Ocho conclusiones del 20D

1. Incertidumbre. Nadie sabe lo que va a pasar. Por primera vez en la historia reciente de la democracia española, hoy despertamos sin tener la más remota idea de quién gobernará el país los próximos cuatro años. Incluso pensando que cuatro años es mucho tiempo para un Parlamento tan fragmentado y sin mayorías claras. Políticos, analistas, politólogos, periodistas, ciudadanos... Todos deben cambiar su visión. Todos deben adaptarse al cambio radical de la política española, en el que el bipartidismo no se ha hundido, pero sí se ha dado un severo batacazo, mientras que los nuevos partidos surgen con fuerza, mucha más Podemos que Ciudadanos. Lo más destacado de estas elecciones, con 123 escaños para el PP, 90 para el PSOE, 69 para Podemos y 40 para Ciudadanos, es que existe una incertidumbre máxima. Lo llamamos ingobernabilidad, sobre todo, por falta de costumbre. A todos les toca ahora tomar conciencia de la trascendencia y la complejidad del momento. 

2. Aritmética nada clara. ¿Quién puede formar gobierno? Nadie, al menos, a priori. Al PP, que ha resistido pese a perder más de tres millones de votantes desde 2011, cuando marcó su techo electoral, no le sirve la abstención de Ciudadanos, pues juntos sólo suman 163 escaños, por debajo de los 176 de la mayoría absoluta. Tampoco está nada clara la opción de una alianza de izquierdas, pues la suma de PSOE, Podemos e Izquierda Unida-Unidad Popular (dos escaños) es de 161. A partir de ahí, hay múltiples variables, todas ellas inesperadas. Para que se formara una coalición alternativa al PP haría falta como mínimo la abstención de ERC (9) y otros partidos nacionalistas, que a pesar del vuelco electoral en España vuelven a ser decisivos. Tampoco resulta demasiado creíble que el PNV (6 diputados) dé su apoyo al PP, pero es que incluso en ese hipotético caso tampoco sumaría. 

3. Altura política y responsabilidad. Carajal, lío, situación endiablada, ingobernabilidad, sin dios... Son algunos de los términos que más utilizamos todos anoche. Pero se puede extraer otra lectura de las elecciones. Los españoles con su voto, sí,han dibujado un escenario muy complejo y de difícil salida. Pero también se puede interpretar que esta nueva distribución del Congreso es una exigencia de los ciudadanos a ponerse de acuerdo. Urge la altura política y la responsabilidad, cualidades estas que no se han observado en España en los últimos años. El resultado del 20D puede conducir incluso a una nueva convocatoria electoral, sí, pero también podría, seamos un poco ilusos y exigentes con nuestros representantes hasta que la realidad nos lo impida, forzar a los partidos políticos a negociar y a llegar a acuerdos de Estado. Llevamos años implorando por un mayor pluralismo. Pues aquí está este nuevo país, en el que habrá que aprender a vivir con alianzas que hace años sonarían a chiste y con un reparto de fuerzas muy complejo. El PP, además, tiene mayoría en el Senado, lo que añade complejidad al escenario político, pues podría bloquear los acuerdos del Congreso. 

4. El PP resiste. Es evidente que el PP ha caído con fuerza desde las elecciones de 2011, pero no se debería olvidar que entonces marcó su techo electoral. Después de cuatro años de recortes y de políticas extraordinariamente impopulares, la formación liderada por Mariano Rajoy resiste con un 28,7% de los votos, por encima de los 7 millones de votos. Prácticamente no se ha movido el PP en las encuestas de la campaña e, insisto, tras una legislatura marcada por los recortes y la corrupción, este resultado del PP, aunque tenga complicado gobernar, aunque obligue a la autocrítica en Génova 13, es más que aceptable para los populares. 

5.  La encrucijada del PSOE. Pese al triunfalismo de Pedro Sánchez anoche, tono compartido por el resto de líderes políticos, el PSOE obtuvo ayer los peores resultados de su historia, con 90 escaños y el 22% de los votos. Los socialistas tienen en su mano dos opciones, dos formas de hacerse el harakiri, dos modos de suicidarse. O busca un gobierno con Podemos y apoyos puntuales de partidos nacionalistas, lo cual implicaría presentarse como un partido cegado por las ansias de poder al que no le importa juntarse con formaciones que defienden la ruptura de España, empezando por Podemos, que plantea un referéndum, o se abstiene para permitir que gobierne el PP, es decir, aquel a quien Sánchez llamó "indecente". La llave la tiene el PSOE y haga lo haga va a provocar fracturas internas, pues muchos votantes del partido no entenderían que dejara gobernar al PP, pero muchos líderes del partido (Susana Díaz, sin ir más lejos) no aceptarían un batiburrillo de muchos partidos para crear un frente anti PP. 

6. Podemos: las campañas sirven para algo. El resultado de Podemos, 69 escaños y un 20,6% de los votos, demuestra que las campañas electorales sirven para algo. La formación de Pablo Iglesias empezó la campaña como cuarta fuerza política y ha remontado con una acertada labor en estos 15 días que le permite ser el tercer partido y lograr la más fulgurante irrupción de un partido político en el Congreso en la historia de España. También es llamativo, y paradójico, que Podemos, muy crítico con la ley electoral (esa que ha vuelto a castigar a IU), se ha beneficiado de ella, del reparto por circunscripciones, pues ha sacado petróleo de las coaliciones en las que está integrado en Galicia, Valencia y Cataluña. El discurso de anoche de Iglesias, exigiendo reformas constituciones, muestra que su postura de entrada es de máximos y que no será fácil alcanzar acuerdos. 

7. Ciudadanos pincha. Albert Rivera se vio como presidente de España, igual que muchos ciudadanos y, desde luego, igual que muchos miembros del establishment. Por eso su resultado, pese a no ser negativo (40 escaños y 13,9% de apoyos), está muy lejos de las expectativas creadas. Del mismo modo en el que Rivera se autoconvencía de que podía ser presidente del gobierno ahora intenta vender que el resultado es un éxito arrollador. Pero no lo es. Ciudadanos ya ha dejado claro que se abstendrá en la investidura del PP y que votaría en contra de una hipotética alianza del PSOE con otras fuerzas de izquierdas. Nunca sabremos hasta qué punto esta caída de Ciudadanos respecto a lo que decían las encuestas responde al mensaje lanzado por Rivera en el mitin final de la campaña. Después de meses sin mojare, anunció que facilitaría un gobierno de Rajoy. Lo que sí parece claro es que Ciudadanos ha hecho una mala campaña y que esta se le ha hecho larga. 

8. Castigo a Mas. Los resultados de las generales en Cataluña deberían llevar a la reflexión a muchos. En Comú-Podem, la alianza donde se presentaba Podemos, fue la fuerza más votada con 12 escaños, ERC triplicó resultados y Democracia i Llibertat quedó tercero empatado con el PSC a ocho escaños. Es un toque de atención a Mas. Por cierto, un resultado bastante negativo de Ciudadanos en el que siempre fue su feudo, empatado en la quinta posición con el PP. Nadie puede estar satisfecho más que ERC, que ha aglutinado el voto independentista (la CUP, coherente, no se presentó a las elecciones porque se quiere ir de España) y Podemos, cuya propuesta de una consulta pactada sobre la independencia ha convencido a los votantes, algo de lo que todos deben tomar nota. 

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