"La isla mínima" triunfa en los Feroz

Los críticos de cine se rindieron ayer a la calidad de La isla mínima, gran triunfadora de los Premios Feroz. Estos galardones entregados por la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, celebraron ayer su segunda edición en la que coronaron a la cinta de Alberto Rodríguez como la mejor cinta dramática del año. Volvió a ser una gala ágil, divertida, irónica y ácida, al más puro estilo Globos de Oro, que también entregan los críticos cinematográficos, también se consideran antesala de los premios de la Academia, también logran ser mucho más informales y amenos, también tienen mesas redondas en el patio de butacas donde también corre el alcohol y se promueve un ambiente distendido... Los parecidos siguen siendo muy razonables, lo que quizá es lo mejor que se puede decir de los Premios Feroz, presentados esta vez por una Bárbara-Santa Cruz que no llegó al nivel de frescura de su antecesora Alexandra Jiménez pero sí estuvo cerca. 

Por empezar por lo estrictamente cinematográfico antes de dar alguna pincelada de la magnífica y ágil gala (poco más de una hora y media de duración), durante buena parte de la noche no estuvo claro si la gran triunfadora de la segunda edición de los Feroz sería La isla mínima o Magical Girl, que también fue muy premiada anoche. Antes de conocer los últimos galardones en los que competían ambas películas (mejor dirección y mejor película dramática), la cinta de Carlos Vermut contaba con cuatro premios (mejor actriz protagonista para Bárbara Lennie, mejor actor de reparto para José Sacristán, mejor guión y mejor cartel, ambos para el padre de la criatura, un muy feliz ayer Carlos Vermut que no para de cosechar éxitos con esta película desde que la presentó en San Sebastián). 

Mientras, La isla mínima tenía tres Feroz, el de mejor actor a un soberbio Javier Gutiérrez que además de merecer el premio por su extraordinaria interpretación de un policía de la vieja escuela en la cinta de Alberto Rodríguez realizó un discurso de agradecimiento vibrante en el que decía sentirse raro recogiendo un galardón a mejor actor protagonista por una cinta dramática, pues él casi siempre ha hecho comedia y se considera un actor secundario, de esos que se cobijan bajo la a veces muy alargada sombra de los protagonistas. Dedicó el premio al fallecido Álex Angulo. Los otros dos Feroz que había ganado La isla mínima eran los de mejor música original a Jesús de la Rosa y mejor tráiler. Por cierto, es un gran acierto de los Feroz mantener estas diferencias con los Goya de introducir galardones distintos como el de mejor cartel y mejor tráiler o la separación entre mejor cinta de comedia y dramática. La cinta de Alberto Rodríguez le ganó a la de Carlos Vermut en el sprint final al llevarse el director sevillano el premio a mejor dirección y su película, el Feroz a mejor filme dramático. 

En el resto de categorías, es destacable que las dos cintas más taquilleras del año, Ocho apellidos vascos y El niño, se fueron de vacío. Paco León recogió el Feroz a mejor comedia por Carmina y amén. Loreak, cinta vasca de la que se hablan auténticas maravillas, se llevó un Feroz, el de mejor actriz de reparto para Itziar Aizpuru en uno de los momentos más entrañables de la noche. El cineasta Carlos Saura recogió el Feroz de honor a toda una carrera, mientras que el joven director gallego Lois Patiño fue reconocido con otro de los aciertos de estos premios, que es conceder un Feroz de honor a aquella cinta que en opinión de los críticos merecía haber tenido mayor recorrido comercial por su calidad. El premio a Patiño fue por el documental Costa da Morte

Respecto a la gala, lo dicho. Los Feroz vuelven a ser un ejemplo para los Goya (ayer, en el reparto de puyas del que nadie se libró hubo una referencia a la mejorable actuación de Manel Fuentes como presentador de la gala de los Goya del año pasado). Lo son por su agilidad. Es cierto que los Feroz lo tienen más fácil porque cuentan con menos categorías que los Goya, pero en la medida de lo posible es algo a imitar que una gala sea tan ágil, porque el gran riesgo en estas ocasiones es que se dilate más de la cuenta. El tono de los Feroz siguió siendo gamberro, provocador, irónico. Fue quizá la gala de premios con menos tintes políticos que se recuerden, aunque la presentadora también lanzó alguna puya al ministro Wert. Nadie salió indemne. Un buen día para reírse de todos, también de uno mismo. Desde el monólogo inicial de Bárbara-Santa Cruz, con broma de esas que congelan al público sobre Woody Allen incluida, se vio el tono de la gala. Fresco, irreverente, irónico, ácido. Una gala muy divertida. 

Los guionistas de la ceremonia se reservaron parte de su talento para las intervenciones de los actores y actrices que repartieron los premios, lo cual es muy de agradecer porque muchas veces en este tipo de galas parece que sólo dan paso a los candidatos y dicen el nombre del ganador como si un protocolo fuera. Aquí hubo intervenciones brillantes como las recomendaciones de comportamiento de Quim Gutiérrez e Inma Cuesta a la hora de dar el primer premio, o la desternillante intervención de Leonor Watlin y Javier Fesser con un diálogo surrealista. También fue muy divertido el vídeo en el que Paco León y Marián Álvarez suspiraban cada uno por el tipo de cine que menos hacen, él por el drama y ella por la comedia, para dar paso a los dos premios a mejor película. 

Magnífica fue la intervención de la presentadora de gala y su antecesora el año pasado, Alexandra Jiménez, en la que ironizaron sobre la profesión del crítico de cine, que eran los que entregaban los Feroz. "Yo de pequeña quería ser crítico de cine. Luego las cosas se torcieron y yo sí pude ganarme la vida haciendo películas", soltó Bárbara-Santa Cruz. Después, decidida a reconocer la labor necesaria de los críticos pidió ayuda a Alexandra Jiménez."Qué sería sin ellos de..., ayúdame Alexandra...". "Qué sería sin ellos del cine iraní", zanjó esta. Muy divertido. Como también lo fue, como siempre, Carlos Areces junto a Rossi de Palma. Areces pidió un reparto más equitativo de los premios entre los actores. "¿Habéis ido a la casa de Lluis Tosar? No le caben ya más premios. Flaco favor le estáis haciendo. Como no aflojéis un poco, se le hunde la casa... Antonio de la Torre. ¿Cuántas nominaciones tiene Antonio de la Torre? Llegó a estar nominado a unos Goyas por dos películas distintas. Va a llegar un momento en el que sólo se le podrá votar a él. Será el Fidel Castro del cine español. Perdón, Willy". Y así todo. Muy mala uva, mucho sentido del humor en una gala en la que se celebró, esta vez con numerosas razones, un buen año del cine español. ¡Larga vida a los Feroz!

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