El deseo internacional de cada año

Cada enero surgen propósitos y deseos para el año que tenemos por delante. Uno de esos deseos que comparte todo el mundo es la posibilidad de hallar un acuerdo dialogado entre israelíes y palestinos que ponga fin a un conflicto de décadas en Oriente Medio. Es un asunto de extraordinaria complejidad al que no le faltan obstáculos y cuya historia está repleta de procesos de paz frustrados por la desconfianza entre las partes. En julio del año pasado, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, logró reactivar el diálogo entre palestinos e israelíes. Entonces consiguió que se abriera un proceso de negociación de nueve meses, que concluirá por tanto el próximo mes de abril. En su duodécima visita a la zona desde que ocupa el cargo, Kerry está intenta estos días convencer a las partes para alcanzar un acuerdo marco que sostenga el proceso de paz. 

El empeño del canciller estadounidense, al que en la zona ven como alguien demasiado optimista o incluso inocente, es elogiable. No ha habido Administración estadounidense que no haya intentando poner de su parte para que lleguen a buen puerto las negociaciones entre israelíes y palestinos para poner fin a uno de los conflictos más complejos y dolorosos del mundo que ayuda  a convertir a Oriente Medio en un polvorín incontrolable. En el caso de la Administración Obama, ya en su último mandato, el presidente de Estados Unidos busca dejar en su legado presidencial un logro histórico por la paz en el mundo. Sería una forma de merecer, a posteriori, el Nobel de la Paz que precipitadamente y sólo en base a propósitos expresados en comparecencias públicas, pero no a hechos, le fue entregado nada más llegar al poder. El carisma de Kerry y su convicción sobre la posibilidad de encontrar la fórmula de mantener vivo el proceso de paz, entre el recelo de ambas partes implicadas, tiene sin duda gran parte de la culpa de que este no se haya roto ya.

"Se aproxima el momento en el que los líderes deberán tomar decisiones difíciles", dijo Kerry hace un par de días en una rueda de prensa junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tras reunirse con él durante varias horas. Ayer se vio en Ramala con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Mazen. No ha trascendido nada de esta reunión. Sólo se sabe que volverán a hablar hoy. En cualquier caso, Kerry pudo comprobar una vez la enorme complejidad de esta empresa. Varios activistas del Frente Democrático de Liberación de Palestina se manifestaron en señal de protesta contra la iniciativa del secretario de Estado estadounidense. Asimismo, un importante asesor de Abu Mazen, en concreto Abed Rabo, secretario general de la OLP, criticó la propuesta de acuerdo de Kerry y le restó valor al indicar que "restringe la soberanía palestina en tierra palestina".

Se sabe que el acuerdo marco que Jhon Kerry pretende acordar con las dos partes incluye todas las cuestiones  clave en el conflicto. Según explicó el jefe de la diplomacia estadounidense,  este acuerdo "abordaría los principales asuntos que hemos estado tratando desde el primer día, incluyendo las fronteras, seguridad, los refugiados, Jerusalén, el reconocimiento mutuo y el fin del conflicto y de todas las demandas". Para Israel, es vital abordar en profundidad la cuestión de la seguridad en un hipotético acuerdo con los palestinos. Por eso, pide vigilancia militar en la frontera con el futuro estado palestino. Esto es algo que rechaza frontalmente Abu Mazen. 

Como gesto de buena voluntad, el gobierno israelí liberó hace unos días a 26 presos palestinos. Como es habitual en estos casos, los presos fueron recibidos en loor de multitudes en los territorios palestinos y Abu Mazen los recibió, algo que critica Netanyahu. "¿Cómo puede decir que está en contra del terrorismo cuando abraza a los que cometen terrorismo y los ensalza como héroes? No puede decir que está en contra del terrorismo y al mismo tiempo situarse al lado de terroristas", afirmó el primer ministro israelí en la comparecencia pública junto a Kerry. Este gesto llevó a netanyahu a dudar de la voluntad de paz de la Autoridad Nacional Palestina. "Sé que tú (Kerry) estás comprometido con la paz, sé que yo estoy comprometido con la paz, pero desafortunadamente, dadas las acciones y palabras de los líderes palestinos, se está creando la duda en Israel acerca de si los palestinos están comprometidos con la paz", afirmó.

Lo mismo pueden pensar en Palestina sobre la voluntad y el compromiso con un acuerdo de paz de las autoridades israelíes cuando estas continúan construyendo casas en territorio ocupado. Antes del viaje de Kerry a la zona, el gobierno israelí anunció la construcción de 1.400 nuevas viviendas, aunque ha dejado en al aire la ejecución de esos planes hasta después de que el secretario de Estado estadounidense abandone la zona. Se da por hecho que la construcción de viviendas en territorios ocupados continuará para así compensar al sector más radical de la derecha israelí, decepcionado por la puesta en libertad de los 26 presos palestinos. 

En este punto reside otra dificultad añadida, y no menor, al objetivo de lograr al fin la consecución de un acuerdo entre palestinos e israelíes. En ambas partes, existen diferencias importantes entre distintos sectores de la población. No iguales, desde luego. En cada caso, por razones distintas y con peculiaridades propias. Pero en ambos lados hay fisuras internas. En lo relativo a Israel, como decimos, hay un sector político y social que recela de los palestinos y se opone a un acuerdo con estos. La desconfianza es enorme. Es la derecha israelí que pide mano dura contra el vecino, que se opone a la creación de un estado palestino y la que defiende la construcción de viviendas en territorios ocupados por Israel. Eso demuestra lo poco que les entusiasman las negociaciones de paz, pues cada ladrillo que se pone en territorio ocupado hace un poco más difícil aún alcanzar un acuerdo de paz que ha de pasar, sí o sí, por la convivencia de dos estados.

La división dentro de los palestinos es aún más clara. Abu Mazen, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), representa a una de las dos mitades en las que están divididos los palestinos, puesto que Hamas, liderada por Ismail Haniya, que controla Gaza, no concede legitimidad a la ANP para negociar en su nombre con Israel. Hamas, de hecho, está en contra de reconocer el derecho de Israel a existir como estado y renuncia a cualquier negociación con ellos. La comunidad internacional dialoga con la ANP y es este su interlocutor, pero en el hipotético y siempre complicado caso de que se lograra un acuerdo entre el gobierno israelí y la organización presidida por Abu Mazen, aún quedaría fuera del acuerdo, y muy alejado del entendimiento con su vecino israelí, una parte de la población palestina, la representada por Hamas. Este grupo islamista y nacionalista mantiene una postura radical que no tolera ningún acuerdo con Israel. Por tanto, la división interna entre los palestinos sería un último obstáculo a salvar para alcanzar la paz. 

No son pocas, pues, las dificultades. El empeño de Kerry es tan elogiable como complicado. Además, así como hay recelos y desconfianzas mutuas entre palestinos e israelíes, tampoco se puede decir que en los dos bandos confíen ciegamente en la buena voluntad de Kerry. En distintos sectores de ambos países, especialmente en Palestina, se argumenta que Estados Unidos quiere imponer su proyecto en la zona. Algo que jamás aceptarían los palestinos, habida cuenta de que la primera potencia mundial es una aliada tradicional de Israel. Kerry tiene que vencer también ese recelo hacia su país, demostrando que él ocupa tan sólo el papel de mediador en este conflicto, que no quiere imponer nada y, desde luego, que su propuesta para alcanzar la paz no está condicionada por la histórica alianza de Estados Unidos e Israel. Es una misión compleja y con pocas garantías de éxito, pero empezar el año con un intento serio de mantener con vida y hacer progresar el proceso de paz en Oriente Medio es un motivo para la esperanza. Aunque sea casi imposible. Aunque sea sólo una lucetita de escaso brillo la que se logre encender en esta zona que arrastra tantos años de conflicto y odios

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