Reig Pla, dispuesto a salvar España

Ocurrió la semana pasada, pero no puedo dejar de comentarlo por la trascedencia del evento. Al fin y al cabo, fue como una revelación. Una aparición milagrosa. Andaba España, qué digo España, la Humanidad entera, perdida. Deambulaba sin rumbo, arrastrada por la falta de moral cuando volvió el hombre. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá, tuvo a bien iluminarnos con su pensamiento claro, con su actitud abierta y tolerante. Volvió el referente ético de todo un país, la reserva moral de Occidente que encarna él solo. Regresó por carta el señor obispo, un escrito que no tiene desperdicio y del que dejo aquí el enlace. Ojo, no despreciemos el avance de pasar de ser un vocero que realiza discursos del odio en los sermones eclesiásticos a un narrador sublime del género fantástico. Para que luego digan que la Iglesia no avanza, si hasta recurre a la web para ilustrar a la sociedad con sus vastos conocimientos y con sus siempre necesarias y espléndidas reflexiones morales. Siempre a la vanguardia. 

El señor obispo de Alcalá debe de añorar otros tiempos en los que la Iglesia se metía constantemente en política. En realidad no tiene por qué, ya que los obispos y la conferencia episcopal siguen presionando a los gobiernos para que, por ejemplo, en las mismas escuelas donde se enseña matemáticas se hable también de milagros y apariciones. Pero, a lo que vamos, el señor Reig Pla sabe, porque es la suya una mente privilegiada, que España necesita, tal vez ahora más que nunca, la guía espiritual que sólo los hombres sabios como él pueden dar. Por eso, en un acto sacrificado y desinteresado por el bien común de todos los españoles, la semana pasada el señor obispo se decidió a escribir un artículo en la web de la diócesis de Alcalá de Henares cuyo título es toda una declaración de intenciones: "llamar a las cosas por su nombre. Un verdadero reto para los católicos": En él habla de lo humano y lo divino, quién mejor que un obispo para hacer tal cosa, con la no aprobación de la ley del aborto como punto de partida

Se centra el obispo en la decisión del gobierno de retirar su proyecto de ley del aborto que pretendía llevar a las mujeres españolas treinta años atrás en el tiempo, pero que finalmente sólo ha llevado a Gallardón fuera del gobierno, eso sí, a uno de esos órganos consultivos con sueldos enormes que los políticos crean para tener allí un retiro dorado que tanto merecen por su impagable labor por la sociedad. Reig Pla tilda al aborto de "holocausto silencioso" ya en la primera línea. Comienza fuerte  el artículo y no decae, lo que demuestra que el señor obispo gasta buena pluma. Se ve que la comparación del aborto con el exterminio nazi de los judíos, ese contra el que se cuenta que el Vaticano pudo hacer más de lo que hizo, le gusta a Reig Pla, pues lo utiliza otra vez más. Y aquí ya, en el punto segundo de su artículo, se viene arriba. Atentos: "Desde la lógica del horror el Secretario General del PSOE ensalzó en la Estación de Atocha de Madrid el mal llamado “tren de la libertad” en el que algunas mujeres reclamaban “el derecho a decidir matar inocentes”; este tren, como los trenes de Auschwitz que conducían a un campo de muerte, debería llamarse, no el “tren de la libertad” sino, el “tren de la muerte”, del “holocausto” más infame: la muerte directa y deliberada de niños inocentes no-nacidos."

En este país tan ingrato con sus mentes más claras y sus hijos más brillantes, el señor obispo ha recibido críticas. Pero atendamos al esfuerzo que para tan insigne señor supone tener que escribir este artículo, a él que no le gusta nada meterse en política ni en la vida de la gente, a él que tan poco le agrada entrar en polémicas. Es un inmenso esfuerzo, pero alguien tiene que decir las verdades que el bueno de Reig Pla nos cuenta en este artículo. Debemos apreciar el calado intelectual de la carta del obispo. Atención a su tesis sobre el porqué de la retirada de la ley del aborto: "Ha llegado el momento de decir, con voz sosegada pero clara, que el Partido Popular es liberal, informado ideológicamente por el feminismo radical y la ideología de género, e “infectado”, como el resto de los partidos políticos y sindicatos mayoritarios, por el lobby LGBTQ; siervos todos, a su vez, de instituciones internacionales (públicas y privadas) para la promoción de la llamada “gobernanza global” al servicio del imperialismo transnacional neocapitalista, que ha presionado fuerte para que España no sea ejemplo para Iberoamérica y para Europa de lo que ellos consideran un “retroceso”  inadmisible en materia abortista". 

Los fans de Reig Pla no podrían perdonarle que no hiciera una alusión a su tema preferido. Como bien es sabido, todos los autores cuentan con temas recurrentes en sus obras de ficción. En su salto a la literatura fantástica, Reig Pla no podía dejar de lado a su amado colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. Cómo iba a renunciar el obispo a aquello que le había otorgado con anterioridad muchos de sus grandes éxitos. Era preciso denunciar que los homosexuales son responsables de ese "holocausto silencioso" que es el aborto porque ellos infectan a los partidos políticos y a los sindicatos mayoritarios. El obispo no se cansa de intentar tender puentes con esos hijos descarriados que viven la vida con libertad y aman a quien desean sin hacer daño a nadie. 

¿Y qué hacer, oh faro espiritual de España? ¿Tiene arreglo nuestro país? Tranquilos, el gran líder no iba  a dejarnos sin soluciones. Sí, los partidos políticos están infectados por el lobby gay (no hay más que ver el cariño público hacia esa comunidad que presenta el PP en cada ocasión, como cuando recurrió al Constitucional el matrimonio entre personas del mismo sexo) y sí, son "verdades estructuras de pecado", pero hay solución. Claro que sí. Hay remedio y el señor Reig Pla en un alarde de generosidad nos la otorga ya casi al final de su artículo, cuando cundía el pánico en nuestro país, aterrados todos por la depravación de ver cómo el gobierno decidió finalmente no entrometerse en la vida privada de las mujeres ni decidir sobre su cuerpo. La solución es, tachán, crear un partido que defiendan los principios de la Iglesia. "Con afecto hacia las personas y con dolor, también debo decir que, en ocasiones, algunas instancias de la Iglesia Católica que camina en España no han propiciado, más bien han obstaculizado, la posibilidad de que aparezcan nuevos partidos o plataformas que defiendan sin fisuras el derecho a la vida, el matrimonio indisoluble entre un solo hombre y una sola mujer"; nos cuenta el señor obispo. Así se acabaría, sin duda, la crisis en dos días. 

El bueno de Reig Pla, metido ya de lleno en su papel de salvador espiritual de nuestro desvalido país, es consciente del peso de la carga que desinteresadamente se ha echado sobre sus hombros. Sabe que es complicado. Así lo avisa a sus seguidores: "El camino va a ser largo y difícil, ya sucedió con la abolición de la esclavitud. La maduración de las conciencias no es empresa fácil, pero nuestro horizonte, por la gracia de Dios, es el de la victoria del bien". Amén, padre. Amén. Para terminar de ilustrar el artículo del señor obispo, la web de la diócesis de Alcalá incluye un enlace con el título: "+ Info sobre el crimen abominable del aborto". Cómo resistirse a pinchar. Allí aparece una cita del Concilio Vaticano II en defensa de la vida y enlaces al fascinante mundo de las encíclicas y declaraciones de responsables religiosos sobre el aborto. ¿Qué sería de este país sin líderes espirituales como Reig Pla? 

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