudando a concienciar sobre este problema. 

Michelle Obama ofreció en Madrid un discurso excepcional, en el que dijo que "cada uno de nosotros tiene el poder y la obligación de defender a las niñas de todo el mundo". Habló de sus recientes visitas a Liberia y Marruecos, donde se encontró a jóvenes encargadas desde muy temprana edad de realizar las tareas del hogar, trabajar y recorrer decenas de kilómetros para llegar a la escuela. Remarcó la primera dama estadounidense que en sociedades como la española la situación es distinta, pero también recordó que no ha lugar a la complacencia. 

Y proclamó en su discurso, abiertamente feminista, término que tenemos que reivindicar, que debemos extender y defender siempre, lo mucho que falta por alcanzar la igualdad real. Dijo, por ejemplo, que vivimos en sociedades donde se alaba a hombres que cambian pañales, como si el cuidado de los hijos fuera cuestión exclusiva de las mujeres, y a la vez miramos mal a las mujeres que se quedan hasta tarde en el trabajo. Habló también de los estereotipos, de los roles que imponemos a niños y niñas desde pequeños. "Díganles a sus hijos que pueden llorar, y a sus hijas que jueguen al fútbol si quieren, indicó. Recordó también que la ambición o cierto autoritarismo es algo elogiado en los hombres, pero criticado en las mujeres. Incidió en tantos tics machistas y en el poder salvador de la educación, pues sólo educando en igualdad conseguiremos tener una sociedad realmente igualitaria y justa en el futuro. 

Todo pasa por la educación. Los medios de comunicación, por supuesto, también tienen mucha responsabilidad. Por ejemplo, haríamos todos bien en destacar esta iniciativa solidaria del gobierno estadounidense, promovida por los Obama, en lugar de dedicar reportajes a analizar, por ejemplo, la vestimenta de la primera dama. Porque bien sabemos que nunca se leen esos reportajes cuando hablamos de políticos, hombres. Como no se le pregunta a actores sobre su traje en los Goya, por ejemplo, sólo sobre su trabajo, a diferencia de lo que ocurre con las mujeres. Son pequeños gestos de micromachismo que debemos eliminar. Y se agradece mucho que Michelle Obama se comprometa de esta forma con la defensa de la igualdad de oportunidades entre los niños y las niñas. En vez del estilismo de Obama y la reina Letizia, de lo que hacen o comen los Obama en su visita a Madrid, sería de agradecer que difundiéramos las inteligentes palabras de la primera dama. 

Comentarios