"Ilusión" y "Una pistola en cada mano"

En estos días de descanso he podido ver dos películas muy interesantes. Ambas calificadas como comedia y con un tono irónico, aunque son dos cintas bien distintas. Probablemente el aspecto que comparten es su bajo presupuesto y su talento. Sobre todo su talento. La originalidad de la propuesta, la solidez del guión. También son españolas ambas, pero quien sigue este blog sabe que me desagradaba bastante catalogar a las películas por su nacionalidad. Suelen hacerlo quienes desprecian al cine español en su conjunto, como si no hubiera dentro de esa categoría comedias y dramas, grandes películas y bodrios infumables. Exactamente igual que con la cinematografía de cualquier otro país.
 
Vamos allá. La primera de estas dos películas es Ilusión, dirigida, escrita y protagonizada por Daniel Castro, estrenada el año pasado. Es una sátira muy inteligente sobre la industria del cine, sobre los sueños que se persiguen. En ella, un guionista ofrece a las productoras una idea que considera una genialidad: hacer un musical sobre los pactos de la Moncloa. Este hombre cree en su idea y no tiene ingresos, vive de lo que le mandan sus padres y es su novia la que paga el alquiler del piso donde vive. Pero él cree en su idea e intenta triunfar. Es una historia muy disparatada y lo mejor de la cinta es cómo el propio Castro logra, en el papel del protagonista, vender con toda la seriedad del mundo esa idea tan surrealista, incluso cantando sus temas sobre Carrillo y proposiciones de ley en las reuniones que tiene con los productores.
 
La escasez de recursos se suple con la originalidad de la propuesta. Ilusión, por lo que leo, triunfó en el Festival de cine de Málaga del año pasado y es una película autofinanciada por Castro, así que también tiene algo, supongo, de autobiográfico esta historia, en lo que tiene que ver con la idea de luchar por sacar adelante un proyecto y las enormes dificultades de financiación con la que se encuentran los cineastas. Más allá de eso, el protagonista es un personaje bastante prepotente, auto convencido de su genialidad. "Estarás de acuerdo conmigo en que el rechazo a mi película explica bastante el estado actual del cine español", le dice a su novia. Hay escenas impagables, desternillantes en el filme, como aquella en la que el protagonista habla con un amigo que realizó una película y ahora escribe guiones de series de televisión. "Yo te respeto, te has prostituido para tener un monovolumen, esta casa, una familia. Pues muy bien, has tomado tu elección", le suelta. A todo esto, cuando estaba acogiéndose en su casa después de echarla su novia. Evidentemente, al amigo no le agrada esa actitud y echa a la calle al protagonista.
 
Gustará la película a los amantes del cine, pues se aprecian las peripecias por intentar vender una idea a una productora, con David Trueba espléndido en el papel de productor que abomina de la ocurrencia de realizar un musical sobre la Transición, por cierto. El protagonista del filme se siente un genio atrapado en una sociedad que alinea a los ciudadanos y les obliga a realizar trabajos que no le gustan, como vender películas de Haneke (director detestado por el protagonista de la cinta debido a su proverbial pesimismo, a su visión oscura de la vida) en una tienda de libros y cine. Las conversaciones del personaje y sus fabulaciones sobre el éxito de su película, hasta grados algo alarmantes sobre su salud mental, regalan escenas muy divertidas. Es una cinta disparatada y genial que tampoco busca hacer ninguna clase de reivindicación y que no se toma nada demasiado en serio, lo cual siempre es señal de inteligencia.
 
"Una comedia sobre los hombres". Así se publicitaba la película Una pistola en cada mano, de Cesc Gay, cuando se estrenó en 2012. Es exactamente eso, ya que la cinta narra distintas historias cruzadas de pareja desde el punto de vista confundido de ocho hombres que rozan la cuarentena. Dudas existenciales, separaciones, enamoramientos, reflexiones vitales, confusión torpeza... Son rasgos que comparten los protagonistas. Ellas, las actrices que le dan la réplica, las mujeres por las que viven y sufren, son inteligentes, sagaces. La vida misma. O casi.
 
Los diálogos tienen un gran peso en la película, pues en ella realmente no ocurre prácticamente nada. Lo que pasa, y no es poco, es la vida de estos personajes. Las conversaciones sobre su estado vital, sobre su situación. El inicio de la cinta ya sitúa al espectador. Dos antiguos amigos se encuentran por casualidad en un portal. Uno de ellos viene de tener una consulta con su psicoanalista. Le fue bien en la vida, tiene mujer e hijos, un buen trabajo, pero tiene fobias y lleva dos años pasando un calvario. El otro se casó, pero está separado, ha vuelto a vivir con sus padres y ve la vida con la lucidez y la resignación de quien conoce el fracaso y parece acomodado a los desengaños. "No nos dijeron que esto fuera a ser así. No nos dieron instrucciones", se cuentan los dos amigos en ese encuentro.
 
Otro de los pilares de la película es el descomunal reparto. Excepcional reunión de grandes de nuestro cine. Los dos personajes antes mencionados están interpretados por Eduard Fernández y Leonardo Sbarablia. Después conocemos al personaje al que da vida Javier Cámara, un padre separado que va a entregar a su hijo con su ex y que tiene una confusión sentimental importante. Rompieron la relación por una infidelidad suya de la que ahora, dos años después, parece arrepentirse mientras la madre de su hijo ha rehecho ya su vida. Muy bien Javier Cámara y sensacional Clara Segura en esta historia.
 
La tercera historia es la que protagonizan dos titanes del cine, que como acostumbran, defienden con enorme solvencia a sus personajes. Hablo de Ricardo Darín y Luís Tosar. El actor argentino interpreta a un hombre casado que sabe que su mujer le está siendo infiel "porque miente muy mal, la pobre" y que la persigue para intentar saber quién es su amante y qué puede hacer para reconquistar a su esposa. La conversación con el personaje de Tosar es demoledora. "¿Por qué somos tan egoístas? Si ha necesitado una aventura, ¿por qué no voy a respetarla? ¿No se merece que la respete después de tantos años?", se pregunta.
 
Infidelidades, separaciones, proyectos vitales que se desmoronan. La vida misma desde un punto de vista masculino, cuando llegada la cuarentena los protagonistas descubren con pavor que no tienen la vida resuelta, su esquema vital perfectamente definido como probablemente esperaban de jóvenes. Eduardo Noriega y una magnífica Candela Peña protagonizan una cuarta historia. Él es un hombre casado y padre de un hijo que intenta ligar con ella, compañera de trabajo con fama de llevar una vida sentimental abierta y alegre, digamos. "Recuerdo que hace un año tuviste un hijo, lo que no recuerdo es que te separaras", le suelta el personaje femenino al hombre en un momento de la conversación. Es quizá una de las historias mejor construidas. Es inevitable que en estas películas de historias cruzadas alguna quede más descolgada, pierda interés frente a los otras, y también es un riesgo, aquí razonablemente bien superado, que no dé tiempo a profundizar en la psicología de los personajes. Los grandes diálogos y las espléndidas interpretaciones ayudan a superar estos riesgos.
 
La quinta y la sexta historia son en realidad una misma. Dos matrimonios que van a la cena de un amigo común, donde se dan cita en el final de la película todos los personajes de la misma, es el punto que les une, cada mujer con el marido de su amiga. Así, el personaje de Alberto San Juan conocerá los problemas de pareja de su amigo Jordi Mollá al conversar con la esposa de este, Leonor Watling, al tiempo que su mujer (interpretada por Cayetana Guillén Cuervo) le cuenta al personaje de Jordi Mollá un problema muy íntimo de su amigo al que da vida San Juan. Esta historia cruzada muestra la comunicación entre las mujeres y cómo está a veces brilla por su ausencia en los hombres. Mientras que ellas conocen estos problemas de pareja, ellos se quedan anonadados al descubrirlos por boca de la mujer de su amigo. "-¿De qué habláis los hombres exactamente cuando estáis juntos? -De cosas interesantes, no como vosotras.-En eso tienes razón, nosotras hablamos de nuestras parejas", es uno de esos diálogos. Muy interesante película, en definitiva, sobre la vida misma, la crisis delos 40, la masculinidad, la forma de afrontar las relaciones de los hombres. Una cinta recomendable.

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