Lecturas de verano (V)

En más ocasiones de las deseables (que sería ninguna, claro) publicar un libro ha arruinado la vida a su autor. Ocurrió, por ejemplo, con Los versos satánicos de Salman Rusdhie, que le costaron al escritor indio nacionalizado británico una fatua del ayatolá Jomeini contra él, lo que le ha obligado a vivir escoltado y con su libertad de movimientos restringida por estar en la diana de los fanáticos. Lo mismo le ocurrió al escritor italiano Roberto Saviano con Gomorra, una novela que es en realidad un formidable reportaje con nombres y situaciones reales en la que se desnuda el funcionamiento de la Camorra, la mafia napolitana. El libro deja sin aliento al lector, espanta al poner de manifiesto la brutalidad de las prácticas mafiosas y su inmenso poder, resulta ilustrativo y necesario. Escribir esta obra, que se convirtió en un arrollador éxito de ventas, provocó que la mafia le declara la guerra a su autor, que también tiene que vivir en paradero desconocido, cambiando de domicilio y escoltado permanentemente. 

Es una lectura recomendable, para el verano o para cualquier otra época del año. No es, desde luego, una novela amable. Es más bien un arriesgado y necesario trabajo periodístico hecho libro que desvela los tejemanejes de la mafia napolitana, relata la extensión de las redes mafiosas en Italia y fuera del país transalpino (se nombra a España en varios momentos del libro) y también cuenta vidas reales de víctimas de las mafias, jóvenes que se ven cegados por el dinero, e incluso el cierto prestigio social en determinadas localidades, que da colaborar con estas redes criminales, la valentía de unos pocos que plantan cara a los mafiosos jugándose la vida, y perdiéndola en ocasiones. Es un libro imprescindible de un autor que, lejos de paralizarse por el miedo, ha seguido abordando en obras sucesivas, como Cero, cero, cero, dramas sociales espinosos y que le complican la vida como el narcotráfico. 

Como no todo pueden ser penas y preocupaciones, que para algo estamos en periodo vacacional, podemos recurrir como antídoto al mal funcionamiento de nuestro mundo y a sus injusticias y desigualdades a novelas divertidas con las que desconectar un poco del mundanal ruido. Aquí se me vienen a la cabeza dos, que difieren entre sí, pero que en ambos casos provocan carcajadas en el lector. Una de ellas, legendaria, célebre por la historia desgraciada de su autor, que nos lleva siempre a preguntarnos hasta dónde podría haber llegado su esplendoroso talento, es La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, publicada después de que su autor se suicidara, en parte, al parecer, por la decepción ante la negativa de las editoriales a su manuscrito. En esta inclasificable novela conocemos a uno de los personajes más célebres de la reciente historia de la literatura, Ignatius J.Reilly, un treinteañero obeso, inadaptado social, con ínfulas de grandeza dedicado a escribir la novela más grande del siglo donde desmonte la desvergüenza de la sociedad, alérgico al trabajo, anti todo, estrambótico, disparatado. Genial. 

La otra obra divertida que nos puede permitirnos este verano darnos un respiro entre tanta desgracia de ahí fuera es Ávidas pretensiones, donde Fernando Aramburu reúne a una fauna de poetas engreídos, con problemas de personalidad, envidiosos, atormentados, odiosos, aprovechados, egoístas y bastante despreciables en unas ficticias jornadas en el monasterio de un pueblo apartado donde se dan cita las vanidades de los literatos. Se suceden discusiones estúpidas que no llevan a ninguna parte, se cruzan las historias personales, a cual más extraña, de los poetas y se exhibe la impostura de todos con un estilo cuidado y elegante en esta impresionante novela. 

Siguiendo con la línea de novelas extrañas (adjetivo este, como decimos siempre, lleno de connotaciones positivas y prometedoras cuando de literatura hablamos) me viene al recuerdo Ejército enemigo, de Alberto Olmos. De este autor he reseñado en el blog El estatus, atractivo ejercicio literario que me convenció más por el continente que por el contenido. Antes había leído de él la citada Ejército enemigo, que es una obra difícil de definir. La sinopsis sería esta. Santiago, publicista joven cínico, descreído y deprimido, recibe como testamento a la muerte de un amigo una carta que le permitirá saberlo todo sobre la vida del fallecido. A partir de ahí se da paso a un relato descarnado, provocador, a tumba abierta, fiero, atrevido, rompedor, osado, incómodo a veces. El libro habla de la solidaridad, de la política, del papel de Internet en nuestras vidas, del compromiso, de la amistad, de algunos de los males de nuestro tiempo... Una novela distinta a todas las demás. 

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