Amor eterno al ingenio del Carnaval de Cádiz

Fuente: @CarnavalCadizTv
El Teatro Falla de Cádiz acogió ayer la gran final del Carnaval de la tacita de plata, rincón mágico que cada año por estas fechas es un paraíso de ingenio, astucia, sabiduría popular, letras canallas, diversión y crítica social. El Carnaval gaditano es un recital de talento desbordado. La calle que toma la palabra y canta las verdades del barquero, pone en su sitio al poderoso, a la sociedad, a la política, hasta a las redes sociales. Nadie escapa, afortunadamente, de los dardos de las letras de las agrupaciones de chirigotas, cuartetos, coros y comparsas. Acabó tarde la final, de madrugada, como siempre. Y como cada año escribo desde la distancia (vuelvo a decir aquí que el próximo año estaré allí, a ver si alguna vez de estas se cumple), gracias a Canal Sur, con su espléndida y muy divertida retransmisión a través de Internet, y gracias también a la web del Carnaval de Cádiz TV y su perfil en Twitter, que lleva semanas acercándonos al insuperable ingenio gaditano.


El sentido del humor es, decimos con frecuencia, una demostración de inteligencia. De hecho, es la mejor gorma de pasar por el mundo, la más provechosa. Puesto que la vida es tan fea, tan mejorable, tan dolorosa, el humor es el arma de los más inteligentes, de quienes saben reírse de todo, empezando por sí mismos. Y de eso andan sobrados en Cádiz.  Combinan con maestría las letras que escuchamos en la final el amor por su ciudad (cómo para no adorar la tacita de plata), la crítica a los responsables locales (Teófila Martínez se lleva un buen chaparrón cada día para el Ayuntamiento), la risa, analgésico natural imprescindible, el repaso irónico a la actualidad política, cultural, televisiva, deportiva... También la ternura. Hay letras sobre el amor, sobre la amistad, sobre valores humanos, sobre la ética y la moral. 

La chirigota ganadora de este año, Los Superpop, es un guiño precioso, de los que gustan en el Carnaval de Cádiz, de los que juegan con la nostalgia y la melancolía, a los años 80. "Si lloraste cuando se murió Chanquete la primera de las veces de las diocho mil setecienta scuarenta y siete que Chanquete se murió, tú eres de los ochenta como yo", comienza. Sabrina y su teta, la llegada al poder de Felipe Gónzalez (que en su yo del pasado ilusionó y ahora se le ve lejos de todos aquellos ideales que simbolizó), la extensión interminable de la alcaldía de Teófila Martínez en Cádiz o la música de aquellos años ilustran unas letras animadas que pusieron en pie al Falla y también tuvieron lugar para la crítica. La casa real, por ejemplo, se llevó un cuplé muy ingenioso sobre los posibles hijos secretos del rey que, cuentan, "hay algo que yo no comprendo y que de verdad a mí me supera, pudiendo haberte quedado con los chiquillos que tú quisieras, como es que tú te quedaste con el más rancio, con la más tonta y la más ratera". Y así. 

De esto último, por ejemplo, da un buen ejemplo el coro Los millonarios, ganador en esta categoría. En él se presenta a unos mendigos, se entiende que en el pasado ricos, haciendo un elogio de lo que da sentido a la vida, que naturalmente no se compra con dinero. Con unas letras de admirable sensibilidad censuran esa falsa creencia de que las riquezas dan la felicidad, Ya en su presentación exhiben esa filosofía vital: "y tú que estas ahí mirándome cuál si yo fuera un loco deberías saber que yo de pobre tengo poco, que aunque a dentelladas viva de lo que te sobre, te puedo asegurar que de los dos, tú eres el más pobre... Y sobran ruidos, motores y falsos amores que mueren deprisa jugando al esconder con el placer y los dolores, que luego a ti y a mí la muerte nunca nos avisa. Que el dinero ni es un caballero ni es tan poderoso, lo que por un lado te da, por el otro te quita las cosas que se necesitan para que la vida merezca la pena y no parezca una condena. Mírate bien en los bolsillos, que la auténtica indigencia no es más que la impotencia de tu misma sociedad, la misma que te muerde y ye devora cada segundo y cada hora y cada día que se va. De las cosas que tengo no hay un tesoto mayor que verme a solas con el tiempo, que el tiempo es oro, y ese oro es el que tengo yo". 

Lo dicho, magistral elogio de la pobreza material, que no es la que importa y puede ser compatible con la riqueza moral, la interna, la que vale. Una sabiduría popular que no se enseña en las escuelas, sólo en la el colegio de la vida, con la gente. "El tiempo que tú conviertes en la rutina que te atraganta, el tiempo que cuando no me da el sol es porque me está dando la luna, el mismo que a ti se te escapa de la forma más torpe y más inoportuna. Y esa es mi fortuna". 



Tocan el corazón con sus letras, hacen reír, reflexionar, pensar, divertirse. Su análisis del estado de la sociedad es en muchos casos brillante, atinado. Y, por supuesto, también su crítica a la situación política. Incluyo aquí la transcripción de parte de una letra del grupo que quedó tercero en la categoría de chirigota, la de Ahora es cuando se está aquí bien, unas señoras de buen año en la playa. Ojo a la letra, porque no será fácil encontrar análisis políticos más precisos. "Que si podemos encontrarnos una sorpresa. Que si podemos perder hasta la cabeza. ¿Perder la cabeza? Que me entran ganas de levantarme. ¡Que van a venir otros después de treinta y tantos años ahora que va la cosa de maravilla! Yo creo que podemos respirar tranquilidad. Podemos notar que está Pedro Sánchez así nerviosillo, bueno. Podemos notar a Rajoy un poco cagadillo, bueno. Lo que no podemos es dejar de confiar y que podemos tener la tranquilidad de que la juventud va a votarlos porque está contentísimos con ellos. Podemos seguir arropados por el PP y por el PSOE. Podemos seguir en sus brazos una y otra vez. La custodia compartida. Y si hay cuatro corruptos que nos han dado disgustos. Eso sólo son ramas que están podridas de ese gran árbol enraízado que es la democracia en la que creemos. Y ese árbol vuelve a brotar mientras lo podemos y lo podemos". 

La Trattoria ganó en la categoría de coros y Los pensionistas se las dan de artistas en los cuartetos. El Falle fue ayer una fiesta memorable, pero las calles toman el testigo, porque el talento llevado a las tablas del teatro gaditano sale de ahí, de la gente corriente, de los gaditanos de a pie. Con chirigotas, ironías, cuplés, popurrís y la armadura infranqueable del humor ante las tempestades de la vida. 

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