Periodismo en Gaza

Lo insultante y atroz del conflicto en Gaza es que Israel sigue matando de forma indiscriminada a civiles inocentes y que el grupo terrorista Hamas continúa lanzando misiles contra aquel país. Lo terrible es que ninguna de las dos partes cumplió ayer la tregua acordada. Los islamistas radicales secuestraron a un soldado israelí y el ejército de este país mató a más de 40 personas. Lo trascendente de esta dramática situación son las violaciones de los Derechos Humanos y los crímenes de guerra que se están cometiendo, la indecente impunidad con la que Israel bombardea escuelas de Naciones Unidas, el odio que se va sembrando en generaciones enteras. Lo estremecedor aquí es la destrucción, la muerte, la injusticia. Todo esto lo conocemos gracias a que hay periodistas que dignifican esta profesión tan en horas bajas informando desde el lugar de los hechos, jugándose la vida por ello. 

A veces pienso que los periodistas hablamos demasiado de nosotros mismos, de nuestros problemas, de la crisis de los medios impresos, de la necesidad de encontrar fórmulas viables en Internet, etc. Cuestiones todas ellas trascendentes, pero que no sé hasta qué punto interesan a la sociedad en su conjunto. De ahí el preámbulo a este artículo. Las cuestiones más profesionales, más vinculadas estrechamente con el periodismo, pasan a un segundo plano, porque lo importante de los medios es aquello de lo que informan, el modo en el que lo hacen y el hecho de que están haciendo cumplir el fundamental derecho a la información. Lo importante, lo insufrible en Gaza, es la destrucción y las muertes, las personas heridas y las que han perdido sus casas. El miedo, la rabia, la sinrazón. Los periodistas, estos con mayúsculas, que informan desde allí son testigos de la atrocidad, porque aquello de lo que no se informa, sencillamente no existe. Si las cámaras de los medios no nos mostraran tanta desolación, no conoceríamos lo que está pasando en Gaza. Si periodistas como Yolanda Álvarez y medios como TVE no estuvieran desplazados en la franja de Gaza, no conoceríamos lo que allí ocurre. Eso es justo lo que quieren, evidentemente, quienes están provocando tanta desolación, los responsables de la masacre. 

Les supongo informados. Ayer, la embajada de Israel en España acusó a Yolanda Álvarez, enviada especial de TVE a la franja de Gaza, de ser una corra de transmisión de los mensajes de Hamas. Es intolerable que las autoridades de un país que se llama democrático vierta acusaciones tan sucias y fuera de lugar contra un periodista que hace su trabajo desde un lugar de conflicto. Denota esta actitud de Israel un desprecio manifiesto por la libertad de información y por la democracia. Demuestra que no quieren testigos impertinentes de las masacres que están causando en Gaza. También muestra la evidente prepotencia que adoptan las autoridades de este país. Si la comunidad internacional no condena con severidad sus bombardeos contra instalaciones de Naciones Unidas, ¿por qué va importarles presionar indecentemente a un medio de comunicación? La insolencia de las autoridades israelíes procede de la carta blanca que el mundo occidental le ha dado para usar la violencia como considere oportuno contra la población civil en Gaza bajo el impresentable pretexto de que sólo está ejerciendo su derecho a la defensa. Si nadie les dice nada ni les sanciona por bombardear colegios y hospitales, ¿qué les va a pasar por intentar amedrentar a una periodista? 

La Asociación de la Prensa de Madrid emitió ayer un comunicado breve y sobre estas presiones de la embajada israelí contra Yolanda Álvarez. Dice esto: "La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) considera la acusación injustificada y fuera de lugar. La rechazamos por considerarla un intento de coaccionar la libertad de información de Yolanda Álvarez. Sabemos que en todos los conflictos hay una batalla paralela por la imagen. Esta no se gana presionando a los periodistas, sino garantizando su libertad y su seguridad, y aportándoles datos veraces. A su vez, los periodistas deben mantenerse al margen de esta batalla paralela, y la única manera que tienen para conseguirlo es dar cabida en sus informaciones a las opiniones de todas las partes en conflicto". 

En este comunicado, severo contra las presiones, afirma la APM que es necesario dar cabida a opiniones de todas las partes en el conflicto. Veamos. Álvarez está en la franja de Gaza. Como bien sabe la APM, Televisión Española tiene también una periodista desplazada a Tel Aviv desde donde informa y aporta cada día en sus informativos la versión israelí, o cómo se está viviendo el conflicto en aquel país. No hay israelíes en Gaza, más que los militares que la han invadido. Exigir a la periodista de TVE hacer algo distinto a contar lo que ve en un territorio en conflicto suena extraño. ¿Cómo puede, desde Gaza, en medio de bombardeos y sin habitantes israelíes en esa zona, dar cabida a las opiniones de todas las partes en conflicto? Cosa distinta sería que la cobertura informativa del medio se centrara exclusivamente en lo que narra la enviada especial a Gaza. Pero no es el caso. Ni de TVE ni de muchos otros medios que cuentan con periodistas en Israel y en la franja de Gaza para dar una visión global del conflicto. 

A pesar de que se ha prostituido y se prostituye de muchas formas a diario, al final el periodismo consiste lisa y llanamente en contar lo que se ve. Sin más. Los enviados a una zona de conflicto son testigos de lo que están viviendo. No altavoces de nadie. Simples testigos. No comprendo que se pida a los periodistas desplazados a Gaza, que se están jugando la vida, que hagan algo distinto más que contar lo que están viviendo. Esa es su labor. No puede ser otra. Sesudos análisis geopolíticos sobre el conflicto, palabrería barata de políticos de uno y otro bando, labores diplomáticas lentas e inútiles... Todo esto no debe entrar en las crónicas de los enviados especiales, creo. Sí deberá estar en la cobertura del medio sobre el conflicto. Pero no le pidamos a quien está desplazado a una zona de conflicto que dé la opinión de una parte, pues en Gaza ningún periodista puede hablar con nadie de Israel. Parece evidente y suena extraño tener que recordarlo. 

En la universidad leí una frase que no recuerdo del todo bien no quién la pronunció, pero sí creo recordar la esencia de lo que contaba. Y me marcó. Era una frase de un periodista que contaba que los reporteros cuentan lo que ven y que no se pueden permitir el lujo de creer en Dios. Algo así decía la frase. Los reporteros, en efecto, deben hacer su trabajo con honestidad y este consiste en contar lo que están viendo. Un enviado especial en Gaza debe hacer exactamente lo que está haciendo Yolanda Álvarez en sus reportajes de TVE: contar lo que ocurre. Sin más. A Israel esto le puede parecer ser altavoz de Hamas y le incomoda que veamos las casas que sus bombardeos destrozan o las familias que impunemente rompen con sus ataques, pero se llama periodismo. El de verdad. El que nos reconcilia con este oficio. Contar lo que ocurre, aunque quienes cometen atrocidades, lógicamente, prefieran que estas queden ocultas. Hay otra frase sobre periodismo, esta sí la recuerdo mejor, de George Orwell, que resume bien de qué va, o por mejor decir de que debería ir esta profesión nuestra. "Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas".

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