Los ordenadores de Bárcenas

Empieza el curso político. No podemos decir que hayamos echado de menos a nuestros políticos, precisamente. Pero ya están todos de vuelta. Con los cambios en el gobierno andaluz tras la dimisión de José Griñán, la marcha de Chacón a una universidad estadounidense para dar clases allí durante un año y la cadena humana para defender la independencia de Cataluña el día 11 de septiembre como algunos de los argumentos de debate sobre los que girará este inicio de curso. Darán muchos titulares, como parece que va a seguir dando el escándalo de posible financiación irregular en el PP. 

El último episodio de la trama Bárcenas parece una escena de una serie cómica, pero ha ocurrido de verdad. El juez Ruz pidió al PP que le enviara los ordenadores del extesorero de la formación al juzgado, para analizar su contenido. El PP anunció con gran júbilo de sus fans mediáticos que lo entregaría de inmediato, sin agotar el plazo puesto por el juez instructor. Colaboración con la justicia, ya saben. Pues bien, eso hicieron. Cuál fue la sorpresa de todos cuando supimos que esos ordenadores estaban sin disco duro, en un caso, o con el disco duro formateado, en otro. Según el partido del gobierno, la ley de protección de datos obliga a destruir la información de un trabajador cuando sale de la empresa. Parece bastante razonable, en efecto, que la ley obligue a eliminar datos personales que el empleado tuviera en su puesto de trabajo. Ahora bien, ¿todos los datos que tenía allí Bárcenas eran información personal? ¿O había también "información relevante para la causa", como defiende el abogado del extesorero? Es decir, ¿el PP ha cumplido estrictamente la ley o ha destruido pruebas para obstaculizar la investigación judicial?

En declaraciones a Ana Pastor en su programa de La Sexta, Gómez de Liaño, abogado de Bárcenas, afirmó que "en los PC se veían imágenes de personas que visitaban el PP". Los visitadores, un buen título para la película que, sí o sí, alguien debe hacer próximamente sobre este asunto. Si detrás de esta investigación podría esconderse un presunto delito de financiación irregular, unas presuntas comisiones a cambio de concesiones u otros favores en administraciones gobernadas por el PP, como sostienen algunos a la luz de ciertos indicios, eliminar las imágenes donde se ve quiénes visitaban la sede de Génova, 13 huele bastante mal. Recuerdo aquella columna de Raúl del Pozo en la que contaba que vio los papeles de Bárcenas y que en ellos aparecían nombres de grandes empresarios de este país. La publicación de esa información, contó entonces, haría tambalear los cimientos del sistema político, económico y empresarial. Ya digo, si la versión de Bárcenas es cierta y en esos ordenadores había imágenes de los visitadores, la posibilidad de que ese formateo del disco duro tuviera otra finalidad más allá de dar cumplimiento estricto a la ley de protección de datos se planteará como algo no demasiado descabellado. Cierto es que cuesta creer que Bárcenas no tenga copias de todo ello. 

Lo que parece evidente es que la munición del extesorero no se ha usado en su totalidad. Bárcenas tiene más información comprometedora para el PP. Hoy, precisamente por ser el día del arranque del curso político, estaba cantado que el diario El Mundo iba a llevar a portada alguna novedad sobre este caso. No era difícil preverlo, al menos. Y así ha sido. "Cospedal negoció en febrero pagar un finiquito a Bárcenas", cuenta el diario de Unidad Editorial, que ilustra la información con un sms que Bárcenas envió a Mauricio Casals, presidente de La Razón e "intermediario con el gobierno" del extesorero, según El Mundo. Con esta información, por cierto, se confirma que el extesorero no conoce el whatsapp. También confirma la animadversión profunda y mutua que se profesan Bárcenas y Cospedal. Y, en otro orden de cosas, el mensaje corto contradice la versión que Cospedal dio ante el juez, según la cual fueron Mariano Rajoy y Javier Arenas los que negociaron con Bárcenas la celebérrima indemnización en diferido. 

Según la información del diario El Mundo, "María Dolores de Cospedal sabía que Luis Bárcenas no había pactado una indemnización fraccionada, sino un contrato que ella misma negoció resolver en febrero de 2013; y el vicesecretario Javier Arenas sí trató asuntos económicos con el extesorero en nombre de Rajoy en una reunión en diciembre de 2012, según se desprende de nuevos sms enviados desde el teléfono de Bárcenas". Si algo deja claro esta noticia es que Bárcenas continúa reteniendo información que compromete al PP, o al menos que él cree que puede hacerlo, y que su estrategia de defensa pasa por desmentir en público, vía diario El Mundo, cada declaración de dirigentes del PP que él entienda que no se corresponden con la verdad de los hechos. A pesar de que Rajoy declaró el sábado que él se centrará en combatir la crisis y, otra vez son dar nombres, que se aislará del ruido generado por el caso Bárcenas, tendrá muy complicado escapar de la sombra de este asunto. La oposición, lógicamente, no va a dejar escapar este tema como herramienta de desgaste político. Y, lo que es más importante, la justicia sigue investigándolo y los ciudadanos, ya de regreso de las vacaciones, volverán a sentir indignación leyendo cada nueva revelación sobre el caso, lo que dañará aún más la imagen del PP. Otoño complicado para el gobierno, que buscará aferrarse a la confirmación de la mejora de los indicadores económicos. Los visitadores, bien pensado, son un buen título para este capítulo, pero la serie continuará. 

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