Carmena y los okupas

Pues a mí me parece bien la decisión del Ayuntamiento de Madrid de ceder espacios municipales a colectivos sociales. Es más. Me parece muy bien. Como es ya habitual con cada nueva medida que toma el consistorio desde que gobierna Ahora Madrid, esta medida ha despertado una gran polvareda mediática. Carmena, según algunas versiones de prensa, estaría buscando espacios públicos para cedérselos a okupas y gente de mala vida. Pretendería, según ciertos medios, dar carta blanca a delincuentes desalmados para invadir nuestras casas y a sádicos comunistas a dar caramelos envenenados a los niños a las puertas del colegio. El ruido mediático de esta medida, que a mí me parece tan sensata, es una prueba más de que parte de la prensa no está dispuesta a concederle ni agua al nuevo consistorio madrileño, lo cual es muy respetable en un país democrático con libertad de prensa, por cierto. 

A los nuevos Ayuntamientos se les critica todo desde el minuto uno. Uno piensa que esa, básicamente, es la función de la prensa. Controlar al poder. Criticar los excesos del poder político, económico o empresarial. La lástima es que esta actitud sólo se haya adoptado cuando han llegado a los Ayuntamientos partidos nuevos y que no se emplee también para el resto. Un descuido. Da la impresión de que incomoda más la errática y simplona política de símbolos de algunos de estos nuevos consistorios, por ejemplo, que la corrupción galopante de los anteriores equipos de gobierno. Tal vez si con los partidos que ocuparon la responsabilidad de gobernar las grandes ciudades antes que estas nuevas formaciones hubiéramos adoptado todos un tono tan crítico, tan cerrado a hacer concesiones con el poder, otro gallo cantaría. Igual hasta se habrían destapado algunos escándalos. Pero parece que la crítica afilada se la guarda todo el mundo en este país para el que considera adversario político y eso, por supuesto, es aplicable a los medios conservadores que atacan a Ahora Madrid tanto como a quienes justifican todos sus errores y critican todo lo que hacen los demás partidos. 

El caso es que Manuela Carmena ha cometido errores en el poco tiempo que lleva como alcaldesa, de los que hemos hablado aquí, pero también ha tenido aciertos. De esos se habla un poco menos. En esta categoría, sin duda, hay que incluir la decisión de no seguir adelante con la venta a fondos buitre de viviendas sociales. Es algo de sentido común. No cabe en cabeza humana que se venda a un fondo de capital riesgo la gestión de unas viviendas concedidas a personas vulnerables con un alquiler social. El anterior Ayuntamiento tomó esta decisión y el nuevo equipo de gobierno, con buen criterio, ha revocado la venta. Sentido común, que es, en política y fuera de ella, el menos común de los sentidos. 

Creo que también es un acierto la decisión de ceder espacios municipales a organizaciones sociales y vecinales. Se caricaturiza esta medida del Ayuntamiento afirmando que Carmena quiere darle espacios a los okupas. Y no es exactamente así. O no sólo. El pulso vital de una ciudad se mide por la calidad de su tejido asociativo. Debo de ser muy raro pero a mí lo que me parece alarmante no es que el Ayuntamiento de Madrid decida ceder espacios no utilizados a asociaciones de vecinos sino que los anteriores equipos de gobierno municipal hayan puesto tantas trabas a loas organizaciones sociales. En Madrid, a pesar del nulo apoyo de las autoridades, hay infinidad de asociaciones de vecinos que organizan actos para dinamizar al barrio, que proponen alternativas de ocio saludable a los jóvenes, que acercan la cultura gratis a sus vecinos, que llegan donde el Ayuntamiento el resto de instituciones no lo hacen. 

Nada hay de malo en que el el Ayuntamiento esté inventariando los espacios que puede ceder a las organizaciones sociales sin ánimo de lucro. Es más, creo que es algo que celebrar. Una medida inteligente que sólo sería sectaria si el consistorio cede estos espacios exclusivamente a asociaciones de su cuerda. Pero pensar tal cosa antes de que se ponga en marcha el programa es anticiparse demasiado. En este país tenemos una enfermiza costumbre de politizarlo todo y, ciertamente, a veces esta intoxicación del politiqueo llega a las asociaciones vecinales. Pero ni es eso algo que haya inventado Ahora Madrid ni deberíamos presuponer que con esta medida lo va a fomentar. La inmensa mayoría de los colectivos vecinales y sociales trabajan por mejorar la vida de los barrios y llevan a cabo una impagable labor de promoción de la cultura. Que el Ayuntamiento se ponga de su lado en lugar de ponerles piedras en el camino como hasta ahora es un motivo de alegría. Ya antes de que Carmena tomara esta decisión, mucho antes, se han cedido en otras ciudades espacios públicos a asociaciones vecinales. Es algo normal y saludable. Cuesta entender la fijación con el consistorio madrileño y la sobreactuación de poner el grito en el cielo por una medida tan lógica. 

Citar ejemplos concretos sería injusto porque hay multitud de asociaciones vecinales que trabajan por sus barrios. Por cercanía personal, por ejemplo, puedo hablar de las asociaciones de vecinos de Villaverde, que llevan varios años organizando la cabalgata de Reyes en el barrio, después de que el Ayuntamiento decidiera suspender las cabalgatas de los distritos. Estas asociaciones organizan conferencias, charlas, sesiones de cine, viajes, visitas a museos y toda clase de actos culturales durante todo el año. ¿Qué hay exactamente de malo en que el Ayuntamiento ayude a estas asociaciones cediéndoles un espacio para que sigan ofreciendo un servicio social sin ánimo de lucro? 

El ruido por esta medida ha venido sobre todo por el hecho de que, dentro de las asociaciones y colectivos sociales a los que el Ayuntamiento daría un espacio público (que mantendría su titularidad pública, por eso se llama cesión) están grupos okupas. Al margen de cual sea nuestra posición sobre la propiedad privada, y a mí desde luego de entrada no me agrada particularmente que se invadan edificios que no te pertenecen, sería necio negar la labor cultural y social que llevan años realizando distintos centros okupas en Madrid

El ejemplo más claro es el de La Tabacalera en Lavapiés. Desde 2009 existe este centro social autogestionado. Una rápido visual a su web debería calmar a quienes piensan que Carmena tiene intenciones demoníacas con su idea de ceder espacios a los malvados okupas. Talleres de cocina, bricolaje, baile, danza infantil, arte, cultura japonesa, teatro, fotografía, huerto urbano, atención psicológica gratuita a personas sin recursos... No sé qué hay tan horroroso en estas actividades de servicio social que dinamizan un barrio y ofrecen oportunidades a quienes no tienen dinero para pagarse cursos en academias privadas. Desconozo qué es que pueda incomodar tanto como para furibundos editoriales echando espumarajos de rabia por la decisión de Carmena. No sé qué puede tener de malo que el Ayuntamiento, para variar, colabore con los colectivos vecinales que mejoran la vida de los barrios y ayudan a sus vecinos acercándoles alternativas de ocio y de cultura gratuitas. Sí, también a los colectivos okupas. 

Comentarios