Conclusiones de las elecciones europeas

Las elecciones europeas han dejado importantes noticias tanto en clave interna como en clave europea. Varios titulares destacados, algunos de ellos esperados y otros sorprendentes. Puesto que eran unas elecciones al Parlamento Europeo, conviene empezar por lo que han deparado las urnas en el conjunto de la Unión Europea. El grupo popular ha sido el más votado y tendrá unos 212 escaños frente a los 185 de los socialdemócratas, los 71 de los Liberales, los 55 de Los Verdes y los 45 de la Izquierda. Por tanto, el Partido Popular Europeo propondrá a Jean-Claude Juncker como candidato a presidir la Comisión. Por primera vez, al estar ya en vigor el Tratado de Lisboa, el presidente de este organismo debe ser elegido por el Parlamento y los grandes partidos se comprometieron a que fuera el candidato de la lista más votada. Con todo, lo más relevante de las elecciones europeas es el alarmante auge de partidos de extrema derecha y euroescépticos. 

El panorama que dibujan estos comicios es pavoroso. El Frente Nacional de Marine Le Pen, quien ha centrado su campaña en atacar a los inmigrantes y criticar con dureza a la UE, ha sido el partido más votado de Francia. La segunda economía europea y uno de los grandes referentes del continente ha elegido como primer partido al racista y radical Frente Nacional. Un terremoto político en palabras del primer ministro francés, Manuel Valls. El presidente galo, François Hollande, ha convocado una reunión urgente de su gabinete para hoy. Su partido, el socialista, cae al tercer puesto. Le Pen ha pedido ya elecciones anticipadas y disolver la Cámara del país vecino. 

Pero Francia no es un caso aislado. En el Reino Unido han ganado las elecciones los eurófobos de Ukip. Partidos de extrema derecha también se han impuesto o han avanzado notablemente en Finlandia, Dinamarca, Hungría, Holanda y Polonia. En Grecia el triunfo ha sido para el partido de izquierdas Syriza y los neonazis de Amanecer Dorado optan a dos escaños. Por Alemania ha sacado representación un partido euroescéptico y podría obtener un escaño el partido neonazi. En Italia, el cómico y eurófobo Beppe Grillo ha sido la segunda fuerza más votada. La crisis, la austeridad, el descontento ciudadano... Razones que están detrás de este seísmo preocupante en Europa. En España al menos no gastamos, hasta el momento, de esto. El ascenso de la extrema derecha y de los partidos antieuropeos es una inmensa luz roja de alarma para la UE de la que hay que tomar buena nota. La participación subió respecto a las elecciones anteriores en el conjunto de la UE y lo hizo, en gran medida, por el auge de fuerzas críticas con la UE o que incluso quieren acabar con el proyecto comunitario. Muy alarmante. 

En España, varapalo descomunal del bipartidismo. Las encuestas anticipaban caídas del PP y PSOE, pero se quedaron cortas y no supieron reflejar la magnitud del golpe ciudadano a los dos grandes partidos. El PP perdió ocho escaños al pasar de 24 a 16. Victoria pírrica para los populares, que harían mal en seguir la línea de la reflexión, por decir algo, que compartió ayer con los medios en una comparecencia sin preguntas su secretaria general, María Dolores de Cospedal. Sacó pecho del triunfo del PP europeo y de que el gobierno español es el único que ha ganado las elecciones, junto al alemán y al italiano (ahora no sé si se acordó de Italia, donde ganó el partido socialdemócrata o no, pero es lo de menos). Si los dos grandes partidos no toman nota del mensaje nítido que les han lanzado los españoles en estas elecciones el sistema que han construido seguirá desmoronándose sin freno. 

PP y PSOE, que otrora sumaban el 80% de los votos, ayer se quedaron por debajo del 50%. Es un desplome sin paliativos de las dos grandes fuerzas políticas, las que han venido alternándose al frente de la responsabilidad de gobierno en las últimas décadas. Los ciudadanos están agotados del bipartidismo, quieren fórmulas nuevas, nuevas formas de hacer política, nuevas caras, nuevas ideas. La participación subió algo respecto a las elecciones anteriores y estuvo por encima de la media del conjunto de la UE, pero aun así sigue siendo un motivo de preocupación la elevada abstención. El PP puede argumentar, con razón, que la labor de gobierno le ha desgastado y que es lógico caer. Es indudable. Pero estaría haciéndose trampas en solitario porque sabe que sólo la división de la izquierda y la desorientación del PSOE les ha permitido ganar estas elecciones y porque no puede olvidar que en noviembre de 2011 arrasó en las generales obteniendo mayoría absoluta. Se les han ido votantes a chorros. Han ganado las elecciones, sí. Ha sido la victoria más agridulce que se recuerda. 

El PSOE sigue en su hundimiento. La formación liderada, todavía, por Alfredo Pérez Rubalcaba perdió nueve escaños respecto a las anteriores elecciones europeas y cae hasta los 14. Un desastre tras otro para los socialistas. Ayer Elena Valenciano, candidata del PSOE al Parlamento Europeo y número dos de la dirección del partido, reconoció que eran unos malos resultados (lo contrario sería negar la realidad, algo que los dos grandes partidos, por otro lado, suelen hacer con frecuencia). Hoy se espera que Rubalcaba anuncie algún cambio (su dimisión, un congreso extraordinario, el adelanto de las primarias...) para intentar detener la sangría del segundo partido del país que continúa a la deriva. Los votantes de izquierda han hecho memoria y han decidido acudir a otras formaciones políticas que no comenzaron la senda de los recortes que hoy padecemos en España como hizo el PSOE. 

La tercera fuerza más votada, Izquierda Unida, mejora notablemente sus resultados respecto a los comicios anteriores (alcanza los seis escaños) pero la de anoche fue también una noche electoral agridulce para la formación liderada por Cayo Lara, que observa cómo irrumpe con fuerza meteórica una formación que pesca votos en su caladero habitual. Podemos, el partido de Pablo Iglesias, contactó con IU para concurrir juntos en estas elecciones. No hubo acuerdo y el profesor universitario y contertulio televisivo siguió el camino en solitario. Podemos ha logrado cinco escaños en la aparición política más asombrosa que se recuerda en nuestro país. Cuatro meses de existencia y cinco escaños, más de un millón de votos. Iglesias emplea un lenguaje idéntico al de Beppe Grillo en Italia (habla de "la casta" para referirse a los partidos tradicionales) y, por seguir en el país transalpino, la televisión ha sido su gran aliada, como siempre lo fue de Silvio Berlusconi. Haríamos mal, en cualquier caso, en ridiculizar a este partido como ya andan haciendo los palmeros del bipartidismo que confunden estabilidad con inmovilismo. Lo que deberíamos preguntarnos todos es por las razones del éxito descomunal de un partido joven, con infinita menor capacidad económica para la campaña que las grandes formaciones y que centra su discurso en atacar al sistema establecido. Un partido, por cierto, heredero directo del 15-M. 

El ascenso de UPyD a cuatro escaños (tenía sólo uno hasta ahora) también es relevante, pero el partido de Rosa Díez también debe de estar algo inquiero por la irrupción de Podemos. No es quizá tanto competencia directa suya en el terreno ideológico como sí lo es para IU, pero Podemos se presenta como otra alternativa a las dos grandes fuerzas políticas a la izquierda de la izquierda, en este caso. La formación de Pablo Iglesias ha sido la tercera más votada en Madrid. UPyD, la cuarta. Podemos junto a IU superan en votos al PP en Madrid. Pablo Iglesias ya ofrecía ayer de forma sutil pactos y hacía guiños a las formaciones de izquierdas en Madrid para echar a los populares del Ayuntamiento y la Comunidad en las próximas municipales y autonómicas. 

ERC ganó por primera vez las elecciones en Cataluña. Artur Mas, que continúa en su mundo paralelo, decidió ayer celebrar sonriente lo que es una derrota de CiU. Él cuenta los votos a los partidos independentistas, pero parece seguir sin darse cuenta de que los republicanos le están comiendo la tostada y de que él, con su giro soberanista, le está haciendo el juego a ERC, que es el genuino partido independentista. La mayor participación en Cataluña es otro factor a tener en cuenta de estas elecciones. Para bien o para mal, allí los ciudadanos observan que tienen una razón por la que votar y todo gira en torno a la independencia. Hacer oídos sordos a ello sería otro grave error del gobierno central. CEU, que agrupa a CiuU, PNV y BNG, lograron 3 escaños y ERC se llevó dos. Ciudadanos también irrumpió con un escaño, al igual que Primavera Europea (Equo y Compromís, entre otros partidos) y Los Pueblos Deciden (Bildu, entre otros). 

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