Merkel busca socio

Hoy se celebran elecciones federales en Alemania y nadie espera un brusco cambio de panorama en la primera potencia económica europea. Una cita con las urnas en el país germano es un acontecimiento de gran trascendencia para la Unión Europea, debido al papel de liderazgo que el país gobernado por Angela Merkel ha ejercido sobre el resto de socios comunitarios. Alemania ha marcado el paso de cada decisión (o no decisión) de la UE, ha puesto condiciones a cada rescate, a cada medida económica en el seno de la Unión. Y así seguirá siendo, eso está claro, ocurra lo que ocurra en las elecciones. Y será muy parecido a cómo ha sido hasta ahora, dicen los sondeos, pues la victoria de Merkel se da pos segura. La única incógnita es quién ejercerá el papel de socio minoritario de la CDU de la actual canciller. Parece claro que ese rol no beneficia precisamente al partido que se presta a sostener en el Gobierno a los democristianos, si atendemos al hundimiento electoral de los socialdemócratas del SPD en 2009 tras gobernar en coalición con Merkel o a las dudosas perspectivas electorales que otorgan las encuestas a los liberales del FDP, socios de Merkel esta última legislatura, pues están al borde del 5% de votos mínimos requeridos para entrar en el Parlamento. 

Hay un factor fundamental, además de los pronósticos de las encuestas que muestran una victoria inapelable de Merkel, para pensar que de las elecciones de hoy no saldrán grandes cambios en la política europea de Alemania. Sencillamente, hay bastante consenso en torno al papel que ha de jugar el país germano entre los electores. Valoran la gestión que Merkel ha hecho de la crisis de la eurozona en una amplia mayoría y las cuestiones europeas han centrado escaso espacio en los debates electorales. A Alemania le va razonablemente bien en lo económico, aunque todos lo datos (en especial el de la baja tasa de desempleo) tienen sus peros. Las encuestas dicen con claridad, por ejemplo, que los alemanes están rotundamente en contra de los eurobonos. También que están bastante cansados de poner dinero público para rescatar a países europeos en apuros. Sí, es verdad que el SPD lleva en su programa electoral una visión menos estricta con respecto a los socios en problemas que la de Merkel, pero que nadie espere grandes transformaciones, aun cuando se diera paso a la gran coalición del centro derecha con el centro izquierda, fundamentalmente porque los alemanes no apoyarían que su Gobierno federal abriera la mano con desorbitada generosidad. 

Si el FDP entra en el Parlamento y obtiene suficientes votos como para sostener al Gobierno alemán de la CDU de Merkel, todo seguiría como hasta ahora. La misma coalición ejecutiva con Merkel al frente. Si a los liberales les ocurre como les sucedió el pasado domingo en Baviera, que no alcanzan el 5% de votos mínimo, y se quedan fuera del Parlamento, los socios naturales de Merkel sufrirían una derrota histórica y dejarían a la canciller en la necesidad de buscar nuevos acuerdos para gobernar. Pero tampoco en ese escenario espera nadie enormes tensiones políticas, ya que se piensa que se formaría otra vez una gran coalición como la que protagonizaron la CDU y el SPD entre 2005 y 2009. Probablemente, con el cabeza de cartel del SPD, Peer Steinbrück, fuera del Gobierno. Steinbrück fue ministro de Finanzas en aquel Gobierno de coalición y dijo "nunca más". Es posible que la reedición de esa alianza entre los dos grandes partidos germanos dejara al candidato socialdemócrata fuera del futuro Gobierno. También se espera que, en ese caso, las negociaciones se prolongarían algo más, claro. Al fin y al cabo, y pese a que las diferencias de fondo tampoco son excesivas entre sí, estamos hablando de un acuerdo entre democristianos y socialdemócratas, entre el gran partido del centro derecha y su homólogo en el centro izquierda. Pero, lo dicho, se formaría esa gran coalición y la política alemana con respecto a Europa podría abrirse algo más, pero sin volverse locos. 

Una opción que dibujan los sondeos, pero desmienten los planes de los partidos políticos alemanes, sería la formación de un tripartito de izquierdas al frente del Gobierno con el SPD, Los Verdes y La Izquierda. Esto parece totalmente descartado por varias razones. La primera es que los líderes del SPD han rechazado por activo y por pasivo que quieran formar Gobierno con La Izquierda, un partido de personas que salieron precisamente de las filas del SPD, junto a personas próximas al comunismo. En las filas de La Izquierda tampoco ha disposición a ello. La segunda gran razón por la que este pacto se presenta inviable es que, aunque aquí en España nos pueda sonar algo extraño, generalmente en Alemania se respeta aquello de que gobierne el partido más votado. Sería una sorpresa descomunal que un partido con el 40% de los votos, según las encuestas, que cosecha una victoria tan clara sobre sus rivales se quedara sin poder formar Gobierno. Y los alemanes, ya sabemos, no son nada amigos de las sorpresas. 

Aún cabría una tercera posible alianza de Merkel, esta bastante más contra natura que la gran coalición con la SPD. Sería un acuerdo de la CDU con Los Verdes. Parece difícil. Aunque es verdad que el nuevo discurso sobre energía nuclear de Merkel se acerca más a la formación ecologista, las diferencias siguen siendo abismales. Políticamente están en las antípodas y el votante de Los Verdes no entendería demasiado bien que sus representantes dieran su apoyo a Merkel. En resumen, o continuación tal cual de la coalición de Gobierno actual con los liberales del FDP, si sus resultados en las elecciones así lo permiten, o reedición de la gran coalición con el SPD. Pero siempre con la CDU de Merkel llevando la voz cantante. Cuatro años más de Merkel. La vida en Alemania (y en Europa) seguirá igual, o muy parecido como hasta ahora. 

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