Espléndido concierto en Viena

Es una deliciosa e insustituible tradición comenzar cada año disfrutando del concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, que la televisión austriaca retransmite de modo cada año más impecable que el anterior a todo el mundo. El sosiego y la belleza de este primer gran evento cultural de todos los año son el mejor estímulo para comenzar 2014, frente al ruido y las tensiones del mundo en que vivimos. Desde hace 74 años, la Orquesta Filarmónica de Viena desea un feliz año con la celebración de este excepcional concierto que siguen millones de personas en todo el mundo. El concierto del año. El más mediático recital de música clásica de todos cuantos se celebran. Es una costumbre irrenunciable esta de empezar el año con la grandiosidad de la sala dorada del Musikverein de Viena. 

Antes de seguir, he de decir que quien escribe estas líneas es un perfecto analfabeto en lo que se refiere a la música clásica. Este es el único concierto entero que sigo cada año. No soy capaz de mantener una conversación de mínima altura sobre la música clásica, ni tengo suficientes conocimientos sobre autores o piezas. Soy un total desconocido sobre esta materia, pero eso no impide que cada 1 de enero me sienta enormemente atraído por la embriagadora belleza del concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena. Todo lo que rodea a esta evento es excepcional, prodigioso. Cautiva la armonía y la maestría de los componentes de la orquesta, la vitalidad del director (ese año, por segunda vez, el argentino-israelí Daniel Barenboim), la belleza del escenario donde se celebra el concierto, la preciosa delicadeza del ballet que representa en directo algunas piezas, la exquisita realización televisiva del evento y el arrollador desenlace, con las propinas del Danubio Azul y de la Marcha Radetzky

Supongo que las personas que amen la música clásica y conozcan este ámbito cultural gozarán en un grado más elevado y con más matices de este delicioso y celestial concierto que aquellos que sólo nos acercamos a ella de año en año, o casi. Ellos podrán elogiar o debatir más la composición del libreto, distinto cada año. Este 2014 los expertos celebran la inclusión de algunas piezas como Helenen-Quadrillen,de Eduard Strauss, que Barenboim dedicó a su esposa; el vals Las palmas de la paz, de Joseph Strauss, que recuerda que este año se cumple el primer centenario del estallido de la I Guerra Mundial; la Marcha egipcia, de Johann Strauss, en guiño de la Filarmónica al director invitado de este año o la original e impecable interpretación de los Cuentos de los bosques de Viena

El concierto de Año Nuevo más seguido en todo el mundo fue, por tanto, un canto a la paz y a la convivencia. Un armonioso modo de empezar 2014. Daniel Barenboim, que ya había dirigido este concierto en 2009, volvió a coger la batuta para dirigir a la Filarmónica de Viena. Estuvo lleno de vitalidad, sentido del humor y pasión. La personalidad del director invitado cada año es también uno de los aspectos que más nos llama la atención a quienes seguimos este concierto. Barenboim estuvo arrollador, transmitiendo pasión por cada una de las piezas interpretadas. El director argentino-israelí, que tanto se ha comprometido en la búsqueda de una solución al conflicto entre Israel y Palestina, protagonizó un momento sensacional durante el concierto cuando saludó uno a uno a todos los componentes de la Filarmónica de Viena mientras estos, a su aire y sin la dirección de Barenboim, interpretaban la estimulante y enérgica Marcha Radetzky

La elegancia del concierto, realmente cautivadora, es convenientemente enfocada y resaltada por la televisión austriaca, cuya realización del concierto de Ano Nuevo es impecable. A los originales y siempre acertados planos de lo que ocurre dentro del auditorio, con los bellos adornos florales y la actuación de la orquesta, que es pura poesía, se suman imágenes de Viena o de paisajes de ensueño. También resalta la majestuosidad del evento la actuación del ballet en algunas piezas. Esas actuaciones estuvieron llenas de una armonía impresionante y una belleza radiante. Este año el diseño del vestuario de los bailarines ha sido muy original y rompedor. Fascinan al espectador los gestos de los miembros de la orquesta, una mezcla de concentración y enorme alegría y satisfacción de quienes hacen, magistralmente además, lo que les gusta. Concentrados para acertar en cada nota, pero a la vez felices, por estar creando esa atmósfera maravillosa con la música celestial que brota de sus instrumentos. 2014 empezó de la mejor manera posible. Como empezaron los años anteriores y como comenzarán los siguientes. La Orquesta Filarmónica de Viena es una compañía inmejorable para el 1 de enero.

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