Resumen del 2013 en España

Cuatro días nos faltan para echar el telón de este 2013. Tiempo de hacer balance y resumen del año. En los próximos cuatro artículos diarios resumiré lo que han dado de sí estos 365 días en España, en el mundo, en el deporte y en la cultura. Hoy empiezo con el resumen del 2013 en nuestro país. Un año en el que el paro, la crisis económica, los escándalos de corrupción y los recortes han seguido marcando el paso de la actualidad. También ha habido otros aspectos centrales como la cuestión soberanista en Cataluña o algunas reformas muy discutidas del gobierno (Educación, ley del aborto...). 

Creo que no es ninguna exageración afirmar que 2013 ha sido un año repleto de escándalos de corrupción, un año en el que el hedor de la podredumbre en las instituciones públicas se ha hecho por momentos irrespirable. Desde enero, hemos conocido informaciones altamente alarmantes sobre la presunta financiación irregular del partido del gobierno. Con su tesorero, Luis Bárcenas, en prisión por blanquear cerca de 22 millones de euros, que tenía a buen recaudo en Suiza. La tensión llegó a su punto culmen, hasta el momento, el 1 de agosto, cuando el presidente del gobierno se vio obligado a comparecer en el Congreso para dar explicaciones sobre este nauseabundo caso de corrupción, con intensas sospechas de pago de sobresueldos en el B en su partido. 

Sigue sin haber claridad en torno a este asunto. Bárcenas continúa en prisión y, de cuando en cuando, vamos conociendo nuevas informaciones que ponen en muy mal lugar al PP. La policía registró hace unos días durante varias horas su sede central en Madrid. El partido del gobierno cree poder manejar esta situación sin que afecte a sus perspectivas electorales (lo más lamentable es que puede tener bastante razón en este planteamiento, conociendo la laxitud de nuestra sociedad, al menos hasta el momento, con los presuntos corruptos). Este escándalo, que en algún momento del año parecía capaz de provocar un terremoto de consecuencias incalculables en el gobierno, sigue siendo investigado por la Justicia y el próximo año volverá a dejar muchos titulares y, probablemente, esa incómoda sensación de que aquí nunca pasa nada y de que nadie asume responsabilidades. El momento cómico del año (y tal vez de la década) fue la comparecencia de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, en la que explicaba con detalle la "indemnización en diferido" del extesorero del partido. 

Lejos de ser un caso aislado, la corrupción no se ha limitado en absoluto al caso Bárcenas. En Andalucía, el escándalo de los ERE irregulares dejó imputaciones de varios ex altos cargos de la Junta de Andalucía como Magdalena Álvarez. Mucho ha tenido que ver este turbio caso de corrupción, pensamos todos, en la dimisión de José Antonio Griñán, presidente de la Junta. Su sustituta al frente del gobierno andaluz, Susana Díaz, tiene un gran reto por delante: cumplir su palabra de que perseguirá la corrupción caiga quien caiga y afecte a quien afecte. Las informaciones sobre el escándalo de los ERE dibujan un escenario preocupante en el que un partido que lleva dos décadas en el poder antonómico se ha montado un cortijo que maneja a su antojo y en el que se hace urgente que alguien levante las alfombras y ventile ya el palacio de San Telmo, porque huele a cerrado. También del sur llega otro escándalo de presuntas irregularidades, el de UGT de Andalucía, que obligó a dimitir a su secretario general. Muy alarmantes indicios hay sobre lo que hizo el sindicato con dinero público. Parece que ha formado parte con entusiasmo de ese cortijo de poder local en Andalucía. 

No hay institución pública que se libre de la sospecha de la corrupción. Ahí está el caso Nóos, con Iñaki Urdangarin imputado y con la infanta Cristina, protegida, lo que es aún peor. Pienso que sólo hay algo peor para la imagen de la Casa Real que ver a una hija del rey ante el juez y es no verla porque se ponga el aparato del Estado a su servicio. Tiene toda la pinta de que eso es exactamente lo que se está haciendo. Proteger a la infanta con los medios que hagan falta para evitar su imputación. El juez Castro se atrevió a imputarla, por los indudables indicios que existen en su contra, pero la Fiscalía Anticorrupción, en un acto inaudito, provocó la anulación de esa imputación. La salud del rey, por otro lado, ha seguido siendo noticia en 2013, con dos nuevas operaciones. En su último discurso dejó claro que quiere seguir al frente y no piensa en la abdicación. También dejó claro que sigue muy distanciado de la sociedad. 

En la actualidad política, la aventura independentista del gobierno catalán ha llegado más lejos que nunca antes. Mas continúa en su huida hacia adelante y Junqueras sigue capitalizando, según todas las encuestas, esta deriva soberanista del antaño catalanista moderado CiU. Con una fecha para una hipotética consulta para decidir sobre la independencia de Cataluña para el próximo año, la tensión no hará más que agrandarse en los próximos meses si no se opta por el diálogo. La infantil y fantasiosa milonga nacionalista de que una Cataluña independiente será más rica, más próspera y más avanzada cuando se libren de la opresora España ha calado en gran parte de la sociedad catalana, mientras que también parece avanzar el desapego de parte de los ciudadanos españoles hacia los catalanes. Una situación de falta de entendimiento con difícil arreglo si las posturas siguen tan distantes. 

Por su parte, el PSOE ha seguido en la operación de búsqueda que comenzó hace dos años. Se busca a sí mismo y, de momento, sigue sin encontrarse. El PP se empeña en ponérselo fácil, aprobando leyes que limitan derechos y libertades, por lo que los socialistas se limitan a decir que retirarán esas reformas del gobierno de Rajoy. Pero el problema del PSOE sigue siendo su escasa credibilidad. Por el nulo entusiasmo que despierta su actual dirección, con Rubalcaba al frente e insistiendo en ser la imagen de la renovación. Él, que ya andaba pisando moqueta en los tiempos de Felipe González. En 2014 se harán unas primarias en las que el partido decidirá su candidato a las generales de 2015. El PSOE sigue si encontrar su discurso propio y sin poder razonar por qué empezó la senda de los recortes cuando estaba en el gobierno, por qué no aplicó una política propia para salir de la crisis. En resumen, han pasado dos años, pero como siguen al frente de la formación los mismos que estaban en el gobierno anterior, la réplica más recurrente al PSOE sigue siendo, ¿y por qué no lo hicisteis cuando estabais en el gobierno? Un ejemplo paradigmático de esto es la clásica promesa de los socialistas cuando están en la oposición, pero jamás cuando están en el ejecutivo, de suspender el Concordato con El Vaticano. ¿De verdad es creíble eso en boca de Rubalcaba? 

En lo económico, se ha impuesto definitivamente el optimismo, próximo al triunfalismo, en el discurso oficial. Las cifras no conducen en absoluto a tal sensación, pero el gobierno, tal vez porque ve en el calendario que ya han pasado dos años de legislatura, ha cambiado el chip y ahora vende sin tapujos el discurso triunfalista. El próximo año habrá menos parados y más trabajadores. Ojalá. Sus propias previsiones dicen que el desempleo seguirá por encima del 25%. Cuesta mucho construir un discurso optimista sobre la economía española cuando esa lacra de la falta de empleo sigue tan presente. Sí, los organismos públicos y privados coinciden en que España crecerá el próximo año, pero esas previsiones van desde el 0,2% hasta más del 1%. Veremos qué da de sí 2014. Ojalá se quede corto el optimismo del gobierno, es lo que todos deseamos. Pero la prudencia llama a ser mucho más escépticos que el ejecutivo, al que ya le cuesta poco ver brotes verdes por todos lados. 

De las reformas legales de este año, probablemente las dos más criticadas por la oposición son la de la Educación, que vuelve a caer en el error de siempre de cambiar la ley educativa cada vez que hay cambio de gobierno, y la del aborto. Sobre el primer punto, aunque parezca predicar en el desierto, hay que seguir diciendo que es un error imperdonable de este gobierno y de todos los anteriores que la ley de Educación, un asunto de Estado, troncal, no se apruebe en consenso entre, al menos, las principales fuerzas políticas y los profesionales del sistema educativo. Una gran mesa de la Educación para aprobar un sistema que esté por encima de las diferencias ideológicas es imprescindible. No lo tendremos, que para eso alardeamos tanto de la marca España. ¿Qué es más marca España que el sectarismo y la división partidista incluso en asuntos tan centrales como la Educación? Por otro lado, en lo relativo a la ley del aborto, el gobierno, con Gallardón al frente, han llevado sus convicciones personales y religiosas a la ley, imponiendo a toda la sociedad sus creencias. Hasta ahora había libertad para las mujeres en un trance tan delicado como este. Ahora, se obligará a dar a luz a hijos con graves malformaciones sin contar con la opinión de la mujer. Un retroceso al siglo pasado con el que el gobierno quiere contentar a sus sectores más ultra. 

Hay muchas otras informaciones que han protagonizado el 2013 en España. Recordaré cuatro más. En primer lugar, el drama que conmovió a todos los españoles el 24 de julio con el accidente de tren en Angrois (Santiago de Compostela) que costó la vida de 78 personas. Un accidente brutal que está siendo investigado. Un exceso de velocidad, sí, pero también el pasmoso descubrimiento de los sistemas de seguridad en la línea de AVE dejaban mucho que desear. Por otro lado, la indecencia en la labor del gobierno al colocar cuchillas en la valla fronteriza de Melilla para desagarrar la piel de las personas inmigrantes que buscan una vida mejor en España ha indignado a la sociedad. No lo suficiente como para ejercer la necesaria presión para eliminar esa escandalosa violación de los Derechos Humanos. La anulación de la doctrina Parot, que deja en la calle a decenas de terroristas y violadores, dolió a las víctimas, como es comprensible. En cualquier caso, no conviene perder el norte. Es una decisión judicial y si algo diferencia al Estado de Derecho de los terroristas es precisamente nuestro escrupuloso respeto a la ley, que protege los derechos de todos los ciudadanos. 

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