España luchará por el bronce

El día de ayer culminó con la derrota, que no abdicación, de los reyes de Europa. No pudo ser. La ÑBA lo dio todo para estar en su tercera final consecutiva del Eurobasket, pero finalmente caímos derrotados ante Francia en la prórroga por 72 a 75. Supo peor la derrota por el hecho de que la selección contó con una ventaja de 14 puntos frente al combinado galo. Una primera explicación palmaria a esta derrota tiene nombre y apellidos: Tony Parker. El jugador de San Antonio Spurs dio un recital estratosférico de baloncesto para terminar en 32 puntos, 11 faltas recibidas y 6 rebotes. Mucho Parker para una España que volvió a ceder en finales apretados, como le ha ocurrido durante todo el torneo. 

Dieron la cara, y mucho, por la selección española los tres pilares del combinado nacional: Marc Gasol (19 puntos, 9 rebotes, 2 asistencias), Rudy Fernández (17 puntos, 4 rebotes, 1 asistencia) y Sergio Rodríguez (11 puntos, 9 asistencias, 6 rebotes). Gasol ha sido el sostén del equipo, el líder indiscutible de la selección ante las sensibles bajas de su hermano Pau, de Serge Ibaka, de Felipe Reyes y de Juan Carlos Navarro. Perder del tirón a esos cuatro hombres, que es una buena forma de ir mentalizándonos para el cambio de ciclo que inevitablemente llegará más pronto que tarde a la selección cuando se vayan retirando los componentes de la generación de oro, transforma por completo a un equipo. Este año, pues, el Europeo era una prueba dura. No nos presentábamos en absoluto como los grandes favoritos de antaño. Cierto es que las otras selecciones también contaban con bajas importantes. Pero, por lo que respecta a España, sencillamente éramos otro equipo distinto. Con el juego interior transformado por completo y sin la celestial presencia de Navarro para desatascar o decidir partidos. 

Hay que valorar lo que ha hecho el grupo de Juan Antonio Orenga. Ciertamente, España no ha enamorado como en campeonatos anteriores. Ha sido un proceso duro y hemos sufrido derrotas durante el torneo. Ha habido dudas y debilidades, jugadores que no han estado a la altura, vacíos sensibles que no se han sabido llenar, si es que acaso se podía hacer tal cosa. Pero con esas cuatro bajas tan trascendentales, la selección ha logrado llegar a la semifinal, tutear a Francia y todavía tiene opción de despedirse del campeonato con una medalla de bronce en el partido por el tercer y cuarto puesto que disputará ante Croacia. 

Por lo que respecta al partido de ayer, España tuvo fases de brillantez que nos hicieron recordar la mejor versión de este bloque, aquella que ya vimos en los cuartos de final. Con una renta siempre por encima de los 10 puntos, respirábamos con cierta tranquilidad, aunque Parker seguía manteniendo a Francia metida en el partido. En el tercer cuarto se estrechó el margen y a partir de ahí, hasta el final, vivimos un duelo trepidante e igualado que desembocó en una prórroga tras el empate a 65 en los primeros 40 minutos de juego. No supimos atacar la zona francesa. Se nos hizo de noche. El comienzo de la prórroga daba cuenta de lo importante del envite: dos puntos llevaba España en los primeros tres minutos de la prolongación, cero tenía Francia. Muchos nervios, malas decisiones de tiro, poca claridad. Francia supo despertar a tiempo y, aunque tuvimos en una jugada el empate, los galos se alzaron con la victoria y el pase a la final.

Insisto, creo que hay que valorar en su justo término lo conseguido por este equipo, que ha mostrado luces y sombras, errores y aciertos, triunfos y derrotas. Un combinado nacional que se ha mostrado humano, más vulnerable que el que estamos acostumbrados a ver. Fundamentalmente, por las ausencias. Salvo Ibaka, que es muy joven, las otras tres bajas sensibles (Gasol, Navarro y Reyes) son de jugadores más cercanos al final de su carrera que otra cosa. Probablemente el Mundial de España de 2014 sea su última gran cita con la selección. Por eso, este Eurobasket es relevante sobre todo a la hora de valorar el recambio a esa generación irrepetible de la que hemos disfrutado estos últimos años en el baloncesto español. Y ahí es dónde debemos extraer conclusiones para el futuro. Pensar sobre qué pilares construiremos la selección del futuro, con qué criterios. Sobre todo, mentalizarnos de que vendrá un tiempo de transición difícil, porque estamos demasiado bien acostumbrados. En ese sentido, este Eurobasket nos ha demostrado que hay mucho trabajo por hacer en ese relevo futuro que vendrá, pero también que tenemos elementos para la esperanza en el futuro. Ahora, vamos a por el bronce. 

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