El Madrid conquista la Décima

Casi más que cualquier otra cosa, los seres humanos somos un compendio inmenso de contradicciones, así que allá voy, me dispongo a escribir un artículo sobre la final de la Champions de ayer, ese partido de fútbol cuya desmesurada cobertura mediática critiqué ayer. El Real Madrid venció en la final de la Champions por 4-1 frente al Atlético de Madrid, por lo que el conjunto blanco conquistó su décima Copa de Europa. Un triunfo en la prórroga tras un partido muy intenso en el que los dos equipos de la capital se batieron en duelo en Lisboa. Los blancos, en busca de su décima Champhions, el gran anhelo del equipo madridista desde hace doce años (el santo grial, según narraba ayer Alejandro Romero en Onda Cero). Los atléticos, intentando redondear una temporada prodigiosa y heroica en la que han ganado la Liga y han acariciado con los dedos su primera Copa de Europa. 

El partido comenzó con una sorpresa, la titularidad de Diego Costa. El tratamiento a base de placenta de yegua de una curandera al jugador brasileño nacionalizado español fue, por cierto, una de esas noticias que aparecieron hasta en la sopa en la semana previa del encuentro. El delantero rojiblanco es una de las piezas centrales de su equipo. Por eso forzó para jugar en el último partido de Liga en el Camp Nou donde el Atleti se jugaba la Liga, aunque tuvo que retirarse porque se rompió. Ayer volvió a forzar para disputar la final de Champions, el partido en el que su equipo se jugaba tocar el cielo europeo por primera vez en su historia. Su loable esfuerzo, sin embargo, chocó contra la tozuda realidad y a los diez minutos del encuentro Costa tuvo que se sustituido por Adrián

El Atlético de Madrid volvía a quedarse sin su referente, pero si algo es este conjunto de Simeone es un equipo con todas las letras. Así que los rojiblancos se sobrepusieron y lograron tomar el control del encuentro. Marcó Godín en el minuto 34 para llevar al éxtasis a los aficionados colchoneros tras un error clamoroso de Iker Casillas. El conjunto rojiblanco tenía el partido exactamente donde quería. Se ha visto a lo largo de toda la temporada. Cuando el equipo de Simeone se pone por delante es una hazaña perforar la portera de Courtois. Desde que marcó Godín, el Atleti protagonizó una resistencia numantina ante las acometidas del Madrid. El conjunto blanco, todo pólvora, potente, asedió al Atleti por tierra, mar y aire.Y el Atleti resistió. Lo aguantó todo. Las embestidas de un equipo que buscaba la décima como quien busca un tesoro secreto. Entraron Marcelo e Isco para añadir mordiente al Madrid. Después también apareció Morata, el delantero canterano. Todo al ataque. Un Madrid volcado sobre la portería del Atleti frente a un equipo que era una roca. Once jugadores de rojo y blanco que parecían el doble. O el triple. No había manera de franquear el muro inexpugnable de la defensa atlética. 

Resistía el Atleti. Caminaba hacia la gloria, la rozaba ya cuando, a falta de apenas dos minutos del tiempo añadido, surgió imperial Sergio Ramos para rematar al fondo de las redes un cabezazo espléndido que entra ya en la historia del conjunto blanco. Un gol que le dio la vida al Madrid e impidió la proeza rojiblanca de resistir el asedio blanco durante gran parte del encuentro. Forzó Sergio Ramos la prórroga y ahí todos pensaron lo mismo. El Atlético llegaba exhausto, desfondado. Anímicamente tocado, sí, pero sobre todo agotado físicamente tras su sensacional despliegue defensivo. Sin goles en la primera parte de la prórroga, los atélticos soñaban con llegar a los penaltis. Por ahí parecían pasar las opciones de un equipo de leyenda, memorable, batallador y ejemplar que jamás tiró la toalla pero que se quedó sin fuerzas. 

Tenía que llegar el gol de la victoria para los blancos y fue Bale el encargo de poner el 1-2 en el marcador. Locura blanca en Lisboa, con Xabi Alonso saltando desde su lugar en la grada (sancionado) para abrazarse a sus compañeros en el césped y sumarse a la celebración en una de las grandes escenas de esta final. Se enseñoreó a partir de ese momento el Madrid y castigó a su rival más probablemente más de lo que merecía. Marcó el tercero Marcelo y después Ronaldo anotó un penalti para poner el 1-4. La celebración del portugués, que había estado ausente durante todo el partido, estuvo de más. Después se enzarzaron el joven Varane y Simeone en un triste final de partido que, en todo caso, no empaña ni la sensacional victoria del conjunto blanco ni la magnífica temporada del Atlético de Madrid. El Madrid ha hecho una Champions inmaculada, enorme. Carlo Ancelotti, sin estridencias ni broncas, con un estilo exquisito, ha logrado en un año año más de lo que obtuvo el gris y polémico Mourinho.  Los blancos son justos ganadores de de Champions tras una final épica. Cibeles ha vuelto a recibir a cientos de miles de aficionados congregados en torno a la diosa y a su equipo para festejar una Copa de Europa, ya la décima, largamente esperada y que agigante la leyenda del equipo. 

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