Mañana en la batalla piensa en mí

Es el primer libro que leo de Javier Marías y no será el último. Asiduo lector de su columna dominical en el suplemento de El País, no había caído en mis manos ningún libro suyo. Craso error que empiezo a enmendar con Mañana en la batalla piensa en mí. Me ha cautivado este libro por la potente historia que narra, la complejidad de los personajes, el componente psicológico y reflexivo de la obra, las exquisitas descripciones, el monólogo interior del narrador que es en suma la obra pero, sobre todo, me ha atrapado por el estilo. Un estilo impoluto, arrebatador, soberbio. Explota Marías todas las posibilidades del idioma con un lenguaje rico, con un vocabulario variado y excelso, con sumo cuidado y un mimo de orfebre de las palabras.
 
Sé que precisamente es su estilo alambicado y hasta farragoso en opinión de algunos lectores lo que les echa para atrás de la obra de Marías. Subordinadas interminables y frases que ocupan casi una página. Lenguaje muy rico y elaborado, elevada narración. Sobre gustos, desde luego, no hay nada escrito. Sólo puede decir que ese estilo no sólo no me ha aburrido ni se me ha antojado pesado, sino que me ha fascinado. Despierta la fascinación de quien maneja con maestría su instrumento de trabajo, que en este caso son las palabras. El adjetivo preciso en cada momento, riqueza lingüística en cada pasaje. En este libro, como decía, me atrapa la historia, pero sobre todo el estilo cuidado del autor. Más que el qué me importa incluso el cómo. Por encima de la trama, me maravilla la forma en la que es contada. Hace el autor un exuberante despliegue de medios. Apabulla su clase como narrador.
 
La historia es potente. El comienzo no puede ser más arrollador. Me gusta también de este libro que tiene un hilo conductos claro desde el comienzo. Como digo, en el fondo es sobre todo un monólogo interior (aunque también ha pasajes de diálogos jugosos en la novela) del protagonista y narrador de la historia, Víctor Francés, un escritor que se dedica a hacer guiones de televisión y a redactar discursos para gente importante. Este hombre, divorciado, cena en casa de una mujer. Cuando marchan los dos hacia el cuarto de ella, o el cuarto de matrimonio de la casa de ella, por mejor decir, la mujer comienza a sentirse mal. Marta Téllez termina muriendo en sus brazos. No destripo nada de la historia al avanzarlo, pues la primera frase del libro ya lo deja claro ("nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda").
 
Trata sobre la muerte esta obra. Sobre la muerte y la forma de llevarla y entenderla que tienen los vivos. El narrador se siente en un hechizo, encantando al haber vivido algo tan traumático como la muerte de una mujer que apenas conocía en sus brazos y con el hijo de esta en el cuarto de al lado. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar en esa situación? ¿Avisar al marido de la fallecida? ¿A su familia? Según transcurre la novela se van encontrando las respuestas que el narrador da a estas preguntas, su forma de intentar acercarse a la familia de la fallecida, con el propósito tal vez de enmendar un error que no cometió o de despejar su mente de ese encantamiento en el que cayó desde que Marta Téllez murió en sus brazos. Entre tanto, precisas y conmovedoras reflexiones sobre la muerte ("y lo más intolerable es que se convierta en pasado quien uno recuerda como futuro"). No es un libro ágil, ni ameno. No es una historia ligera. Pero atrapa. Emociona.
 
Pero no sólo trata de la muerte este libro. También del sentimiento del engaño, de la relación con nuestros seres queridos, de las máscaras de la mentira. Escribe el narrador de la historia sobre el este asunto que "vivir en el engaño es fácil, y aún más, es nuestra condición natural, y por eso no debería dolernos tanto". La infidelidad, el engaño, la culpa, la mentira. Es una novela profunda, psicológica, reflexiva. No es una lectura sencilla, pero sí (o precisamente por ello) altamente recomendable. Por el estilo magistral y por la magnífica narración. Está repleta esta obra de frases memorables dignas de ser recordadas. Es un libro de los que dejan huella. 

Comentarios

Javier Escolar Téllez ha dicho que…
Este es el primero que lees de Javier Marías y deduzco que no será el último.